Es el séptimo monarca más rico del mundo, con 1.800 millones. Colecciona coches de lujo, trajes caros, posee cinco palacios... Sus negocios representan el 6% del PIB marroquí
EL MUNDO. AÑO II. NÚMERO 97. LA OTRA CRONICA. SÁBADO 4. DICIEMBRE 2010 (recogido de Foroloco.net)
ÁNGELA TORRES
Tomando el té, rezando o durante la tradicional fiesta del cordero, pero también en alguno de sus fastuosos juguetes de cuatro ruedas, apuntando con la escopeta durante una jornada de caza o haciendo esquí acuático. El omnipresente retrato del monarca alauí Mohamed VI preside de esa guisa escuelas, restaurantes, oficinas, establecimientos comerciales y hasta salas de gimnasios.
El rey (nacido en Rabat en 1963) cumplió en 2009 sus primeros diez años en el trono. En sus primeros pasos como monarca fue apodado por sus aires de modernidad como el rey cool, y por la esperanza que se depositó en él cuando relevó a su padre, Hasán II, también se le llamó el «monarca de los pobres». La revista Forbes, sin embargo, le ha clasificado como el séptimo rey más rico del mundo, con una fortuna de 1.886 millones de euros. El nuestro, Don Juan Carlos, sin embargo, no aparece en la lista. Apareció en 2003, pero por error. Forbes le situó entonces como el sexto monarca de Europa más pudiente con una fortuna de 1.790 millones de euros, cifra que se desmintió después porque habían contado los inmuebles de Patrimonio Nacional. La Casa Real española tiene una asignación global anual de 25 millones.
Pero ahora Mohamed VI también es objeto de los informes secretos de Wikileaks. La embajada de EEUU en Rabat y el consulado en Casablanca asegura que «la influencia y los intereses comerciales del rey de algunos de sus asesores son palpables en cada proyecto inmobiliario». Lo que viene a decir que la corrupción en Marruecos está a la orden del día, pues todas las grandes inversiones del país pasan siempre por la aprobación y beneficio del rey.
El monarca, casado con Lala Salma (licenciada en ingeniería informática) y padre de dos hijos, no ha hecho si no ver cómo aumentaba su patrimonio en los últimos años. Un patrimonio conformado, según los analistas, por colecciones de obras de arte, vehículos, participaciones en los grupos económicos más rentables del país y decenas de propiedades dentro y fuera del reino.
«Están siempre muy cuidados y recordaban, al menos en tiempos de Hassan II, a los cuentos de las mil y una noches», rememora con nostalgia una asidua del entorno real. Se refiere a los palacios imperiales, los de Marraquech, Fez, Mequinez, Casablanca y Rabat. No son los únicos que se reparten por la geografía marroquí, también se levantaron residencias reales en otros puntos como Errachidia, Agadir, Ifrán, Buznika, Tánger, Nador, Skhirat, Khenifra o en Oujda. Según informa la revista Forbes, los palacios tienen un presupuesto de cerca de 757.200 euros al día.
PROPIEDADES EN FRANCIA
No son sus únicas propiedades inmobiliarias, también posee otras en Betz o La Celle Saint-Cloud, en Francia. Precisamente el país galo es uno de sus favoritos para pasar temporadas de descanso en la exquisita estación de Courchevel, en los Alpes. También le gusta dejarse caer por París, donde se encuentra uno de sus diseñadores preferidos, Gianfranco Ferré.
Pero según publicó el semanario independiente TelQuel, no son los únicos trajes que le gusta vestir a Mohamed VI. También siente predilección por los de lana de lama, de los que ha llegado a hacer pedidos de más de 43 millones de euros. Pero las aficiones reales también van sobre cuatro ruedas. Es vox populi en Marruecos que el monarca es un gran amante de los coches y de ser él quien se sienta al volante. Según se publicó en Al Ayam, su parque automovilístico suma unos 600 vehículos de colección, que suponen unos seis millones de euros al año en mantenimiento y 30 millones en desplazamientos.
