El conflicto del Sáhara Occidental vive una
nueva escalada de la tensión a raíz de las últimas medidas anunciadas por
Marruecos, que amenazan con impedir las funciones de la misión de las Naciones
Unidas en la antigua colonia española y que podría dar un serio revés al
proceso político. Rabat pide la retirada en un plazo de tres días de 84
miembros del operativo, en su mayoría personal civil de la ONU. Los miembros
del Consejo de Seguridad se comprometieron este jueves a trabajar por la vía
bileteral para tratar de enderezar la crisis.
El origen del choque está en unos
comentarios del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en los que calificó
de “ocupación” la situación actual del territorio. La reacción de Marruecos fue
inmediata, al anunciar una reducción “significativa” de su participación en la
Misión de Naciones Unidas para el referendo en el Sáhara Occidental (Minurso).
La lista entregada a los responsables de la misión de cascos azules incluye a
tres miembros de la Unión Africana.
Rabat también había anunciado esta semana
que iba a estudiar la retirada de los más de 2.300 militares que tiene
repartidos en las misiones de Naciones Unidas en Costa de Marfil, la República
Democrática del Congo y la República Centroafricana, pero este jueves desistió
y anunció que mantendrá sus tropas desplegadas.
“Estas medidas impedirán seriamente el
funcionamiento de la Minurso”, señaló el portavoz de la ONU, Stephan Dujarric,
quien se declaró sorprendido por la respuesta airada de Marruecos, que no tiene
precedentes. “Adoptaremos las medidas que sean necesarias para asegurar que la
misión cumple su mandato”, añadió. El secretario general procedió ya a cancelar
el plan inicial de viajar a Rabat.
Dujarric considera que la acción unilateral
de Marruecos choca claramente con las obligaciones internacionales que tiene el
país como miembro de la ONU y plantea un reto a las decisiones del Consejo de Seguridad.
La Minurso tiene como misión supervisar el alto el fuego de 1991 y ayudar a las
partes en conflicto a organizar un referéndum sobre el futuro de Sáhara
Occidental.
Proceso político
El Consejo de Seguridad celebró este jueves
una reunión a puerta cerrada para tratar de rebajar los ánimos entre las
partes. El diplomático angoleño Ismael Gaspar Martins, que preside este mes los
trabajos del órgano que vela por la paz y la seguridad, espera que se trata de
“un malentendido” y que la discusión entre los miembros permita “encontrar
algún tipo de reconciliación”.
Dujarric dejó claro que en ningún caso se
trata de discutir el repliegue de la Minurso. “Realmente esperamos que este no
sea el final del proceso político”, recalcó. La misión de la ONU en el Sáhara
Occidental está compuesta por 482 efectivos, de los que 246 son civiles. Lo que
se espera ahora es que el enviado Christopher Ross sea capaz de ayudar a
reconducir la situación.
Un año tras otro, el Consejo de Seguridad
procede a renovar el mandato de la misión de cascos azules pero sin que se
logre un progreso en la solución a cuatro décadas de disputa. Este
estancamiento, como insisten desde fuentes diplomáticas, tiene implicaciones
para la estabilidad y la seguridad de la región por la amenaza de las
actividades extremistas en los países vecinos.
El presidente dijo al finalizar la reunión
que los países tratarán de "estabilizar" la situación por la vía
bilateral con Marruecos. "Todos los problemas tienen una solución",
indicó. Antes de producirse el encuentro informativo, el representante del
Frente Polisario advirtió de que si Naciones Unidas abandona el territorio, se
corre el peligro de que se reanude el conflicto armado.
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