Jatri Adduh es presidente del Parlamento
saharaui, miembro del Secretariado del Frente Polisario, y jefe de la delegación
saharaui negociadora con Marruecos. El 26 de abril recibió el premio Gernika
por la Paz y la Reconciliación.
Jatri Adduh, presidente del Parlamento
saharaui, recibió el 26 de abril el premio Gernika por la Paz y la
Reconciliación. Lo hizo en nombre de Mohamed Abdelaziz, secretario general del
Frente Polisario, en un momento en el que el Consejo de Seguridad de la ONU
acaba de prorrogar su misión en el Sáhara Occidental, la Minurso, pero sin
potestad para velar por los derechos humanos en los territorios ocupados. En
entrevista a GARA tras ser recibido por el alcalde de Donostia, Juan Karlos
Izagirre –en la imagen–, advierte de que la paciencia de los saharauis se
agota.
¿Qué supone este premio para la causa
del pueblo saharaui?
Es un reconocimiento a la lucha, el combate
y el sufrimiento de los saharauis durante estos 40 años. Hemos dado mucho por
la paz y la justicia. En 1991, cuando la comunidad internacional y la ONU
reconocieron nuestro derecho a decidir, los saharauis aceptamos seguir nuestra
lucha por vías pacíficas. Seguiremos creyendo en ello siempre y cuando la
comunidad internacional y la ONU materialicen su compromiso.
Gernika fue destruida por las bombas en
1937. En febrero de 1976, varias localidades saharauis fueron bombardeadas con
napalm y fósforo blanco. ¿Qué supuso para usted estar en Gernika?
Gracias a la difusión de la tragedia que
vivió en 1937 y a la labor de célebres artistas y escritores, Gernika es hoy
día un referente del sufrimiento de la humanidad y de las atrocidades de la
guerra. Nosotros también hemos padecido un genocidio. Marruecos bombardeó a
civiles en Um Dreiga, Amgala, Tifariti, Smara y en otros muchos lugares. En los
últimos años se han descubierto fosas comunes que acreditan este genocidio y,
por consiguiente, nos ha conmovido estar en Gernika y que, pese al tiempo
transcurrido, se sigan escuchando las sirenas en recuerdo de esa Gernika
combatiente y también símbolo de la voluntad de vivir a pesar de las
atrocidades de la guerra.
En su discurso, comparó Gernika con Um
Dreiga.
Fue una de las localidades bombardeadas en
1976 por la Aviación marroquí, que utilizó napalm y fósforo blanco. Era una
población numerosa, compuesta principalmente por personas que habían huido de
las ciudades costeras en busca de refugio ante el avance de las tropas
marroquíes. Allí no había hombres con fusiles. Es cierto que los saharauis
hacían frente al avance de la invasión, pero en el campamento de Um Dreiga
había mujeres, niños y ancianos. Los bombardeos causaron una herida muy
profunda en la memoria de los saharauis. Tenemos testimonios e imágenes
obtenidas en los momentos posteriores al ataque aéreo que acreditan la crudeza
de los ataques aéreos. Todavía nos queda por saber el destino que corrieron
cientos de saharauis que desaparecieron durante los bombardeos y el avance de
las tropas de Marruecos. Gracias a la labor que están llevando a cabo equipos
de investigación como el que lideran Carlos Martín Beristain y Paco Etxeberria
con apoyo de instituciones vascas, hemos logrado localizar algunas fosas
comunes. Espero que, de esta forma, podamos relatar y sacar a la luz parte del
crimen que ha Marruecos ha cometido.
¿Qué les ha aportado la plena
identificación de ocho saharauis, entre ellos dos menores de edad, ejecutados
en febrero de 1976 y enterrados en una fosa clandestina?
Es muy importante. Siempre hemos hablado de
genocidio, pero el hecho de que aparezcan fosas comunes y tengamos evidencias
científicas refuerzan nuestras denuncias y nos dotan de argumentos ante la
comunidad internacional y la opinión pública. Dan testimonio para la historia
de que, efectivamente, lo que se ha cometido en el Sahara ha sido un genocidio
que los marroquíes siempre han tratado de ocultar. A Marruecos se le debe
denunciar como país que ha cometido crímenes de guerra. El procesamiento por
parte del juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz es tan solo el inicio.
