lunes, 3 de diciembre de 2018

Eurodiputados acusados de cabildeo a favor de Marruecos


*Fuente: Faro de Vigo. Fito Álvarez Tombo. Ponteareas 02.12.2018
Los eurodiputados Patricia Lalonde (Francia), Ramona Nicole Manescu (Rumanía), Frédérique Ries (Bélgica) y Gilles Pargneaux (Francia) forman parte del consejo de administración de la Fundación EuroMedA, una fundación con lazos directos con el liderazgo marroquí. Hasta aquí cualquiera podría pensar que esto entra dentro de las posibles actividades de cualquier persona dedicada a la política internacional.
El problema viene cuando dichos eurodiputados participaron directamente en el proceso de aprobación parlamentaria en curso del Acuerdo de Liberación del Comercio UE-Marruecos con el Sáhara Occidental y el Acuerdo de Asociación UE-Marruecos, y por su pertenencia a la citada fundación han estado muy activos en la defensa de los intereses marroquíes, sin haber informado al Parlamento sobre sus conflictos de intereses, suponiendo esto una grave infracción del artículo 4.2. d) del código de conducta.
La actividad de estos diputados levanta demasiadas dudas sobre su neutralidad y ofrece muy pocas dudas a la hora de defender los intereses de Marruecos en lo que respecta a los acuerdos y alianzas con este país y el incumplimiento de las sentencias emitidas por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la no inclusión del Sáhara Occidental y sus productos y recursos.
Un escándalo este que deja muy claro hasta dónde está dispuesto a llegar Marruecos para intentar legalizar la ilegal y cruel ocupación de Sáhara Occidental y el expolio de sus números y ricos recursos naturales.
Al gobierno marroquí no le tiembla la mano a la hora de gastarse millones de euros en su lobbies repartidos por todo el mundo a pesar de ser un país en vías de desarrollo, pobre y atrasado en muchos aspectos, donde los bajos salarios, el desempleo y el analfabetismo profundizan la desigualdad. Un país donde se violan los derechos humanos de una manera sistemática y donde los presos políticos son torturados y acusados con testimonios obtenidos bajo tortura, tal y como denuncian diferentes organizaciones internacionales.
La institución europea debería cortar de raíz estas maniobras que provocan desconfianza y ensucian su imagen dejando en entredicho los principios de transparencia, igualdad y ética por la que se debe regir.

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