Con gran profusión de declaraciones y sin
objetividad alguna, nuestros colegas de la prensa marroquí han acompañado la
visita del rey de los marroquíes a nuestro país, el Sahara Occidental, del 4 al
8 de febrero de 2016. Nuestros colegas retoman obedientemente los comunicados
de la MAP (Agencia de Prensa Marroquí) del palacio real. Sin embargo, hemos
estudiado los discursos, y no vemos que se haya pronunciado nada nuevo que
contemple una legalización de la situación. Y los saharauis no se han engañado
al ignorar esta visita hasta el desprecio.
Hemos recogido algunas opiniones de las
cuales damos cuenta a continuación.
«Yo soy ciudadana saharaui, no un súbdito
del rey de Marruecos. Si hubiera tenido ganas de perder el tiempo, hubiera ido
a ver el inmenso despilfarro de dinero. Pero no tengo tiempo que perder. Aquí
todo es complicado: hay papeleras que quedan días en la calle sin vaciar, y por
lo tanto acuden manadas de perros salvajes, así que no puedo dejar salir a los
niños a la calle. Y tengo 5. Y el agua del grifo sólo sale 2 horas al día
aunque nunca se sabe cuándo será, por lo que tengo que estar siempre en casa
para las comidas y las coladas” manifestó Degja Bellahi, de 56 años.
Nezha El Khalidi, estudiante saharaui, ha
dicho: «Este rey se cree la reina de Inglaterra, pero no tiene su clase. Lo que
hace es enmascarar la realidad, que es el robo de nuestros recursos naturales.
Que venga hasta aquí para mostrarse ante las televisiones no cambia nada al
derecho internacional. No estamos de acuerdo con que se lleven nuestros
recursos naturales, por lo tanto es ilegal y está prohibido hacerlo para todo
el mundo en tanto no se nos pida nuestra opinión y digamos que sí”.
«Las Darrás, aquí todo el mundo puede
comprarlas. Y los marroquíes las llevan cuando viene el rey. Tienen consignas
para hacerlo” nos confía Zainab Abied, profesora saharaui.
Lalia Fakhouri, de 25 años, ha subrayado:
“probablemente haya saharauis entre las masas. Ya conocen el chantaje que se da
por aquí. Si los más pobres no van, pierden la tarjeta de promoción nacional, y
entonces no les queda nada para vivir salvo la ayuda de la familia que suele
ser tan pobre como ellos”.
Se dice que los colonos marroquíes vestidos
con la Darrá y la Mehlfa, esperaban cumplidamente a su rey en el aeropuerto
para pedirle licencias de taxi o quejarse del Wali (gobernador), lo que hubiera
molestado a este rey, venido a pavonearse. Por consiguiente, Mohamed 6 habría
rechazado inaugurar el nuevo nombre de la avenida de Smara: el suyo.
Los diplomados en paro de Smara y Bujador
tenían que exponer recriminaciones mucho más cruciales para su porvenir, lo que
hacen manifestándose en la calle. Y esa puede ser la razón por la que el rey de
los marroquíes no ha visitado precisamente estas ciudades del Sahara
Occidental.
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