*Fuente: ARAINFO REDACCIÓN el 1 abril, 2015
Diario de viaje de la Brigada
Aragón-Sahara. El Aaiun, 31 de marzo de 2015.- Los días transcurren rápida e
intensamente aquí en el Sahara Occidental, cada día es una mezcla de emociones,
aprehenderes y sensaciones, que nos van ayudando a conformar una idea de la
realidad de este pueblo y de su situación política.
Hoy nos hemos desplazado a casa de Mahmud
Lahaisan, detenido en la cárcel negra de El Aaiun durante 7 meses y 22 días por
documentar videos y audios de las manifestaciones de alegría que tuvieron lugar
después de un partido de la selección de Argelia. Solo por hacer su trabajo,
solo por hacer visible como corresponsal de la RASDTV (la televisión saharaui)
el bloqueo mediático que vive el territorio saharaui.
Los detalles de la detención en este caso
son espeluznantes, lo metieron en un coche supuestamente policial sin
matrícula, de allí lo llevaron a comisaría, donde los propios superiores de los
servicios especiales le golpearon y torturaron, ensañándose con él por la
profesión que practica y por la defensa imperante que hace Lahaisan de la
libertad de expresión.
Después de este proceso acabó en la cárcel
de El Aaiun, allí coincidió con otros presos saharauis y junto con ellos
protagonizó protestas en defensa de los derechos de los presos políticos.
Exigían estar separados de los presos comunes, un trato digno a sus familiares
cuando les van a visitar, una alimentación sana, poder leer periódicos y tener
una cobertura médica adecuada.
Sin embargo, Lahaisan después de relatarnos
su historia, concluye que su paso por la cárcel le ha podido afectar a nivel
físico pero a nivel psicológico lo ha hecho todavía más fuerte y le ha
permitido entender que lo que más daño le hace a Marruecos a día de hoy es el
periodismo veraz. “La bala de ahora es la imagen”.
Después de este testimonio nos dirigimos a
hablar con Mohamed Salama, histórico luchador saharaui, considerado uno de los
padres del movimiento de liberación. Comenzó su lucha contra el colonialismo
español y fue encarcelado en cinco ocasiones. A pesar de todo ha seguido
luchando por la liberación del pueblo saharaui hasta hoy en día. Con él se
encuentran Taki Machdoufi y Abderahmam
Zeyou, presos políticos durante dos años tras el desalojo del Campamento de la
Dignidad. Los únicos liberados hasta la fecha del grupo de presos de Gdeim
Izik.
El campamento comenzó como una forma de
protesta por los derechos sociales y económicos para el Sahara Occidental y
acabó convirtiéndose en una reivindicación por el derecho a decidir del pueblo
saharaui. Este se inició con centenares de personas y fue creciendo hasta
convertirse en un asentamiento de miles, viviendo en pie de igualdad y con una
organización que demostraba al mundo como los saharauis podrían organizar su
propio estado. Noam Chomsky lo calificó como el inicio de las primaveras
árabes. Durante el desalojo y las revueltas que siguieron al mismo fueron
detenidas 130 personas, torturadas de manera grupal e individual. 25 de ellas
fueron juzgadas (una de ellas en rebeldía, Hassana Aalia) y condenadas por un
tribunal militar con penas que iban desde los 20 años de prisión a la cadena
perpetua, sin poder recurrir a una instancia superior. Numerosas organizaciones
denunciaron que el juicio no había cumplido con las mínimas garantías
procesales y durante todo el proceso se hizo evidente que se trataba de un
juicio político.
Con el tiempo las formas de lucha han
cambiado. Desde la guerra de guerrillas de los años 70 hasta el periodismo
digital, pasando por las protestas masivas pacíficas como Gdeim Izik. Sin
embargo, la dignidad y la fuerza del pueblo saharaui están intactas.
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