*Fuente: Contramutis / Por Alfonso Lafarga.
04/12/2018
“Nos obligaron a desbloquear los móviles,
miraron los mensajes y grabaron las fotos y vídeos”
“Marruecos no permite ver lo que pasa en el
Sáhara Occidental”
Dos activistas de Derechos Humanos suizos
fueron en noviembre a El Aaiún para conocer la realidad del Sáhara Occidental y
hacer un reportaje, pero cometieron la “ilegalidad” de hablar con los saharauis
y al día siguiente de llegar fueron expulsados.
Laura Kleiner, abogada, y Tullio Togni,
antropólogo, trabajaron anteriormente en Palestina y, recientemente, en
Guatemala. Decidieron que ahora era el momento de viajar al Sáhara Occidental
ocupado por Marruecos y recoger información sobre la vida del pueblo saharaui,
sus vicisitudes, la falta de trabajo, los presos, la diáspora…
Sobre las 14 horas del 16 de noviembre
llegaron a El Aaiún, en autobús, procedentes de Tan Tan (Marruecos) y allí
fueron recogidos por miembros de un sindicato de desempleados saharauis. Se
trasladaron directamente a una casa y durante toda la tarde se dedicaron a
hacer entrevistas, hasta que fueron a un hotel acompañados de un saharaui.
A la mañana siguiente, sobre las 8,30,
llamaron a la puerta de la habitación del hotel y al abrir se encontraron con
seis personas. Los activistas, a su paso por Madrid, cuentan así lo ocurrido: “Preguntamos
que quiénes eran y nos mostraron una identificación de la seguridad marroquí,
pero de forma muy rápida, para que no pudiéramos leer el nombre”.
“Tomen sus cosas y nos vamos. Tienen que
regresar a donde vinieron”, fueron las palabras que recibieron de los policías,
que grababan todos sus movimientos.
Después de exigir los pasaportes y requisar
sus teléfonos móviles, fueron introducidos en un taxi y llevados hasta un
puesto de control a la entrada de El Aaiún y allí tuvo lugar el interrogatorio:
“Nos obligaron a desbloquear los móviles, miraron los mensajes y grabaron las
fotos y vídeos. Nos preguntaron a quién conocíamos, quién nos había dado los
contactos, quien nos paga, para qué organización trabajamos…”. Les preguntaron
qué hicieron el día anterior, y al decir que nada les enseñaron una foto en la
que estaban con saharauis.
Tras esto, les advirtieron que lo que
habían hecho era “ilegal” y que no podían reunirse con gente “sin pedir
autorización”, como ocurre “en todos los sitios”, a la vez que les acusaban de
reunirse con socialistas y de difamar a Marruecos.
De nuevo fueron obligados a subir a un taxi
y junto a otras cuatro personas fueron trasladados hasta Agadir, a donde
llegaron después de nueve horas de viaje: “El taxi nos dejó en la estación de
bus, a las afueras de Agadir. Al taxista le llamaban de vez en cuando para
hacer comprobaciones”.
Un miembro del Consulado suizo se interesó
por su estado y en una reunión en la embajada de Suiza en Rabat les dijeron que
tenían que estar agradecidos, podían haberse inventado un delito contra ellos.
Laura Kleiner y Tullio Togni escribieron un
comunicado denunciando su expulsión, el
acceso al contenido de sus teléfonos, así como la violación del derecho a
reunirse con otras personas. Señalaron
que la intervención policial marroquí demuestra que no se permite “ver y contar
lo que realmente pasa en los Territorios Ocupados”, lo que debe ser conocido
por las Naciones Unidas.
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