*Fuente: Cuartopoder. Por Miguel Muñoz. 16
de febrero de 2020
El próximo 27 de febrero se cumplirán 44
años de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática. En medio de
un conflicto armado que había comenzado el año anterior con la invasión
marroquí del territorio del Sahara Occidental, el Frente Polisario fundaba su
Estado. Un proyecto que, casi cinco décadas después, el pueblo saharaui sigue
sin ver materializado en su territorio. La mayoría de su población sobrevive en
los campamentos de población refugiada de Tinduf (Argelia). Otra gran cantidad
de saharauis resisten en los territorios ocupados por Marruecos y que fueron la
provincia 53 española hasta 1975.
Otros muchos viven en diferentes países del
mundo. Entre ellos, numerosos representantes del Frente Polisario, los
representantes saharauis desde que se iniciara el conflicto. Hace unos días el
gobierno saharaui, cuyo presidente actual es Brahim Galli, renovó sus cargos.
La que hasta estos momentos era delegada del Frente Polisario en España, Jira
Bulahe, deja paso a Abdulah Arabi (El Aaiún, 1966). En 1985 escapó de Marruecos
a través de Ceuta, donde formó parte del conocido “grupo de los 21” que
pidieron asilo político en España. Ha sido delegado en Castilla y León, Madrid
o Euskadi. Cuartopoder habla con él de sus nuevas responsabilidades, la
actualidad del conflicto y las expectativas ante el gobierno de coalición
progresista.
-¿Cómo afronta este nuevo papel que le
ha encomendado el Frente Polisario?
-Es una gran de responsabilidad. Trataremos
de responder a las exigencias de esta responsabilidad y trataremos de seguir
consolidando el trabajo realizado hasta el momento en aras de conseguir más
apoyo, cooperación y solidaridad con la lucha de nuestro pueblo. Y tratar de
recordar en cada momento también la responsabilidad histórica que tiene el
Gobierno de España en este conflicto.
-Más de 45 años después, ¿en qué punto
está actualmente el conflicto?
-Por un lado, la situación es complicada
por la falta de avances en cuanto a la búsqueda de la solución. Lo que siempre
predomina en cada valoración es en qué punto nos encontramos de cara a la
solución definitiva de este conflicto que ya dura demasiado. No se ha avanzado
mucho debido fundamentalmente a la falta de acción de la ONU y su Consejo de
Seguridad. Y por la intransigencia y bloqueo al que tiene Marruecos sometido a
cualquier tipo de avance en el plan de paz de la ONU. En esto también cuenta
con la complicidad de los países influyentes, entre ellos España y Francia.
-Lo que más se conoce en España es la
vida en los campamentos de población refugiada en territorio argelino. ¿Cómo
consideras que es la situación que viven hoy en día? Hemos visto a lo largo de
los últimos años denuncias de recortes en cooperación.
-Los años de crisis económica, que todavía
no se han superado, han hecho mucha mella en la cooperación con los
campamentos. Ha habido muchos recortes, ha desaparecido incluso totalmente la
cooperación en algunos lugares. Eso ha dejado muchas consecuencias. En estos
momentos estamos prácticamente viviendo al día. Hay una reducción sobre todo de
la canasta básica que es necesaria para la supervivencia de la población
refugiada. Escasean también los medicamentos. La situación desde el punto de
vista humanitario es de emergencia. Requiere de una intervención urgente porque
hay que recordar que mientras no se logra esa solución política es sumamente
necesario asistir a las personas refugiadas en cuanto a lo básico:
alimentación, sanidad y educación. Seguiremos trabajando también en esta línea
para tratar de hacer la vida más llevadera en esos campamentos.
-En todo caso, las personas que hemos
ido en los últimos años a los campamentos hemos visto ciertos avances. Y aquí
hay un debate dentro de la población refugiada sobre lo que significa tener
electricidad en cada vez más jaimas, tener acceso a internet, etc. ¿Entiendo
que, a pesar de esta situación de provisionalidad, cualquier avance es bueno?
