miércoles, 28 de julio de 2010

Mahfud




*Gustavo Hernández Salazar, Diputado al Parlamento Latinoamericano y miembro del Secretariado Nacional de Patria Para Todos (PPT)

Publicado en la edición 811 del semanario "La Razón", Caracas-Venezuela



Hace unos días murió en su modesta jaima (tienda) de la wilaya (“provincia”) “27 de Febrero”, ubicada en los campamentos de refugiados en la región de Tinduff, Argelia, Mahfud Alí Beiba, uno de los más destacados dirigentes políticos africanos de las últimas décadas. Mahfud había nacido, hace 57 años, en la ciudad El Aiuun, ahora ocupada por tropas del reino de Marruecos, capital histórica de la República Saharaui, era casado y padre de tres hijas. Al momento de su muerte, como consecuencia de una crisis cardíaca, era el presidente del Consejo Nacional Saharahui (Parlamento). Desde muy joven, Alí Beiba, participó de la construcción del Frente Polisario; representante legítimo de su pueblo, del que, sin duda, fue uno de sus principales arquitectos. Se trataba de un hombre con una densa formación cultural e ideológica que ocupó altísimos cargos, tanto en el Polisario como en el gobierno de su nación. Fue uno de los más cercanos colaboradores de Luali Mustafa Sayed, fundador y primer secretario general del Frente Para la Liberación del Saguia El Hamra y Rio de Oro (Polisario), muerto en combate en las afueras de Nouakchott, capital de la República Islámica de Mauritania, el 9 de junio de 1976, en plena guerra de liberación.

A raíz de la muerte de Luali, asumió la secretaría general del Frente, cargo que ese mismo año entregó a Mohamed Abdelaziz, quien aún lo ejerce. Desde 1982 a 1985 y desde 1995 a 1999 ocupó el puesto de Primer Ministro de la RASD. Asimismo, encabezaba la delegación de su país en las negociaciones con la parte marroquí, en el marco del proceso de descolonización del territorio de Sáhara llevado por Naciones Unidas. Sobre este último aspecto de su vida política, Christopher Ross, el diplomático norteamericano que funge de enviado personal del secretario general de la ONU para el conflicto del Sáhara Occidental, dijo “era un hombre honesto y un negociador sabio”. Aún cuando nunca perteneció al ala militar, su prestigio y autoridad era reconocido por todos. Mahfud Ali Beiba fue un destacado patriota, dedicado a tiempo completo al servicio de su pueblo y un trabajador incansable por la independencia de su país. Se trataba de un hombre ecuánime, pero firme; reflexivo, pero de convicciones. Una de las cualidades que todos los que lo conocieron le reconocen fue su honestidad a toda prueba. Después de casi 35 años ocupando altos cargos, vivía en una jaima, como cualquier otro ciudadano común Saharaui sin ningún tipo de privilegios especiales, con escasísimos bienes personales; todo un ejemplo para muchos políticos en el mundo, especialmente en América Latina, que deberían, sobre todo los más jóvenes, ver en Mahfud Alí Beiba un modelo a seguir.

Hace poco menos de un año lo conocí en un encuentro internacional de solidaridad con los saharauis realizado en Barcelona, España, al que concurrí en mi condición de coordinador general de la Asociación Venezolana de Solidaridad con el Sáhara (ASOVESSA). Desde el principio me impresionó su brillantez, mezclada con una sencillez inusual para un hombre de su rango y talento. Estuvo en Venezuela en el año 2008, donde fue recibido por altas autoridades nacionales. Su muerte deja un enorme vacío en la batalla de un pueblo pequeño, pero valiente, que por más de tres décadas y media, lucha por su independencia, no sólo contra las fuerzas militares y policiales del sanguinario reino marroquí, sino contra grandes potencias (Francia, España y Estados Unidos, entre otras), en una batalla muy desigual, pero con la razón de su lado y, sobre todo, con la definitiva decisión de vencer. Mahfud Alí Beiba era un hombre optimista “veo el futuro con mucho optimismo”, solía decir. Ese optimismo es un combustible indispensable para la victoria de su gente. Como ha escrito un poeta Saharaui una vez que se conoció del fallecimiento del líder independentista: “en tu memoria amigo: no lo dudes querido Mahfud, sereno en tus ideas, con tu certero y profundo sueño, que un día ejerceremos soberanía desde las riveras del Saguia a los confines del Río de Oro”. Los saharauis decidieron ser libres y lo serán. El día de la victoria final, el día de la independencia definitiva, en cada beduino victorioso, en la alegría de las mujeres y los niños, en la fuerza de los soldados, en fin, en la resistencia heroica de todo un pueblo, estará Mahfud, prócer civil de la última gran batalla de los africanos contra la triste y larga noche colonial.

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