Foto: FRAN PALLERO
Delegado del Frente Polisario
en la provincia de Santa Cruz de Tenerife desde hace más de una década, Hamdi
Mansour es uno de los activistas más destacados del Sahara occidental y uno de
los principales interlocutores de un proceso al que, todavía hoy, no se le
vislumbra una salida. Ex director general de Comercio en el campamento de
Auserd, al sureste de Dajla, Mansour también trabajó como educador en un centro
para menores extranjeros en la Isla y es uno de los responsables de la
iniciativa Vacaciones en Paz, que cada verano trae a España a cientos de niños
de los campamentos de refugiados saharauis.
-¿Cuál es la actual
situación del pueblo saharaui y de los campamentos de refugiados?
“Seguimos en una situación de
espera tras el abandono de España en 1976. Con la invasión de Marruecos,
llevamos 38 años esperando por una solución. A partir de 1991, las Naciones
Unidas establecieron un plan de paz y un alto el fuego, con la condición de que
al año siguiente se desarrollara un referéndum de autodeterminación del pueblo
saharaui. Desde entonces, nada ha cambiado, porque el referéndum no ha llegado,
porque Marruecos entiende que los resultados no le serán favorable”.
-¿Por qué Marruecos ha
conseguido dilatar tanto el proceso?
“No sabemos. Primero atacó al
cuerpo electoral, introduciendo colonos en los territorios ocupados, para
convertirlos en saharauis y que tuvieran la posibilidad de votar a favor de
Marruecos. Pero esto no caló por la experiencia que tienen los expertos de
Naciones Unidas. Sin embargo, la ONU ha sido muy flexible con Marruecos, para
facilitar que se hiciera el referéndum. Pero todas las decisiones y
negociaciones directas incluidas en el llamado ‘Plan Becker’, siempre han sido
obstruidas por Marruecos y no han dado ningún resultado”.
-¿Cuál es la postura
marroquí?
“Marruecos se plantea una
postura cerrada, que es la autonomía. Ello supone saltarse las más de 100
resoluciones de Naciones Unidas. Además, es inviable, porque el nunca fue ni
será una autonomía marroquí, porque fue una colonia española durante un siglo,
cuyo proceso de descolonización aún está pendiente. Seguimos teniendo esperanza
de que la ONU cumpla con el pueblo saharaui, pero creemos que no está
ejerciendo la presión que debiera para imponer a Marruecos esas resoluciones y
el derecho internacional que consagra la autodeterminación saharaui”.
-Quizá esa falta de presión
de la ONU se debe al veto que ejerce Francia en el Consejo de Seguridad…
“Sin duda. La Francia de
Chirac y de Sarkozy siempre vetó el derecho a la autodeterminación del Sahara
occidental, y ni siquiera ha condenado las violaciones de derechos humanos que
se cometen diariamente por parte de Marruecos. Ojalá el nuevo presidente
socialista francés (François Hollande) nos tenga algo más de respeto y tenga en
cuenta los testimonios de todos los observadores internacionales que han pasado
por allí los últimos años”.
-¿Siguen sucediéndose las
vulneraciones de los derechos humanos y las torturas a los saharauis?
“Marruecos sigue reprimiendo
duramente a la población saharaui, sólo por levantar una bandera del Frente
Polisario o por pedir en una manifestación pacífica que se haga el referéndum.
Violan a nuestras mujeres y niñas con botellas y trozos de pan duro, golpean a
los presos en las cárceles y persiguen a todo aquel que se exprese en contra.
Todo ello mientras España y Naciones Unidas miran para otro lado”.
-El Frente Polisario sigue
acusando a España de desentenderse del problema, ¿por qué?
“España se justifica en que
durante la Transición, tras la muerte de Franco, había que retirarse de las
colonias de manera pacífica y propiciando una adecuada descolonización. De
hecho, en su último discurso en El Aaiún, cuando aún era príncipe Don Juan
Carlos, dijo que defendería hasta la última gota de sangre española en el
Sahara. Pero una semana después se proclama el estado de sitio, se evacua a la
población española y deja vendida a la población saharaui ante la invasión
marroquí, con un ejército que nos superaba en número y recursos. Luego, España
incumplió el acuerdo tripartito de Madrid, donde prometía resolver el conflicto
y facilitar la autodeterminación. Por eso, creo que no hay justificación
posible, porque el Gobierno español sigue siendo cómplice de Marruecos”.
-¿Hay intereses que impiden
que el referéndum pueda consumarse?
“Seguro. Hay muchas empresas
españolas en Marruecos, pero esos intereses económicos o comerciales no
justifican ni curan la herida provocada por la vergonzosa retirada de España,
ni tampoco justifican el silencio del Gobierno sobre las violaciones, torturas
y persecuciones indiscriminadas a los saharauis, a sólo 100 kilómetros de la
frontera con España. Además, hay otros elementos con los que Marruecos siempre
desafía a la ONU y a la propia España, como son los inmigrantes ilegales, el
terrorismo islámico, el tráfico de hachís y las ciudades de Ceuta y Melilla”.
-¿España y Europa tienen
miedo a que Marruecos abra las puertas a los inmigrantes y al terrorismo?
“Sin duda. Son armas que
emplea para amenazar a Occidente. Cuando se enfada, abre las puertas y usa
estos elementos como presión, como también hace con Ceuta y Melilla o el
tráfico de hachís. Mete miedo para conseguir sacar partido de cuestiones como
el Sahara”.
-¿Cómo valora la postura
que adopta el mismo Gobierno de Canarias?
“Nosotros también entendemos
que Canarias tenga buenas relaciones con Marruecos, dentro de las fronteras
establecidas y hasta el paralelo 27, 40 al Sur. Nosotros soñamos con tener esas
mismas relaciones bilaterales con España, Canarias y Marruecos. Pero ni el Gobierno
canario ni el español pueden permitir el expolio de las riquezas saharauis, ni
justificar el robo indiscriminado a nuestro pueblo, porque es una zona
controlada por Naciones Unidas, y hasta que no se descolonice y se reconozca el
derecho a la autodeterminación nadie puede repartirse esa zona”.
- Todo ese expolio y
represión de la que habla, ¿puede desembocar en un alzamiento armado?
“Alzarse en armas es una
opción y una posibilidad. Nosotros firmamos un acuerdo de paz, con la condición
de que se hiciera un referéndum. Llevamos 21 años esperando a que los
verdaderos saharauis puedan expresar si quieren integrarse en Marruecos o no.
No queremos utilizar la guerra como instrumento para liberar a nuestro país, y
seguiremos intentando hasta el último instante lograr una salida pacífica. Pero
si las Naciones Unidas no obligan a Marruecos a cumplir con sus resoluciones,
emplearemos todos los medios a nuestro alcance para lograr la
autodeterminación, y uno de estos medios es la lucha armada.
-¿Cree que las peticiones
del pueblo saharaui y su posible autodeterminación tienen similitudes con el
caso de Cataluña y España?
“No. El Sahara nunca ha sido
marroquí. El Frente Polisario está reconocido como representante del país, que
está negociando con Marruecos por su libertad después de haber sido una colonia
durante un año. Lo de Cataluña es una cuestión política completamente
diferente”.