-Es un debate que no puede estar alejado
del surgimiento de cualquier tipo de economía. En este caso, nosotros lo que
tratamos siempre es que las personas refugiadas tengan una vida digna. Sabemos
que los campamentos no es el lugar definitivo donde queremos vivir, pero
mientras no podamos recuperar nuestro país, que está ocupado por Marruecos,
pues tenemos que seguir ahí. Cualquier avance o elemento que pueda hacer más
llevadera y aliviar esa situación de exilio es bienvenido. Es verdad que eso
también puede interpretarse en cierto sentido como que puede generar
desigualdades, pero nosotros no podemos vivir ajenos o aislados del mundo donde
nos encontramos. Evidentemente vivimos de la ayuda internacional, pero tratamos
de poner lo más elemental para que en los campamentos puedan soportar esa
espera. Es una espera muy larga que dura demasiado tiempo, pero no queremos
transformarlo en un modo de vida definitivo. Simplemente con ese carácter de
provisionalidad tratamos de seguir resistiendo hasta conseguir nuestros
objetivos finales de libertad e independencia.
-Otra parte de la población vive en los
territorios del Sahara Occidental ocupados por Marruecos. Las informaciones que
llegan sobre esa zona son mucho menores. Informes de organizaciones de DDHH
denuncian que la represión es continua. Sin embargo, no se logra romper el
silencio mediático, prácticamente ningún periodista ha podido acceder allí y no
es un tema recurrente en tertulias. ¿Cómo se vive actualmente?
-Es triste porque en la zona ocupada se
vive desde hace mucho una situación de represión total. Y con la absoluta
ausencia de observadores internacionales o medios de comunicación. No porque no
hayan intentado acceder sino porque Marruecos impide cualquier acceso. Eso
demuestra que Marruecos oculta atrocidades y violaciones sistemáticas de los
derechos humanos. E impide cualquier intento de acercarse a ese territorio para
trasladar de primera mano la información de qué pasa allí. Esto también lo
vemos con la absoluta ausencia de cualquier tipo de presión por parte de países
que pueden hacerlo. De hecho, lo que intentan es preservar unos intereses
económicos ilícitos con Marruecos porque lo que hacen son negociar recursos del
Sahara Occidental. Es muy triste decirlo, pero asistimos a una supeditación de
los intereses económicos sobre los DDHH. Y ya no estamos hablando de las
reivindicaciones legítimas del pueblo saharaui, sino simplemente DDHH. Los DDHH
nunca pueden estar por debajo de los intereses económicos, pero lamentablemente
no es así.
-Tenemos nuevo Gobierno de coalición en
España entre PSOE y Unidas Podemos. Tanto Podemos como IU han sido firmes
aliados del pueblo saharaui. Sin embargo, en el acuerdo de gobierno no se
mencionada nada del Sahara. ¿Os sentisteis decepcionados? ¿Qué esperáis del
nuevo gobierno en relación al conflicto?
-Evidentemente nosotros, como siempre lo
hemos hecho y en este momento no va a ser una excepción, depositamos una
esperanza en cualquier nuevo gobierno. También en este. En este caso es un
gobierno de coalición por primera vez en la historia y en el que están partidos
que también se han destacado por las reivindicaciones legítimas del pueblo
saharaui. Intentaremos trabajar en esa dirección, trataremos de darles la
oportunidad de trabajar para poder enmendar este error histórico de la política
exterior española. Nosotros al fin y al cabo siempre hemos expresado que la
responsabilidad del Gobierno de España en el conflicto es patente. Por tanto,
sigue siendo la administradora del territorio mientras no se resuelva el
proceso de descolonización. En ese sentido vamos a trabajar. La historia nos ha
demostrado que muchas veces se han posicionado los partidos a favor de nuestras
reivindicaciones pero cuando han llegado a ejercer el poder, bajo ese pretexto de
que nosotros nunca vamos a comprender de la política de Estado, se han ido del
lado de las pretensiones anexionistas de Marruecos.
