Fuente y fotos: Cantabria por el Sahara, 31 de agosto de 2016
¿Es compatible la alegría con el adiós? ¿Y
la pena con la diversión? Si el adiós es un hasta pronto o un hasta siempre, si
la pena no es abatimiento ni desesperanza sino un estadio previo por el que
atravesamos para resurgir de nuevo, decididamente sí.
Y así lo pudimos experimentar el pasado
domingo quienes nos dimos cita en el Parque de La Cantábrica (El Astillero)
para celebrar una jornada de convivencia con los niños y niñas saharauis del
programa Vacaciones en Paz y sus familias de acogida y rendir homenaje a
nuestra compañera Maite, fallecida el pasado 9 de agosto. Para los pequeños
saharauis, la jornada era su fiesta de despedida ya que el próximo día 5
regresarán a los campamentos de Tinduf. Y para todos los presentes un hasta
siempre a nuestra compañera y amiga.
Aunque el día amenazaba lluvia, la gente
fue llegando a lo largo de la mañana bien pertrechada con toda clase de viandas
entre las que era obligada la presencia de la tortilla. La primera cita de la
gente menuda era con las piscinas municipales, de acceso gratuito por gentileza
del ayuntamiento de El Astillero. Después de reponer fuerzas, aún hubo tiempo
para otro chapuzón antes de disfrutar de las aventuras de “Gusanito” y el gallo
“Kirico”, salidas de la magia de la palabra y el gesto de nuestro querido
Alberto Sebastián. Y cuando todavía nos estábamos preguntando que había sido de
Gusanito, nuestros amigos de la Asociación Cultural Octubre ya nos estaban
preguntando por qué lloraba la talha e invitándonos a vestir los árboles del
parque con los colores del Sáhara Occidental. Y allí quedaron, elegantemente
vestidos, con la única condición de que los lleven con ellos hasta lo más alto
para que la gente que los vea pueda decir: esa es la bandera de un país libre
donde los árboles son respetados.
Y llegó el momento de hablar de Maite y con
Maite. En primer lugar lo hizo Alisalem Babeit, subdelegado saharaui en
Cantabria, quién traslado a la familia y amigos el pesar del Pueblo Saharaui
por la pérdida de una gran luchadora, madre, hermana y amiga de muchos
saharauis. Ricardo Gayol, responsable del Area de Paz y Solidaridad de IU
Toledo, que estuvo acompañado de otros compañeros y compañeras de militancia,
dio testimonio del papel jugado por Maite en el Area de Paz y Solidaridad de
Izquierda Unida, desde donde trabajó activamente en pro de la causa saharaui.
Hassanna Aalia, con quien compartió momentos difíciles en El Aaiún ocupado, fue
la voz de los activistas y de los presos políticos saharauis, una voz que
hablaba desde la incipiente amistad surgida de aquellos momentos, consolidada a
lo largo de los últimos años en multidud de encuentros en Cantabria o cualquier
otro punto de la geografía donde se reivindicara un Sáhara Libre.
Gabriel Herrería, que compartió con ella
los primeros pasos de Cantabria por el Sáhara, arropado por un grupo de
compañeras, habló de esos primeros momentos y del devenir de la asociación. Y
desveló el misterio del por qué Maite seguía en la brecha a pesar de las
decepciones y de los desencuentros: “cuando fallen los demás, cuando fallemos
nosotros, siempre quedará la justicia de la causa saharaui”.
De las palabras que su hijo Jorge dirigió a
los presentes en nombre de su familia, lo mejor que se puede decir es que son
de lectura recomendada para quienes comparten su vida con una persona tan
comprometida política y socialmente como lo estuvo Maite.
Merche del Campo, compañera en Cantabria
por el Sáhara y en IU fue la encargada de cerrar este capítulo de la jornada
con la lectura del poema “Son mi gente”, “rescatado” por Luis, su marido, entre
las pertenencias de Maite. Y después de cantar a coro “el pueblo unido jamás
será vencido” y cuando empezaban a sonar los primeros acordes de la guitarra de
Jhetró Legrand, llegó la lluvia, como si hubiera estado respetando la palabra,
como si las nubes no hubieran podido soportar su carga emotiva.
Pero la lluvia no consiguió estropear el
fin de fiesta y después del tiempo justo para trasladar lo necesario a una zona
cubierta, pudimos seguir disfrutando de la música siempre comprometida de Jhetró
Legrand, del rap reivindicativo de los chicos de Jarcia Sucio y de esa
explosión de energía positiva que se produce cuando aparece Mario San Miguel
“armado” de una guitarra.
Fue un magnífico cierre para una jornada
cargada de emociones.
Gracias a todas las personas que la
hicisteis posible.
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