Abdelhafid Benhachem, director general de la Seguridad Nacional entre 1997 y 2003. EL MUNDO |
Entre
los 11 enjuiciados figura un ex director general de la policía
También,
dos ex gobernadores y el representante de Marruecos en Interpol
El
"pez más gordo", el general Housni Bensliman, de 79 años, comandante
en jefe de la Gendarmería, se ha librado de ser procesado por
"genocidio" por el juez Pablo Ruz. El magistrado instructor de la
Audiencia Nacional señala que contra Bensliman, uno de los hombres fuertes del
régimen, no hay "base probatoria suficiente" para que dictar auto de
procesamiento aunque no descarta hacerlo "si aparecieran nuevas pruebas o
testimonios".
Entre
los 11 civiles, gendarmes y militares que Ruz quiere sentar en el banquillo por
las exacciones en el Sáhara Occidental sí figuran algunos ex o incluso actuales
altos cargos y también un difunto. El más célebre de todos es Abdelhafid
Benhachem, de 78 años, que durante seis años (1997-2003) fue director general
de la Seguridad Nacional, es decir de la policía.
Ese
año, en 2003, dejó el cargo y la prensa marroquí dio por sentado que se
jubilaba. Tenía 67 años entonces. Sorprendentemente el rey Mohamed VI recuperó
a este antiguo colaborador de su padre para nombrarle, en 2008, director
general de la Administración Penitenciaria y de la Reinserción. Su carrera
acabó mal en este puesto por un asunto relacionado con España. "Ahora
España también le va a estropear su jubilación", comenta un diplomático.
A
principios de agosto de 2013 un comunicado del palacio real marroquí anunció su
destitución fulminante, una manera solemne de amonestar a Benhachem. Le
reprochaba haber transmitido al monarca "informaciones equivocadas sobre
la situación penal" de Daniel Galván, un pederasta español condenado a 30
años de cárcel en Kenitra que el soberano indultó tras pasar solo año detrás de
los barrotes.
En
realidad, el error se cometió en palacio incluyendo a Galván en la lista de
reos a los que el rey iba a conceder su gracia y no en la de presos
susceptibles de ser trasladados a España para cumplir su condena en cárceles
españoles, pero Benhachem se convirtió en el chivo expiatorio.
Gobernador
regional de El Aaiún
El
otro procesado cuya carrera funcionarial llegó más lejos es Hassan Ouchen, al
que Ruz llama Uychen en su auto. Fue en los 90 el gobernador regional -Rabat
distingue entre gobernadores locales y regionales a los que llaman
"wali"- de El Aaiún, la capital del Sáhara. Debió de trabajar bien, a
ojos del rey Hassan II, en ese puesto tan sensible. Por eso, en 1998, el
monarca le nombró wali de la Gran Casablanca, la más importante región de
Marruecos. Hoy en día está jubilado.
Cuando
estaba destinado en El Aaiún. Ouchen soñaba en voz alta en que el Sáhara
acabaría siendo como Gran Canaria, que a mediados de los 90 acogía anualmente
siete millones de turistas. "Los poderes públicos" de Marruecos
"quieren conseguir lo mismo aquí", declaraba en 1994 en una
entrevista con el diario L'Economiste de Casablanca. "Esperan que se
celebre el referéndum [en el Sáhara] para cosechar los réditos de la confianza
internacional", añadía. Veintiún años después la consulta sigue sin
haberse celebrado.
Otro
gobernador procesado por Ruz, Said Ouassou, falleció hace ya cinco años, en
julio de 2010, en Rabat. Estuvo al frente de la provincia de Smara, la más
conflictiva del Sáhara, entre 1976 y 1977, y después desempeñó el mismo cargo
en El Aaiún (1977-1979). Nunca ascendió a wali, es decir a gobernador regional.
Los
que sí siguen en activo son dos inspectores de policía que estaban destinados
hace un cuarto de siglo el Sáhara, según Ruz. Hariz el Arbi era aún hace poco
el máximo jefe de la policía judicial de Dajla, la antigua Villa Cisneros de la
colonización. Por su peso demográfico es la segunda ciudad en importancia del
Sáhara. El otro joven inspector de los años 80, Brahim Ben Sami, es ahora el
director general adjunto de la policía judicial marroquí. Como tal viaja mucho
y acude, por ejemplo, en representación de Marruecos, a las más importantes
reuniones de Interpol.
Viajes
al extranjero
Para
todos estos procesados en el auto de Ruz y las órdenes de detención que lleva
aparejadas, suponen un problema. En teoría no pueden ya franquear las fronteras
de Marruecos so pena que la policía les eche el guante para entregárselos a la
Justicia española. Para un marroquí acomodado de cierta edad viajar al
extranjero, sobre todo a Europa, supone, por ejemplo, la posibilidad de recibir
tratamientos médicos que en su país no existen o son deficientes.
Ahora
bien, a veces ni los Estados de la Unión Europea ejecutan las órdenes lanzadas
por magistrados instructores de otros países miembros. El general Bensliman, al
que Ruz renunció a procesar, si está reclamado por la Justicia francesa, desde
hace casi una década, en el marco de la investigación sobre el secuestro y
asesinato, en París en 1965, del opositor marroquí Mehdi Ben Barka. Bensliman
estuvo en Madrid, junto con una delegación oficial marroquí, en el otoño de
2007 y nadie le detuvo. Dos años antes el Gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero le condecoró en agradecimiento a su colaboración con las fuerzas de
seguridad españolas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario