El pasado
lunes 21 de octubre tuvo lugar la inauguración de las jornadas de solidaridad
con el pueblo saharaui ‘sobre el conflicto del Sáhara Occidental, Juristas,
Mundo Intelectual y de Derechos Humanos’ en la Facultad de Trabajo Social y
Ciencias del trabajo, donde diferentes representaciones políticas y educativas
intervinieron en el acto de apertura y bienvenida, resaltando la importancia
del respeto de los derechos humanos y el derecho a la autodeterminación del
pueblo saharaui libre, cuyo territorio ocupa hoy Marruecos.
Los
saharauis afrontan desde 1975, año de la Marcha Verde, una situación que se
caracteriza por una ocupación territorial cruel y represiva contra la población
por parte del Estado marroquí, bajo la indiferencia del responsable directo del
conflicto, el Estado español, con la complicidad de la mayoría de países de la
comunidad internacional.
En las
diversas mesas redondas y conferencias realizadas durante la semana de
concienciación y sensibilización, pudieron conocerse las diferentes
problemáticas y situaciones que caracterizan este conflicto desde sus ámbitos
social, jurídico, político y económico.
Derechos
humanos y compromiso educativo
Las
jornadas abarcaron diferentes temáticas de la situación saharaui, desde su
comienzo hasta nuestros días. Especialistas en diversas materias y activistas
pusieron en evidencia de forma muy elocuente el conflicto que se originó en el
territorio del Sáhara tras la ocupación por parte de las autoridades
marroquíes.
La postura
del Estado marroquí es indudable. “Marruecos no es potencia administradora y,
por lo tanto, no tiene derecho colonial. Es una práctica ilegal”, afirmaba
Felipe Briones, fiscal y secretario general de la Asociación Internacional de
Juristas por el Sáhara Occidental (IAJUWS), durante su intervención en una de
las conferencias, donde aportó la perspectiva jurídica y legal para resaltar
que “el derecho a la autodeterminación es decisión del Sáhara”. En último
término, concluyó Briones, “la ONU es responsable de las prácticas de
Marruecos”.
La
aportación de la activista saharaui Aminatou Haidar, como testimonio directo de
lo que ocurre día a día en el Sáhara Occidental, supuso uno de los momentos más
duros de las jornadas. “Marruecos ha provocado desapariciones forzosas,
independientemente de que fueran hombres, mujeres, ancianos o niños”, relataba
la activista. “Además, nuestros niños son discriminados en los colegios y en la
vida pública por ser hijos de saharauis. Nosotros educamos a nuestra sociedad
bajo el pacifismo, pero tenemos miedo que en un futuro la violencia llame a la
violencia y se produzcan nuevas confrontaciones”, manifestó Haidar.
Por su
parte, María Teresa Vicente, profesora de Derecho de la Universidad de Murcia,
recordó que “se trata de un territorio autónomo ocupado por Marruecos y que hay
un proceso de descolonización por parte de España todavía pendiente”. La
profesora afirmó que nuestro país incumple desde el año 1976 sus obligaciones
de informar a la ONU sobre la situación en la que se encuentra el pueblo
saharaui y que, por tanto, elude su responsabilidad como potencia
administrativa del mismo, ya que todavía sigue pendiente el proceso de
descolonización.
Larosi
Haidar, profesor de la Universidad de Granada, realizó un llamamiento a la
comunidad universitaria. “Los universitarios e investigadores deberían
implicarse en proyectos que ayudasen a formar a la población saharaui. Con su
ayuda se puede llegar a conclusiones interesantes y productivas de cómo
solucionar el conflicto, siempre teniendo en cuenta la diplomacia, la forma y
los derechos humanos”.
Un pueblo
separado
El Sáhara
se encuentra actualmente dividido en dos mitades, debidamente identificadas por
la construcción de un muro artificial de más de 2.700 kilómetros
de longitud y rodeado de minas anti persona. En su vertiente oriental
encontramos el llamado Sáhara Libre, la zona de los campos de refugiados y bajo
la supervisión del Frente Polisario. Al otro lado del muro, el Sáhara
Occidental ocupado por el Estado marroquí, donde precisamente se encuentran los
principales recursos naturales más importantes de la economía saharaui como son
las minas de fosfatos.
Cada cinco
kilómetros, el muro se encuentra custodiado por entre 35 o 40 soldados,
convirtiendo la zona ocupada en “una enorme cárcel que aísla y divide las
familias saharauis”, recordó Sidi Mohamed Omar, embajador-consejero del
Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática
(RASD), durante su ponencia sobre el conocido como muro de la vergüenza. “Es
una imposición de nuevas fronteras”, afirmaba.
Esta
situación ha supuesto un cambio muy importante para el ecosistema de la zona
libre del Sáhara. La construcción del muro, que realiza la función de una gran
barrera, ha permitido que el desierto se haya extendido hasta la nueva frontera
impuesta por Marruecos, por lo que el agua no fluye con normalidad y perjudica
tanto al paisaje y riqueza de la tierra como a sus habitantes por los daños
colaterales.
Desde 2005
el Frente Polisario ha detectado y destruido más de diez millones de minas anti
persona, culpables de la mayor parte de amputaciones de miembros y muertes de
los saharauis de la zona libre.
Falta de
interés
Los medios
de comunicación juegan un papel muy importante en la sociedad, puesto que
informan –o desinforman, dependiendo del medio– de todo lo que sucede y
acontece en el mundo que nos rodea, incluyendo la ocupación del Sáhara
Occidental por parte del Estado de Marruecos. Sin embargo, como afirmaba José
Antonio Montesinos, director de elpajarito.es, “no nos ha llegado ni el 10% de
lo que está ocurriendo en el Sáhara, cuando debería haber un flujo constante de
información precisamente por haber sido una colonia española. Los medios de
comunicación comparten una gran complicidad con el Gobierno español. Y si no
hay violencia, no hay noticia”.
El bloqueo
informativo del conflicto saharaui en nuestro país se apoya en la falta de
posibilidades de poder acceder a la información en el país de origen. Ginés
Serrano, periodista freelance y experto en el conflicto del Sáhara, afirmó que
“cuando estás en la zona ocupada, las autoridades marroquíes saben todo lo que
haces, con quién hablas y te detallan tu itinerario del día. Si no están
conformes contigo, te invitan amablemente a irte del país alegando que es por
tu seguridad. Si te niegas da igual, el resultado es el mismo, te extraditan fuera
del Sáhara Occidental”.
Pero lo más
difícil es ejercer de comunicador en un pueblo ocupado. Un periodista saharaui
que dirige una radio online en el territorio que controla Marruecos aportó su
testimonio personal y profesional en las jornadas. Lleva cuatro años informando
a través de la radio, las redes sociales, blogs y correos electrónicos sobre el
conflicto del Sáhara y la violación constante de los derechos humanos, como
testigo directo de los hechos en muchas ocasiones, por parte del Gobierno marroquí.
“A un periodista le pueden pasar tres cosas: te expulsan, te detienen o te
matan”, afirmó en su comparecencia. Además “es muy difícil ser periodista en
los territorios ocupados. Te genera una tensión constante y paranoica de que en
cualquier momento pueden venir a por ti. Incluso desconfías de la camarera que
te sirve el té. Además de cuidar de tu integridad física, debes cuidar tu
integridad psíquica, si no, te puedes volver loco en un conflicto del que solo
intentas informar y denunciar, siempre acompañado de mi pequeña cámara
fotográfica” finalizaba el periodista la clausura de las jornadas.
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