Gráfico: Por un Sahara Libre |
Fuente: Piensa Chile. Por Cristina Martínez
Benítez de Lugo, 16 septiembre 2017
A las 4,30 / 5 h de la madrugada del día
16, se han llevado a los presos de Gdeim Izik, que estaban en la cárcel
marroquí de Aarjat, al oeste de Salé. Sólo han dejado allí a Naama Asfari.
Un día después, creemos saber esto:
A la cárcel de Kenitra van: Lejfauni, Sbai,
Zawi, Boutenguiza, Burial, Abaha.
A la cárcel de Oukacha, en Casablanca, va
Laroussi.
De los demás, once personas, no se conoce
su paradero. Nadie puede dar una información segura. Lo que está claro es que
les están dispersando.
Las familias no tienen datos. Me imagino la
angustia que tienen que estar pasando. ¿Estas cosas no se avisan con algún día
de antelación? Desde las 5 de la mañana que les sacaron de allí, está cortada
la comunicación con las familias. Normal, dentro de la aberración que supone
cualquier cosa relacionada con este juicio. Y con este pueblo.
Ellos habían pedido su traslado a El Ayún,
para estar cerca de sus familias. Es su derecho. Nosotros también alejamos a
presos de sus familias. Será por cosas así por lo que somos tan amigos y tan
primos del poder marroquí.
El caso es que la respuesta no ha sido
complaciente. Les han dispersado. Es un castigo adicional. El estar juntos,
forzosamente les tiene que dar moral para seguir luchando y mantenerse enteros.
Banbari, el periodista saharaui de Équipe Média, en la cárcel por nada, o sea
por contar lo que pasa, está con presos peligrosos que se divierten
humillándole. Eso denuncian sus allegados.
Y ni siquiera sabemos dónde están. No hay
noticias. Esto es un secuestro.
Nada nos puede extrañar. Marruecos se crece
siempre un poco más en su injusticia porque sabe que le aplaude la Comisión
Europea. El juicio de Gdeim Izik merecía varios observadores sólo de la
Comisión, allí, permanentes. Y merecía una crítica dura e inmediata antes
siquiera de entrar en análisis jurídicos. Porque la cosa es tan de bulto que
estremece a cualquiera.
Pero ahí la tenemos, buscando la manera de
esquivar la sentencia del TJUE, reconociendo públicamente que quieren comerciar
con Marruecos los productos del Sahara Occidental.
Y está lo de Deida.
Están desbocados. Este apoyo a su fascismo
nos convierte en fascistas. Pronto será demasiado tarde para todos.
Fuente: Porunsaharalibre, 17 de septiembre
de 2017
En la madrugada del sábado 16 de
septiembre, 18 de los 19 presos del Grupo de Gdeim Izik fueron arbitrariamente
trasladados de la cárcel sin previo aviso. Según información de las familias de
los presos Naama Asfari fue el único que quedó en la prisión de El Arjat, Abdel
Jalil Laaroussi fue llevado a la prisión de Okacha en Casablanca y un grupo de
seis presos: Sidi Abdallahi Abbahah, Houcein Zawi, Abdallahi Lakfawni, Ahmed
Sbaai y Mohamed Bourial fueron llevados a la cárcel de Kenitra.
Once presos están desaparecidos desde hace
más de 24 horas, ni las familias ni los abogados fueron informados del lugar
donde se encuentran.
Esta transferencia se produce a pocos días
de la visita de la sub comisión contra la tortura de las Naciones Unidas a
Marruecos.
Las autoridades marroquíes intentan con
esta maniobra dificultar el contacto entre la sub comisión de la ONU y el grupo
de Gdeim Izik y también debilitar la capacidad de reivindicación del grupo
Recordamos que Marruecos “ocultó” al preso
Abdel Jalil Laaroussi, entre los presos de delito común en 2014 cuando el grupo
de trabajo sobre las detenciones arbitrarias visitó la prisión de Salé, Rabat.
Abdel Jalil Laaroussi había sido violentamente torturado durante meses y con
esta maniobra Marruecos impidió el contacto entre el activista y el grupo de
trabajo de la ONU.
Pasadas más de 24 horas desde el traslado, continúan
en paradero desconocido: Sidahmed Lemjeyid, El Bachir Khadda, Mohamed Lamin
Haddi, Abdallahi Toubali, Mohamed Tahlil, Hassan Dah, Cheik Banga, Brahim
Ismaili, Mohamed Bani, Mohamed Lefkir y Khouna Babeit.
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