lunes, 14 de diciembre de 2009

Gracias Aminetu






GRACIAS, AMINETOU

Que en 2009 y con la que está cayendo en el mundo, haya alguien capaz de morir de forma pacífica por sus ideales, su dignidad y los derechos humanos de su pueblo, es algo que cuando menos debe provocar el máximo respeto, admiración e incluso emoción.

Aminetou Haidar lleva muchos años, casi toda su vida luchando por la justicia frente a la intransigencia de Estado de Marruecos, el país ocupante del Sahara Occidental, y la pasividad e indolencia de la comunidad internacional, incapaz una vez más de hacer cumplir las resoluciones de Naciones Unidas y de obligar a un estado a respetar los derechos humanos y las convenciones internacionales.

Y como Aminetou, otros muchos miles que trabajan diariamente para evitar que la causa saharaui caiga en el olvido y que Marruecos se salga con la suya intentando perpetuar el status quo con la connivencia de España, Francia y Estados Unidos, entre otros. Miles de ciudadanos saharauis, españoles y de otras partes del mundo. Miles de saharauis que viven en el exilio, en mitad del desierto argelino, en la inhóspita hamada y bajo la manutención de la ayuda humanitaria compasiva, pero no suficiente para juzgar la verdad. Miles de saharauis que viven en los territorios ocupados por Marruecos y que se juegan el tipo cada día por defender sus ideas y su identidad; que son perseguidos, detenidos, torturados o expulsados de su tierra por disentir de la versión oficial de los hechos. Y miles de españoles de cualquier rincón de nuestra geografía que ponen su corazón y su esfuerzo solidario en la defensa de una causa JUSTA, con todas sus mayúsculas, tal como reconocen todas las resoluciones de la O.N.U. y la mayoría de estamentos internacionales, que defienden la autodeterminación del pueblo saharaui, aunque no fuerzan a Marruecos para que las cumpla.

Pero ha tenido que ser Aminetou con todo su vigor, valentía y coraje quien haya puesto el tema sobre la mesa con más fuerza que la que tenían las armas cuando hace dos décadas el Polisario luchaba por reconquistar el territorio perdido. Haidar ha reaccionado a una circunstancia personal que atentaba contra el derecho internacional y la dignidad de las personas, con el valor y la determinación que sólo pueden asistir a alguien que cuenta con el respaldo de la razón. Su atrevimiento y rectitud ante los gobiernos de Marruecos y de España, son hoy en día toda una lección moral de defensa de la utopía, la justicia y el ser humano. Decir la verdad al poder es algo difícil y normalmente cuando se hace, el poder no te escucha. Pero en este caso Aminetou ha sido lo suficientemente inteligente para presionar a las instituciones y llegar al corazón y la conciencia de los ciudadanos.

El compromiso de esta saharaui que sufre física y mentalmente en su agonía aeroportuaria, puede llevarle a la muerte lejos de su tierra, separada de su familia, sin despedirse de sus hijos, y lo hace con la entereza moral más absoluta porque lo que pide es justo y necesario, que dirían algunos.

Y Marruecos y España están siendo injustos, uno por acción y otro por inacción. Pero además de injustos e ilegales han sido tremendamente torpes desde el punto de vista estratégico y el marketing político, poniendo en bandeja a los saharauis una campaña de sensibilización ante la injusticia y los atropellos marroquíes que no tiene precio.

Marruecos preparó con frialdad un episodio más de sus continuas represalias contra los activistas saharauis; sabía que Aminetou regresaba a su país después de ser laureada en el exterior por su lucha libertaria. Preparó el plan maquiavélicamente, le compró un billete de vuelta a España, le retiró el pasaporte y le pidió a su cómplice gobierno de Madrid que hiciera la vista gorda para que Haidar volviese a Lanzarote. La treta diplomática debía quedar en pequeño incidente como los que día tras día intercambian por e-mail los partidarios de la causa saharaui. Si unas semanas antes Rabat había detenido a siete saharauis que volvían de visitar los campamentos de Tindouf y los va a juzgar en un tribunal militar sin que nadie en el mundo se atreva a toser al bueno de Mohamed, por qué la simple expulsión de una activista iba a preocuparles.

