Brahim Hameyada, director de la Academia de
Idiomas Unamuno, acreditada por el Instituto Cervantes, censura que el Gobierno
central "siga mirando para otro lado" mientras el español retrocede
y, en dos generaciones, podría diluirse.
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Fuente: El dia.es Morales 25/ene/18
Las heridas de la salida de España del
Sáhara no son solo políticas y profundas, sino culturales y lingüísticas. Tanto
que, si bien la población saharaui en general, en los territorios ocupados y en
los campamentos, aún habla el español en un 60%, ese porcentaje está en riesgo
y podría reducirse de forma alarmante si no se toman medidas. Así lo advierte
Brahim Hameyada, impulsor y director de la Academia de Idiomas Unamuno, centro
que abre en 2012 y que en 2016 es reconocido como oficial por el Instituto
Cervantes, pero que teme que, en dos generaciones, un idioma que sienten como
propio quede en un lugar más que secundario por el avance del francés y la
desidia de "los sucesivos gobiernos españoles", que nunca les han
ayudado "ni económica ni moralmente".
Invitado por el profesor de Sociología en
la Universidad de La Laguna, Francisco Déniz, este apasionado del español pasa
unos días en Tenerife. En el despacho universitario del también diputado
regional de Podemos, explica a El Día una situación idiomática que le preocupa
cada vez más y que lo hace ser pesimista sobre el futuro del español en el
Sáhara si no se toman medidas. Según subraya, "Francia invierte mucho en
su cultura en esta zona. Está mucho más orgullosa de su pasado colonial que
España y el francés está avanzando muchísimo, sobre todo porque se estudia como
enseñanza obligatoria desde tercero de Primaria".
Por el contrario, el español se convirtió
en asignatura optativa en 1998, lo que supuso una mejora tras su abandono total
desde 1978, pero insuficiente para que el idioma de padres y abuelos no vaya
decayendo entre las nuevas generaciones saharuis. "Con la salida de España
-explica-, hubo un acuerdo con Marruecos para mantener la enseñanza del
español, pero, desde el curso 78-79, se ha incumplido por completo".
En 2002, Hameyada decide crear la
Asociación Cultural Río de Oro (Villa Cisneros) para, junto a otras entidades
similares, tratar de paliar el declive del idioma. Diez años después, y tras
completar sus estudios de español, al matricularse en 2006 y acabar Filología
Hispánica en Rabat, ya que antes solo tenía un nivel de Secundaria, se lanza a
fundar su academia. Al poco, en 2016, logra ser reconocido como centro del
Instituto Cervantes y, desde entonces, ha formado o examinado de manera oficial
a unos 370 alumnos, a los que se les entrega el Diploma Español de Lengua
Extranjera (Dele). Según remarca, con su academia y otras asociaciones, el
número de estudiantes saharauis y el interés por el español "no ha bajado
en estos últimos años, pero tampoco ha subido". Por eso, por la pujanza
del francés y el "total desinterés del Gobierno español", teme que, a
la larga, las nuevas generaciones acaben sin conocerlo ni hablarlo, por más que
se mantenga un porcentaje mucho más pequeño que sí.
"Hay jóvenes que, porque ven como lo
hablan sus padres y abuelos, lo sienten como algo propio, como un patrimonio
cultural, y quieren aprenderlo, pero el problema es a largo plazo". En
este sentido, no solo lamenta la dificultad para explicar la situación a las
autoridades españolas o, incluso, canarias, sino la falta total de apoyo
económico y moral. Su academia se costea, principalmente, con las matrículas
que abonan sus estudiantes o los que simplemente quieren o necesitan examinarse
para obtener el título, pero carece de ayudas externas y le resulta imposible
ofrecer becas.
Por supuesto, Hameyada vincula estos
obstáculos y riesgos futuros a la situación de bloqueo político respecto al
Sáhara Occidental, pero subraya "que la cultura no tiene barreras y esto,
más allá de la política, es una cuestión cultural, pues sentimos el español
como algo propio, como algo a mantener".
Escaso apoyo de partidos y muy débil en las
Islas
En una etapa en la que, por Cataluña,
muchos balcones de España se llenan de banderas y en la que partidos como Cs
reflotan con una defensa acérrima de lo español, su idioma y su supuesta
persecución o debilidad por el soberanismo, a Hameyada le llama la atención el
total desinterés por la causa saharaui, ya no solo política, sino en pro de la
lengua de Quevedo o Galdós. Una situación que, según recalca, "nos lleva a
la impotencia porque muchos reconocen que es algo inaceptable, como nos dice el
director del centro Cervantes en Rabat, pero ningún gobierno o partido han
hecho algo". Tampoco ha visto mucho apoyo en Canarias, si bien subraya un
curso intensivo desarrollado junto a la Universidad de Las Palmas, que desplazó
a 2 profesores. De resto, y salvo apoyos como el de Déniz, "más bien
nada".
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