*Fuente y fotos: Cantabria por el Sahara
El pasado miércoles, 15 de abril, Fernando
Llorente presentaba en la librería “La Vorágine” de Santander su libro “Tiris,
espiritualidad saharaui. Conversación en Miyik”, en la que es su tercera
“aventura” editorial con Cantabria por el Sáhara, organización que se ha hecho
cargo de la edición y a la que ha cedido sus derechos para destinar los
beneficios al proyecto Bubisher (bibliotecas en los campamentos de refugiados)
y a la promoción de los Derechos Humanos en los Territorios ocupados del Sáhara
Ocidental.
En el coloquio que se abrió tras la
exposición de Fernando Llorente, Lalty, una joven saharaui presente entre el
público, nos emocionó a todos los asistentes, autor incluido. Tanto que le
pedimos que fuera ella quien redactara la reseña, petición a la que accedió
gustosa.
El lugar en el que Fernando Llorente nos
presentó su libro,” Tiris, espiritualidad saharaui. Conversación en Miyik”, no
pudo ser más evocador: La Vorágine se convirtió por unas horas en una jaima
saharaui en la que no faltaron, como no, el té y los dátiles.
Pero antes de comenzar, se rindió un breve
pero precioso homenaje al recientemente fallecido Eduardo Galeano, tan amigo de
la causa saharaui. La encargada fue Raquel quien, ataviada con su melfa, puso
voz al poema “Muros”. Más tarde, Raquel volvería a deleitarnos leyendo algunos
poemas incluidos en Tiris.
Y Fernando empezó a hablar, a adentrarnos
en el corazón de la cultura saharaui. De fondo nos acompañaba el sonido del té
y el tintineo de los vasitos. Fernando nos habló de Tiris, tan amado por mi
pueblo, ese lugar que conocemos hasta los que nunca hemos estado allí. Habló de
los elementos más cotidianos, pero esenciales, de la vida saharaui: del té, de
la pausada conversación de los hombres, de las supersticiones. En fin, de todas
las particularidades que configuran la identidad de mi pueblo.
No exagero al afirmar que esta presentación
me evocó tantísimos recuerdos, recuerdos de situaciones pasadas e incluso de
otras que ni siquiera he vivido. En fin, me hizo sentirme orgullosa de mis
raíces.
Lalty Sidi Ali
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