Esperamos y deseamos que esta nueva etapa
constituya un camino nuevo, un recorrido para hacerlo juntos e intentar, por un
lado, aplicar la legalidad internacional y, por otro, ofrecer al pueblo
saharaui la posibilidad de decidir. Nosotros no estamos en contra de que ningún
gobierno tenga una política de buena vecindad y entendimiento con Marruecos,
pero lo que no aceptamos es que la consecución de esa política sea siempre en
detrimento de nuestras aspiraciones. Por tanto, le vamos a dar una oportunidad al
nuevo Gobierno pero también estaremos vigilantes y cautos.
-Entiendo que todavía es pronto para
haber mantenido contactos. ¿Qué gestos o acciones podrían empezar a realizarse
desde el nuevo Gobierno? ¿Por dónde van a ir las primeras conversaciones?
-Contactos todavía no hemos empezado porque
estamos en proceso de traspaso de las delegaciones. El primer paso será
trasladarles lo que acabamos de hablar y, dentro de la complejidad del tema,
tratar de ayudarles para que puedan reconocer la responsabilidad que tiene el
Estado español en este conflicto. Y actuar en consecuencia. Trataremos de
decirles que esta responsabilidad pasa por trabajar de una manera firme y
contundente en la exigencia de la aplicación de la legalidad internacional.
Trataremos de pedirles que mientras ese paso político no se dé, es necesario
seguir asistiendo a la población refugiada. Por otro lado, hay que denunciar
las violaciones de DDHH y hay que pedirle al gobierno de Marruecos
explicaciones cuando delegaciones españolas intentan acceder al Sahara y son
expulsados. En este sentido se va a centrar nuestra acción aparte del trabajo
con todo el arco parlamentario, donde trabajaremos todo tipo de iniciativas.
-Hace unos meses se anunció una alerta
de posible atentado en los campamentos. El Frente Polisario dijo que no tenía
esa información. ¿A qué crees que se debió ese anuncio? ¿Son seguros los
campamentos?
-Fue un anuncio sobre unas informaciones
infundadas y que no concuerdan con la realidad que se vivía en esos
campamentos. Consideramos que fue producto de la reunión que mantuvo el
ministro de Exteriores en aquel momento, Josep Borrell, con el ministro
marroquí. Me imagino que él solicitó ese anuncio en vísperas de la visita de un
grupo considerable de cooperantes españoles a los campamentos. Y por otro lado,
para preparar el terrena para evitar que en el Congreso del Frente Polisario
que se celebró en diciembre hubiera una presencia masiva de delegaciones
extranjeras. Nosotros denunciamos esa maniobra y el tiempo nos ha dado la razón.
Durante aquellas fechas se desplazaron más de 500 personas a los campamentos. Y
en el Congreso del Polisario hubo presencia de delegaciones de muchos países.
Por tanto, una vez más hemos demostrado que la única pretensión que tenía esa
alerta era evitar que la solidaridad con el pueblo saharaui siguiera creciendo.
Pero no lo han conseguido.
Nosotros con esto no queremos decir que los
campamentos sean la parte más segura del mundo pero por lo menos es una parte
que controlamos nosotros y Argelia de una manera férrea. Ha quedado demostrado
durante estos últimos años que el riesgo que existe no es para hacer una alerta
de esa manera. Una vez más el gobierno de España se pone al servicio de las
pretensiones de Marruecos y de intentar asociar a la noble lucha y resistencia
del pueblo saharaui con algo tan repugnante como es el terrorismo.
-También hemos visto algunas noticias
sobre terrorismo yihadista en el Sahel y grupos donde tienen presencia
saharauis. El Polisario cree que hay una intencionalidad por parte de Marruecos
en relacionar a los saharauis con el terrorismo yihadista
-Una vez más los medios de comunicación
españoles tienen la intención de asociar la lucha del pueblo saharaui de manera
general y al Frente Polisario en particular con algo tan deleznable como el
terrorismo. Lo han intentado por activa y pasiva durante años. Tanto los
organismos internacionales como servicios secretos de muchos países han
demostrado que el Polisario no ha tenido ninguna vinculación con el terrorismo.
