martes, 5 de julio de 2011

Sáhara Occidental: el descrédito de Alemania al votar si en el Acuerdo de Pesca UE-Marruecos


María Suárez (5/7/2011)

La pasada semana, los 27 ministros decidieron aprobar lo que en febrero ya había decidido la Comisión con respecto a Marruecos, es decir, si se prolongaba por un año el vigente acuerdo preferente de pesca con la Unión Europea. A pesar de que solo hubo cinco países que no votaron “si”, en aquel momento, fuimos muchos los que con satisfacción vimos que algunos países, como Alemania, eran acordes con su compromiso de defensa de los Derechos Humanos, y que por tanto o se habían abstenido (caso alemán) o habían votado en contra por considerar que no se cumplía el principal requisito para aceptarlo: que Marruecos demostrase sin ambigüedades que los beneficios de los 36 millones anuales que paga Europa para que la dejen pescar en aguas saharauis repercute en la población nativa saharaui.

Pero la decepción sobre Alemania llegó pronto, apenas tres meses ha durado el espejismo: en junio el gobierno alemán cambió de opinión y en lugar de hacer un alarde de valentía y atreverse a decir NO a la farsa marroquí, o incluso haber seguido quedado callado con su abstención, decide por el contrario dar la campanada y suelta un SI tan escandaloso como ridículo. ¿Qué ha pasado para que desde febrero  hasta junio Alemania exprese esta aquiescencia con el régimen marroquí,  inconcebible a los ojos de los defensores de los Derechos Humanos?

¿Es que se ha creído las patrañas del régimen marroquí acerca de que la riqueza obtenida con los acuerdos repercute en los saharauis? Los informes de Marruecos mienten. No es posible demostrar que los beneficios del acuerdo se invierten en la población autóctona entre otras razones porque ningún analista independiente lo puede comprobar ya que el régimen marroquí no lo permite, pero es que además, el Frente Polisario ha recalcado infinidad de veces que no quiere ese acuerdo porque es un claro expolio que solo beneficia a los poderosos grupos de negocios marroquíes, y recordemos que según el Derecho Internacional, no se pueden explotar los recursos de Territorios No Autónomos (caso del Sáhara) si la población autóctona no lo desea. Por lo tanto, lo que diga Marruecos no tiene validez ya que contradice los deseos del pueblo saharaui representado en el Frente Polisario, y cuya opinión debe prevalecer sobre cualquier otra.

¿Cómo es posible que Alemania haya caído en una trampa tan zafia?  Pues por la sencilla razón de que no ha caído en ninguna trampa, simplemente ha mostrado el lobo teutón que lleva dentro: los Derechos Humanos y el Derecho Internacional ahora no le interesan y dice SI a Marruecos porque le da la gana o acaso porque no quiere enemistarse más con España, ¡que durante la crisis del pepino le dijo “ya no te ajunto”!

Si algún prestigio tuvieron en el pasado los gobiernos alemanes cuando hablaban de Derechos Humanos, esa imagen ha quedado destrozada. Qué lejos quedan aquellos tiempos en que era la propia Alemania la que estaba dividida por un cruel muro (que coincidencia, igual que el del Sáhara), que lejos quedan aquellos tiempos en que una potencia imperialista como era la URSS ocupaba media Alemania sin dejar libertad a sus ciudadanos (otra coincidencia igual que en el Sáhara ocupado), qué lejos quedan los tiempos en que los alemanes orientales se caían bajo las balas cada vez que gritaban “libertad”. ¡Qué tiempos aquellos, señora Merkel… y qué rápido los ha olvidado usted!

En el Sáhara Occidental el verdugo no es la URSS sino Marruecos pero eso a usted no le importa y por ello ha dicho SI a sus informes llenos de falsedades. ¿Cuántos periodistas alemanes van a atreverse a viajar al Sáhara Occidental para investigar si ello es cierto o no, apuesto a que les ocurriría lo mismo que a los periodistas de la televisión alemana ZDF que recientemente visitaron Guinea Ecuatorial.

Con su estúpido SI al acuerdo preferente UE-Marruecos, lo que el gobierno alemán diga a partir de ahora sobre los Derechos Humanos serán puras pamplinas. Qué bajo ha caído su gobierno, señora Merkel, ¡¡qué vergüenza y qué descrédito!!

N. de la R.
María Suárez es Socióloga y analista, especializada en temas internacionales.

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