EFE – Rabat; 06/02/2017
El Gobierno de Marruecos advirtió hoy de que
la Unión Europea debe "clarificar su posición" y terminar con
"las discordancias" con respeto al país magrebí, pues de lo contrario
se arriesgará a consecuencias tanto en el plano comercial como migratorias.
En una entrevista telefónica con Efe, el
ministro de Agricultura, Aziz Ajanuch, uno de los políticos con más proyección
en Marruecos, dijo lamentar las "disonancias" entre los distintos
organismos de la Unión, cuando lo que su país espera es "una señal
política" que "reconozca el papel de Marruecos" y "el
esfuerzo extraordinario que hacemos -dijo- en la frontera sur".
El ministro, sin citar casos concretos, señaló
que "ciertos barcos marroquíes han sido ralentizados en algunos puertos europeos",
algo que imputó a la actividad de "nuestros adversarios y enemigos"
(en referencia al Frente Polisario y sus aliados), lo que ha ocasionado
"perjuicios" a los exportadores, añadió.
Aunque no lo citó, el ministro podría
referirse al barco Key Bay, cargado con aceite de pescado procedente del
Sáhara, que el pasado 15 de enero, cuando estaba en el puerto de Las Palmas de
Gran Canaria para cargar combustible, fue objeto de una inspección de la
Guardia Civil tras una denuncia de Izquierda Unida de que transportaba
"ilegalmente" un producto procedente del Sáhara. La inspección duró
solo unas horas.
"No queremos pasar el resto de nuestro
mandato yendo a los tribunales de las distintas ciudades de la UE, siendo
bloqueados aquí o allá -advirtió Ajanuch- Nosotros queremos trabajar, y que
nuestros agricultores no estén en la incertidumbre, sin saber qué les pasará
mañana cuando sus productos agrícolas o pesqueros lleguen a las fronteras de la
Unión Europea".
Para Ajanuch, esta situación se está
produciendo porque en el seno de la UE hay "discordancias en lo referente
a Marruecos entre la Comisión, el Consejo, las cortes de justicia y los
eurodiputados, pero eso no es problema nuestro; ¡que los arreglen entre
ellos!", exclamó.
El departamento que dirige Ajanuch publicó hoy
un duro comunicado en el que advertía de las "graves consecuencias"
que causarán las "trabas" al acuerdo agrícola firmado en 2012, que
fue parcialmente anulado por un tribunal en diciembre 2015 (precisamente por
incluir al Sáhara Occidental), aunque el Tribunal de Justicia Europeo invalidó
ese fallo el pasado diciembre.
Para Ajanuch, más allá del preámbulo de la
sentencia (donde se diferenciaba entre Marruecos y el Sáhara) "hay ahora
un veredicto muy claro, que pone el acuerdo en su fase inicial", por lo
que Marruecos "no va a aceptar que ahora cada uno quiera interpretarlo a
su manera (...) Hay una actitud en la UE que nos está confundiendo",
añadió.
Las "consecuencias" sobre las que
advierte Marruecos en caso de no encontrar una clarificación están en dos
frentes: comercial y migratorio.
En lo comercial, Ajanuch -un hombre muy
próximo al rey Mohamed VI- lo expuso así: "Si no tenemos una respuesta
clara a estas incertidumbres, es normal que demos la espalda y miremos a otro
lado".
En su comunicado previo, se citaban
concretamente Rusia, China, el Golfo Pérsico y el continente africano como los
lugares hacia los que Marruecos podría diversificar su comercio, hasta ahora
centrado en los intercambios con el territorio de la UE en casi un 70%.
Pero las consecuencias también pueden afectar
a la gestión de la emigración: "¿Cómo queréis (los europeos) que hagamos
el trabajo de bloquear la emigración africana y hasta la marroquí si hoy Europa
no quiere trabajar con nosotros?", se preguntó.
"¿Por qué vamos a seguir haciendo de
gendarmes y darles empleo (a los africanos establecidos en Marruecos)? ¿Para
exportar adónde? El problema de la emigración es muy costoso para Marruecos, y
Europa debe apreciarlo en su justo valor", advirtió Ajanuch.
Para el ministro, el actual malestar de su
país con la Unión Europea necesita resolverse con "una señal
política" hacia Marruecos: "La UE debe decir clara y seriamente si
quieren un socio sólido y creíble con quien trabajar".
Las palabras de Ajanuch parecen demostrar que
la crisis entre Marruecos y la Unión Europea, que mantuvo las relaciones
institucionales congeladas durante todo 2016, está todavía lejos de cerrarse.
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