Es más, el Frente Polisario siempre ha colaborado en las misiones de seguridad
en la zona donde se encuentran los campamentos, el Sahel. Hemos aportado
nuestro granito de arena en la seguridad internacional. Tenemos cooperantes de
muchas ongs que están allí trabajando con un protocolo de seguridad que está
funcionando perfectamente.
Por tanto, esto es una vez Marruecos con
sus pretensiones y unos medios de comunicación al servicio de ese lobby
promarroquí que existe en España. No es la primera vez y no será la última.
Nosotros seguiremos desmintiendo y denunciando estos intentos que no se
corresponden con la realidad. Hacemos un llamamiento también a los medios de
comunicación para que informen de una manera veraz, contrastada y seria a la
opinión pública de la lucha del pueblo saharaui sin manipular con este tipo de
relaciones.
-A finales del año pasado, el Frente
Polisario realizaba un comunicado en el que planteaba “alternativas” al plan de
paz de la ONU por el bloqueo del mismo. ¿Qué significa esto? ¿Qué papel juega
la ONU?
-Lo mismo que decía del papel del Gobierno
también se puede aplicar respecto a las Naciones Unidas. Su última resolución
fue decepcionante para el Frente Polisario y el pueblo saharaui. Lo expresamos
mediante un comunicado en el que pedíamos a la ONU ver soluciones reales y que
si no teníamos que reconsiderar nuestra posición en el proceso de paz. Esto ha
sido también el punto central de debate en el último congreso del Frente
Polisario. Le hemos pedido al secretario general de la ONU el nombramiento de
un enviado personal cuanto antes para poder retomar el proceso donde lo había
dejado el anterior enviado especial, con negociaciones directas entre las dos
partes: el reino de Marruecos y el Frente Polisario. Sin ningunas condiciones
previas y sobre la aplicación del plan de paz. En caso contrario nosotros
tendremos todo el derecho a reconsiderar nuestra continuidad o no. Esperamos y
deseamos que las Naciones Unidas y la comunidad internacional nos haga caso,
que empiecen a aplicar el plan de paz. En caso contrario, estaríamos hablando
de su fracaso. Su fracaso sería el de toda la diplomacia y la política y el
retorno a las acciones bélicas en el Sahara Occidental. Estamos a tiempo de
evitarlo pero es la conclusión que tenemos ahora sobre las relaciones con
Naciones Unidas.
-Hace poco ha salido a la luz la
intención de Marruecos de dar legalidad interna a la expansión de sus aguas.
Marruecos controla de facto las aguas saharauis. ¿Qué supone todo esto?
-Por un lado, Marruecos intenta normalizar
en unas relaciones bilaterales con el Gobierno de España que esas aguas son
parte de Marruecos cuando no lo son. Se contradice con la sentencia del
Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el derecho internacional y el del
mar. Eso no es posible porque tendrían que cambiar toda la literatura de los
organismos internacionales. Pero es un pulso que intenta medir la temperatura
al nuevo gobierno de coalición y que es un termómetro que le va a estallar en
las manos, no lo han calculado bien. La descolonización está en la agenda de
las Naciones Unidas y por tanto esas aguas no pertenecen a Marruecos bajo
ningún pretexto.
Por otro lado, también entra dentro de su
afán anexionista hacia España, en este caso hacia las islas Canarias. Marruecos
no es un socio de fiar para España. España debe entender que Marruecos es un
país con el que debería unirle unas políticas de buena vecindad y cooperación,
pero también debe estar alerta y saber que en cualquier momento son capaces de
acciones, como han demostrado en Perejil o Canarias. No va a parar hasta que el
gobierno de España le reconozca de manera pública su anexión ilegal al Sahara
Occidental. Nosotros sabemos lo que tenemos que hacer, pero el Gobierno de
España debe trabajar también en eso. Nos ofrecemos a trabajar conjuntamente
para impedir esta intención de anexionar no solo las aguas del Sahara sino las
Canarias. El objetivo de todo esto, el trasfondo, siempre es económico. Estamos
hablando del fondo marino de ese volcán que encierra recursos naturales y que
pretenden explotarlo. Para ello no dudan en reclamar esas aguas. Nos va a
encontrar, al menos a los saharauis, enfrente.
Miguel Muñoz
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