¿Cómo valora la respuesta dada por Rabat
a este auto?
No cabía esperar otra reacción porque
Marruecos no quiere razonar ni reconocer los hechos. Debería reconocer las
resoluciones de la ONU avalando nuestro derecho a decidir. Marruecos parte del
engaño y de intentar ocultar las realidades. Para mí, no es importante la
postura de Rabat, sino las acciones que deberán adoptar las autoridades
españolas para que ese auto se traduzca en la captura de los criminales. Lo más
peligroso es que haya algún tipo de intervención para evitar la aplicación de
esta resolución judicial.
El Consejo de Seguridad ha renovado el
mandato de la Minurso. ¿Pero de qué sirve una misión sin capacidad para velar
por los derechos humanos?
El Consejo de Seguridad debería imponer ya
la organización de un referéndum para que el pueblo saharaui pueda expresar su
libre voluntad. Esa es su responsabilidad y el mandato que se le dio a la
Minurso en 1991. Mientras no se logre eso, la ONU debería de velar por la
situación en el Sáhara Occidental, donde desde hace 40 años se vienen
cometiendo atrocidades sin que la comunidad internacional reaccione. No existe
ninguna razón para que no vele por los derechos humanos. Si la Minurso no
organiza ese referéndum ni trata de relatar la realidad que viven los saharauis
en los territorios ocupados, su misión se limita a proteger la ocupación
marroquí. Eso es inaceptable. Por eso, reclamamos que tenga las mismas
prerrogativas que el resto de las misiones de la ONU en el mundo.
Desgraciadamente, hasta la fecha no lo hemos logrado. Pero, he decir que
estamos al límite de seguir aceptando este statu quo. No vemos una solución a la
vista, mientras Marruecos sigue oprimiendo y saqueando nuestros recursos
naturales. Son ya 24 años de espera sin que vislumbremos perspectivas reales de
una solución justa y duradera, y eso es realmente peligroso.
¿Cómo ve el futuro?
Apostamos por las vías pacíficas, pero no
descartamos ninguna opción. Estamos en la obligación de utilizar todos los
medios a nuestro alcance para seguir luchando por nuestros derechos. Lo ideal
sería que la comunidad internacional se movilice y los países involucrados, sobre
todo España, adopten una postura firme, agilicen y presionen para encontrar una
salida pacífica. Los saharauis, repito, no descartamos ninguna vía, pero una
reanudación de la confrontación bélica y de las hostilidades en el Sáhara en el
contexto actual –veáse la situación en el norte de África y en el Sahel– sería
muy peligrosa. A mi juicio, se debe de evitar llegar a ese extremo. ¿Cómo?
Dejando que los saharauis decidan su futuro en un referéndum libre y
democrático organizado por la ONU.
¿Cómo se sitúan los saharauis en este
difícil contexto?
La República Árabe Saharaui Democrática es
parte la Unión Africana. Nuestras políticas están orientadas a preservar los
territorios bajo nuestro control de todo lo que ocurre en nuestro entorno más cercano.
No son tareas fáciles pero, hasta el momento hemos podido asumirlas. Hacemos lo
posible por mantener a los saharauis lejos de ese campo de batalla en el que
confluyen guerras civiles, extremismos, bandas criminales... La mejor manera de
evitar que se mezclen todo este tipo de cuestiones es arreglando el conflicto
saharaui sobre la base de la legalidad internacional.
¿En qué situación se encuentra la
población saharaui refugiada en Tinduf?
La situación humanitaria es cada vez más
complicada porque el número de refugiados va en aumento y con ello las
necesidades, y, por contra, los recursos escasean por culpa de la crisis. Desde
el inicio, hemos tratado de aplicar políticas sociales. Hemos construido
hospitales, dispensarios médicos, escuelas... pero, en los últimos cinco años
todos estos servicios y programas se han visto afectados por la falta de
financiación. Hago un llamamiento a quienes siempre han sido solidarios con el
Sáhara para que sigan junto a la población refugiada y esos servicios humanitarios
y sociales no se vean restringidos.
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