Pero allí estaba Aminetou, con su fortaleza escondida en ese aparentemente débil rostro, dispuesta a poner en jaque los importantísimos asuntos de Estado que han forzado, año tras año, a los dirigentes españoles a mirar para otro lado en el asunto del Sahara, a olvidar su militancia y su memoria histórica para defender los intereses económicos y políticos de nuestro país. Los contratos de pesca, los pactos sobre inmigración, los acuerdos de lucha antiterrorista, Ceuta y Melilla y hasta esos millones de euros que se ingresan por ventas de armas (para defenderse de los saharauis, claro está) son los argumentos esgrimidos una y otra vez por aquellos que acuden los viernes a la Moncloa, para justificar su falta de solidaridad y el remordimiento de esa conciencia socialista que les llevó a muchos de ellos a portar pegatinas del Frente Polisario en sus carpetas de universitario rebelde.

Y a partir de entonces se intenta arreglar el desaguisado, se intenta corregir lo que nunca se debió aceptar y se lanzan continuos mensajes a la ciudadanía para intentar desprestigiar a Haidar. Primero se ofrece la imagen de mujer tozuda que no quiere arreglar la situación Le hemos ofrecido todo, pero no quiere nada y se lanza esa falacia a los cuatro vientos. Tristemente el mensaje cuaja en una parte de la opinión pública. Haidar inteligente, se mantiene firme e insiste en su argumento: sólo pido mi pasaporte y que me dejen ir a mi casa, de donde no me tuvieron que sacar de forma ilegal.

Los mediadores españoles se empeñan en ofrecerle que sea española, refugiada, darle una casa; todo menos lo que le han quitado; todo menos llamar a Marruecos y ponerse serios exigiendo una solución inmediata a un problema que ellos han provocado. Con todo ello nuestro gobierno queda en evidencia en su relación súbdita y servil con Marruecos, en un permanente temor a que se enfaden nuestros vecinos y sin mantener nunca una relación de tú a tú, diciéndoles las cosas claras. Y el ridículo es mayor porque encima España hace todas estas concesiones sin esa complicidad que quizás esperaban de los dirigentes marroquíes y que en este caso ha quedado demostrado que es unidireccional, pues España, más que cómplice de Marruecos, es rehén.

De hecho Moratinos no ha conseguido ni la más mínima cesión por parte de Marruecos en esta crisis. Incluso tuvieron que inventarse un rocambolesco viaje secreto y semiclandestino a El Aaiun para quitarse de malas formas el problema de encima, pero les pillaron.

Y mientras, Marruecos se limita a enviar increíbles mensajes para distorsionar la realidad y confundir a la opinión pública. Que es ella quien ha creado el problema y quien no va a solucionarlo porque no quiere; que no está en huelga de hambre porque come por las noches; que quienes buscan la muerte de Haidar son Buteflika y Abdelaziz para que no les robe protagonismo, y como gran propuesta de arreglo: que pida perdón al Rey Mohamed, una solución sujeta a derecho medieval o a patio de colegio, que sería chistosa si no fuera por lo dramático de la situación.

Pero a la vez que las mentiras y manipulaciones buscan hacer mella entre los españoles, en el gobierno de Madrid empiezan a darlo todo por perdido, convocan a los demás partidos para intentar compartir la responsabilidad, se encomiendan a los jueces pidiendo que alimenten a Haidar a la fuerza y vuelven a insistir en el temor de que este caso pueda debilitar las excepcionales relaciones con Rabat. Encima, con todo ello, lo único que consiguen es despertar el instinto de ave de rapiña en un PP, que una vez más intenta aprovechar la ocasión para desgastar al PSOE. No pintan bien las cosas, no. Nadie quiere que Aminetou muera pero tampoco quieren dar su brazo a torcer y ella sí que tiene claros los conceptos de dignidad y justicia. Haidar es ya, pase lo que pase todo un símbolo para la lucha del pueblo saharaui y un ejemplo para los escasos ilusos que aun creen en la utopía de los ideales. Ojalá esto tenga un final feliz, pero en cualquier caso, la postura de la activista habrá marcado un antes y un después para la contienda del Sahara Occidental Libre. Gracias Aminetou.

Diego Muñoz Avia

Director del Sahara Marathon y autor de "Mi Hermano Saharaui"

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