domingo, 4 de noviembre de 2012

Noviembre saharaui


Llega el mes de noviembre, o mes once, fecha del calendario que plaga de hechos determinantes a la Historia del pueblo saharaui.
Es llamativo que este fuera el mes elegido por Emilio Bonelli en 1884 cuando firmó un tratado con los saharauis en el cual establecieron un protectorado y levantaron el asentamiento en Villa Cisneros, actual Dajla.  Este acontecimiento enmarcó la llegada de España en el territorio, cuya presencia duró hasta noviembre de 1975. En esa fecha, con la antesala de la Marcha Verde y con Franco en el lecho de muerte, se firmaron los acuerdos ilegales de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania impidiendo la libre autodeterminación del pueblo saharaui  y provocando un conflicto bélico en la disputa del territorio entre Marruecos, Mauritania y el Frente Polisario, este último, legítimo representante saharaui. España abandonó sin asumir ninguna responsabilidad a su colonia, el Sáhara Español, o mejor dicho, la provincia número 53 del régimen de Franco.
Desde este momento la tragedia del pueblo saharaui está marcada por un muro minado  construido por el Gobierno de Marruecos que atraviesa el territorio y obliga a miles de familias a estar separadas, a un lado los saharauis del exilio, concentrados en campamentos de refugiados de Tinduf, Argelia; y al otro lado, los que viven bajo la ocupación ilegal del Reino Alauita que sufren la violación sistemáticamente los Derechos Humanos.
Son 38 años de lucha y resistencia de un pueblo que desde que en 1991 firmara el alto al fuego con Marruecos, está agotando todas las vías pacíficas y diplomáticas para la resolución de este conflicto y exigiendo el legítimo derecho de autodeterminación.
En ese mismo año, nace la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el referéndum del Sáhara Occidental), que vigila además la cesión de fuego en la zona pero no asume competencias que velen por los Derechos Humanos, gracias al incondicional veto de Francia en los Consejos de Seguridad de Naciones Unidas.
Y es que este asunto se manejan y negocian en los despachos a puerta cerrada, blindando así los intereses, entre otros, de Francia, Estados Unidos, España o Argelia.
Pero la verdadera víctima de esta situación  es el pueblo  Saharaui, que ya cuenta con tres generaciones luchando por la libertad, haciendo gala del sello de identidad nacional: la resistencia y dignidad.
Este conflicto, que parece permanecer anclado en el olvido, en ocasiones consigue burlar el bloqueo mediático e internacional y la opresión del régimen de Mohamed VI. Noviembre, el mes once, es el mes talismán para ello.
O si no, hagamos memoria y volvamos a noviembre de 2009, concretamente día 14, cuando la activista saharaui Aminetu Haidar regresaba a El Aaiún desde Estados Unidos tras recoger el premio de la Fundación Robert F. Kennedy por su labor a favor de los Derechos Humanos, y las autoridades marroquíes confiscaron su pasaporte y forzaron su expulsión a Lanzarote, donde estuvo en huelga de hambre durante 32 días.  Esta mujer, que ha sufrido en primera persona las torturas en la Cárcel Negra de El Aaiún y sigue sufriendo a día de hoy la represión marroquí, es defensora a ultranza de la libertad de su pueblo,  supo poner en evidencia a la potencia ocupante, pero lo que es más importante, consiguió romper el bloqueo informativo siendo portada en la prensa internacional. Con su actuación muchos temblaron, no solo el mismísimo Mohamed VI, también el entonces Ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Y de nuevo, un año más tarde, en noviembre de 2010 en la capital del Sáhara Occidental, El Aaiún, se oyen gritos de lucha y ansias de libertad, esta vez de unas 20 mil personas concentradas en un campamento protesta y pacífico a las afueras de la ciudad, en el Campamento de Gdeim Izik. Surgió como expresión de absoluto rechazo a la política marroquí de empobrecimiento y saqueo de su tierra y también para protestar contra las duras condiciones de vida. A partir del asesinato de un niño de 14 años, Najim el Garhi, por parte de las fuerzas de represión marroquíes, el campamento aumentó notablemente no solo en su número de participantes, también en  sus reivindicaciones políticas y de autodeterminación.
Todo esto ocurría poco antes de la conocida “Primavera árabe”,  aunque para algunos expertos como el  filósofo  Noam Chomsky, comenzó en este campamento.
El 8 de noviembre, Gdeim Izik fue brutalmente arrasado por las fuerzas del régimen ocupante, contando con un número elevado de desaparecidos, encarcelados y 11 víctimas mortales. Esto ocurrió bajo la atenta mirada, de nuevo, de la prensa internacional, aunque la zona estaba completamente bloqueada para periodistas extranjeros por  órdenes de Mohamed VI.
Esta protesta devolvió la esperanza al pueblo saharaui que no cesa en su lucha por alcanzar la libertad y desprenderse de la opresión del Régimen Marroquí.
Hoy, un día cualquiera de noviembre de 2012, las fuerzas de los saharauis no flaquean, con la llegada de Christopher Ross, enviado Especial del  Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental, miles de personas salen a la calle a manifestarse exigiendo la celebración del referéndum de autodeterminación y denunciando la violación sistemática de  los Derechos Fundamentales de los saharauis, así como el expolio ilegal de sus recursos naturales. Aún con la presencia del Secretario, el Gobierno marroquí no ha escatimado en intervenciones violentas contra saharauis, muchos de ellos niños y mujeres, entre ellas la activista Aminetu Haidar que asegura haber sido agredida por la policía marroquí. Vecinos de El Aaiún afirman que la represión es brutal y que el despliegue militar en la capital es latente y desmesurado.
Pero los saharauis no se rinden, con Gdeim Izik su resistencia y dignidad se afianzó, a dos años de su aniversario seguirán luchando por ello… (¡ y además es noviembre!)
Tengamos presente que aunque los saharauis estén once meses olvidados son capaces de florecer en las antípodas de la primavera.

                                                                       Fabiola Barranco Riaza