La sentencia del tribunal europeo de
justicia de Luxemburgo invalidando parte del tratado de libre comercio de
productos agrícolas entre la UE y Marruecos por extender sus ventajas a
productos provenientes del Sáhara occidental puede acabar abriendo un nuevo
periodo de inestabilidad para los intereses españoles en la zona. Las palabras
del ministro de Exteriores marroquí, Salaheddine Mezouar, cuando vino a
Bruselas a quejarse por ello, han dejado claro que Rabat no acepta en ningún
caso que Europa contradiga sus tesis sobre la antigua colonia española y que
está dispuesto a defenderlas con uñas y dientes.
Después de conocerse esa sentencia, el
lunes pasado, el ministro llegó a la capital comunitaria para una reunión
ordinaria que se convirtió en extraordinaria y que terminó con una declaración
sin preguntas con un tono más que cargado: "Hoy Marruecos se interroga
legítimamente sobre el tipo de relación que la UE quiere tener con nosotros.
Tenemos mucha ambición para esta asociación, pero la Unión Europea y sus
instituciones deben hacer prueba de coherencia en su actitud hacia Marruecos.
No podemos querer todo y lo contrario", dijo el jefe de la diplomacia
marroquí al término del Consejo de Asociación UE-Marruecos. "Si Marruecos
y Europa aspiran a construir una relación fuerte, portadora de progreso y de
esperanza, no pueden aceptar verla tomada como rehén en peripecias jurídicas
con una fuerte connotación lamentablemente política", dijo en una clara
referencia al hecho de que considera que la sentencia que invalida la
aplicación del acuerdo al territorio saharaui y a sus aguas territoriales tiene
bases ideológicas y no jurídicas.
Las relaciones comerciales con Marruecos
afectadas por este tratado representan menos del 1% del comercio exterior
europeo, pero tienen repercusiones en sectores económicos y geográficos muy
sensibles, sobre todo para España. La Alta Representante para la Política
Exterior, Federica Mogherini, se apresuró a decir que la sentencia "no
influirá en las relaciones con Marruecos" y fuentes europeas confirmaron
que la Unión Europea se dispone a recurrirla, pero también que lo hacen
"sin esperanza de ganar" porque los argumentos del tribunal son
incontestables: ningún país de la UE ni la propia Unión ha reconocido la
anexión de este territorio por parte de Marruecos, por lo que no puede ser
legal tomar decisiones sobre sus recursos sin el consentimiento de sus
habitantes. Marruecos respondió "tomando nota" del recurso, pero el
ministro advirtió que consideran que se trata de "un precedente
peligroso" que "no es útil para una relación que se ha constituido
paso a paso, con la determinación necesaria, durante más de 20 años".
Rabat tiene una opinión completamente
opuesta al tribunal y considera que se trata, ante todo, de "un problema
comunitario que compete arreglar a los europeos,"mientras que Marruecos ha
firmado de buena voluntad un acuerdo conforme a la legalidad
internacional" y que antes de su entrada en vigor, en octubre de 2012,
"fue respaldado con una gran mayoría en las diferentes instituciones
europeas". En una velada amenaza que puede afectar a otros campos dijo
esperar de sus socios europeos "que preserven la seguridad jurídica de los
acuerdos que nos ligan porque Marruecos es un país responsable", y deseó
que "se preserve el fundamento de las relaciones bilaterales".
La decisión de recurrir la sentencia
servirá para que el Tratado comercial se mantenga en vigor temporalmente en
todo lo que no afecta al Sahara, cuya aportación al comercio con Europa es
irrelevante, pero no impedirá que en su momento las negociaciones vuelvan a
estrellarse con este problema hoy por hoy insoluble. Marruecos insistirá en que
considera a todos los efectos el Sahara como un territorio marroquí y las aguas
jurisdiccionales de este deben ser incluidas como aguas marroquíes. Pero el
Frente Polisario ha logrado un gran avance, que es que el Tribunal le reconozca
su legitimidad para representar los intereses de aquel territorio en disputa.
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