viernes, 26 de octubre de 2012

Rabat suspende «sine die» el macrojuicio contra los saharauis del campamento de El Aaiún


Los 24 civiles iban a ser procesados por un tribunal militar horas después de que la ONU acusara a Marruecos de emplear la tortura
Foto: EFE Imagen del campamento de Gedeim Izik diez días antes de ser desmantelado por agentes marroquíes
Rabat era el escenario fijado para que este miércoles comenzara en un tribunal militar el mayor juicio que se haya celebrado nunca contra activistas saharauis y que finalmente se aplazó sine die. Los acusados son 24 civiles saharauis señalados como responsables de la organización del campamento de protesta Gedeim Izik en 2010 y de los incidentes posteriores a su desmantelamiento por la fuerza.
Las autoridades del reino alauí pospusieron el proceso sin fijar otra fecha, según han confirmado a ABC algunos de los juristas internacionales que han viajado a la capital marroquí para asistir como observadores. El argumento oficial esgrimido, según estas mismas fuentes, es la incorporación al expediente de un nuevo acusado, aunque este se había sumado ya al proceso señalado para ayer.
El reino alauí ha presentado contra ellos cargos por asesinato, manifestación no autorizada, destrucción de bienes públicos o uso de armas blancas y explosivos, según la agencia France Presse.
Solo horas antes, el relator de la ONU contra la Tortura, el argentino Juan Méndez, acusaba a Marruecos de «tortura» tras haber presentado al Consejo de Seguridad un informe realizado el mes pasado durante su visita al Sahara Occidental y a Marruecos. «Hay numerosas pruebas de una utilización excesiva de la fuerza», dijo a la prensa, informa la agencia France Presse. «Cada vez que está en cuestión la seguridad nacional, hay una tendencia a emplear la tortura en los interrogatorios», añadió Méndez. Está previsto, además, que el enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental, el estadounidense Christopher Ross, llegue a la región este sábado.
Varias decenas de saharauis se manifestaron ante la sede del tribunal militar en el barrio rabatí de Agdal sin que se produjesen incidentes. Ante ellos, juristas de cuatro países y representantes de organizaciones humanitarias internacionales y marroquíes.
Los manifestantes, esencialmente integrantes del denominado Comité de Seguimiento de los Presos de Gedeim Izik y algunos de sus familiares, llevaban dos pancartas. En una se criticaba el hecho de que sea un tribunal militar el que juzgue a civiles. En la otra se solicitaba que la misión de la ONU en el Sahara Occidental, la Minurso, amplíe su mandato para que entre sus labores esté la de vigilar los derechos humanos en la ex colonia. Detrás del viaje de Méndez en septiembre está esta polémica.
«Informes en contra»
«Este juicio de civiles en un tribunal militar es el de un régimen totalitario», dijo a ABC a través del teléfono Brahim Dahane, activista saharaui y expreso político que estaba presente en la protesta. Cree que con el aplazamiento, Marruecos «no quiere que la situación se le vaya de las manos» ante posibles nuevos incidentes y porque «tiene los informes en contra», dijo en referencia al informe de Méndez y a otros como el también reciente del Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos (RFK) de Estados Unidos.
Todos los acusados se encuentran desde hace casi dos años en la prisión de Salé, junto a Rabat, menos uno, que fue puesto en libertad condicional por motivos de salud. Marruecos les acusa de organizar entre octubre y noviembre de 2010 el campamento de Gedeim Izik, que concentró durante semanas a las afueras de El Aaiún (capital del Sahara Occiental) a miles de personas que reclamaron mejores condiciones de vida bajo las autoridades marroquíes.
Ese campamento, que llegó a contar con varios miles de jaimas (tiendas de campaña tradicionales del desierto), supuso la mayor protesta de los saharuis desde hace décadas. Su disolución manu militari el 8 de noviembre de 2010 por las Fuerzas de Seguridad marroquíes y los altercados consiguientes en El Aaiún se saldaron con la muerte de 13 personas, de las que 11 fueron agentes marroquíes y dos saharauis, según el balance de Rabat.
Juristas internacionales
Aunque Marruecos y el Frente Polisario firmaron hace más de dos décadas el alto el fuego, la intención de Rabat es juzgar a todos los acusados, que son civiles, ante un tribunal militar. Que se haya organizado este proceso así en tiempos de paz se trata de un «hecho insólito», según la abogada española Inés Miranda, que encabeza en Rabat una misión de cuatro juristas del Consejo General de la Abogacía Española. Además de los cuatro letrados españoles se desplazaron a Rabat tres italianos, dos franceses y una belga, que no tuvieron, como en otras ocasiones, problemas con las autoridades del reino alauí.
Asistieron también representantes de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y de las dos principales ONG de derechos humanos de Marruecos, la AMDH y la OMDH.