Una línea gris se adentra en el corazón del
desierto. Es la única carretera que llega hasta Dajla, el campamento de
refugiados saharauis más aislado de los cinco que acoge Argelia. La carretera,
asfaltada, es nueva. También son nuevos los postes de electricidad que
vagamente alumbran alguna de las calles de arena. Hay oficialmente una “wilaya”
más, un campamento que –como los otros cuatro- tiene nombre de una de las
ciudades ocupadas por Marruecos, a este le ha tocado Bojador.
Sin embargo hay cosas, la mayoría, que no
cambian. La resolución que aprobó el martes Consejo de Seguridad –del que
España forma parte desde enero- sobre el mandato de la MINURSO, sigue sin
contemplar la supervisión de los Derechos Humanos. La MINURSO se creó en 1991,
cuando la ONU declaró el alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario,
representante del pueblo Saharaui. Marruecos ocupó el Sáhara Occidental en 1975
cuando el gobierno español retiró al ejército de su última colonia. La
renovación de la MUNURSO hasta el 30 de abril de 2016 ha llegado a los
campamentos en medio de la emoción por la inauguración del FiSáhara. Y no por
previsible ha sido menos decepcionante. Para el delegado del Frente Polisario
en Madrid, Abdulla Arabi, “la intransigencia de Marruecos y la complicidad de
países influyentes como Francia” han impedido que la MINURSO vele por los
derechos humanos”. Convirtiendo esta misión en la única de la ONU que no tiene
este mandato, y van ya durante 24 años. Según el Polisario, España “ha optado
por un silencio que le convierte cómplice de las violaciones de Derechos
Humanos”.
Desde los campamentos de refugiados
aplauden la implicación, cada vez mayor, de la Unión Africana en el conflicto. La
UA, además de reclamar que la MINURSO asuma la vigilancia de los DDHH, también
ha pedido que la resolución declare explícitamente la celebración del
referéndum sobre la autodeterminación, tal y como dicta su propio nombre:
Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental.
Además ha puesto en marcha un comité formado por diez jefes de estado de los
países miembros del organismo regional para presionar a la ONU a que celebre el
referéndum. Para el ministro de exteriores del Polisario, Mohamed Salem Salek,
con esta iniciativa la UA “está recordando a Naciones Unidas que la
organización regional también es garante de los Acuerdos de Paz” y que está
dispuesta a mover ficha para desencallar el conflicto pese al bloqueo constante
del Consejo de Seguridad. Marruecos es el único país del continente que se
mantiene fuera de la UA, precisamente por su desencuentro ante este conflicto.
Para el Polisario la celebración del
referéndum de autodeterminación es la única salida viable para alcanzar la paz,
según la legalidad internacional y a los Acuerdos de Paz aprobados por la ONU
en 1991. La otra propuesta, la de Marruecos, ofrece la autonomía como solución.
Y de momento ninguna de las partes contempla una tercera vía para acabar con un
conflicto que dura ya 40 años. Salem Salek reconoce que la frustración del
pueblo saharaui es cada vez mayor y que, desde hace años, los jóvenes reclaman
acción. El ministro admite “que el retorno a las armas sigue sobre la mesa”
aunque insiste en que su apuesta sigue siendo la vía pacífica de la resolución.
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