Mohamed VI ha ido incrementando en los últimos años la importante colección de su padre, y muestra de su debilidad por su escudería es el cuidado que les dedica. Hace algo más de un año, enviaba en un avión de las Fuerzas Aéreas marroquíes al sur de Inglaterra su Aston Martin DB7 color acero, valorado en 102.000 euros. En 2009, The Sun daba fe de la llegada del coche al Newport Pagnell, donde tiene un taller la firma.
Según fuentes económicas, el monarca ha sabido cómo aumentar año tras año el holgado patrimonio que heredó de su padre. Cuando en 2000, un año después de su ascenso al trono, el jeque Abdeslam Yasín, líder del movimiento islamista marroquí Justicia y Espiritualidad (impedido por las autoridades a constituirse como formación política), hizo una estimación de su fortuna fue la primera vez en Marruecos que alguien habló públicamente con cifras del patrimonio real.
Yasín barajaba un montante de entre 30.000 y 40.000 millones de euros, y reclamó entonces al joven monarca que repatriara el patrimonio del que disponía su padre en el extranjero. También especificaba que en las cifras ofrecidas se habían contabilizado las cuentas bancarias y las inversiones financieras, pero no «otros valores inmobiliarios y diversos haberes». El jeque citaba también entonces las costosas colecciones de Hassan II. Entre ellas, enumeraba las de caballos pura sangre o sus adquisiciones artísticas.
Años después, algunas publicaciones del país han hablado de los negocios de Mohamed VI. En 2009 TelQuel publicaba un número especial titulado The businessman (el hombre de negocios), en el que se desglosaba el complicado entramado de sus negocios. «En 1999, Mohamed VI heredó un holding que tenía más de caja negra que de grupo estructurado. Diez años más tarde, sus hombres la han convertido en una máquina de guerra económica que nada puede parar». El holding de su majestad, cuenta TelQuel, se conoce como Siger, anagrama de Regis, rey en latín. Y controla «una cascada de filiales» cuya cifra de negocios en 2008 fue 3.565.062.388 euros.
La mayoría de sus filiales «se encuentran bajo la copa de la SNI (Société Nationale d’Investissement; Sociedad Nacional de Inversiones) y la ONA (Omnium Nord Africain). Un dominio en el que «no se habla de Mohamed VI, o de Su Majestad, sino del patrón». En la actualidad, según el semanario, «sus negocios representan el equivalente del 6% del Producto Interior Bruto (PIB) de Marruecos», que en 2009 fue de 145.200 millones de euros.
Según TelQuel, las empresas que controla Siger «tienen un pie en casi todos los sectores estratégicos del país: finanzas y seguros, telefonía, energía, inmobiliario, materiales de construcción, extracción minera, agroalimentario, gran distribución, automovilístico… ». Hace unos meses, ONA y SNI hicieron pública su fusión e informaron de que se retirarían de la Bolsa. Sus filiales, en cambio, no lo harían. Dicha operación se acometía para mejorar su reorganización y «convertirse en un holding de inversión con un único oficio, el de accionista profesional».
En un editorial de TelQuel publicada en mayo, Benchemsi ponía en duda la explicación de ONA y SIN y aseguraba que se estaba creando «un ogro capitalista tan espantoso como invencible y, además, lejos de las miradas, puesto que la transparencia bursátil desaparecerá ». Y continuaba: «A partir de 2010 los marroquíes ya no podrán seguir la evolución de la fortuna del monarca, que hasta ahora sí era posible reconstituir parcialmente ». Dice Ahmed Reda Benchemsi, director de TelQuel: «Esas sociedades pertenecen, de cerca o de lejos, al jefe del Estado, que es también el primer empresario del reino; (...) el éxito de ese imperio económico se debe, en buena medida, a la identidad de su propietario y a la potente palanca que supone en cualquier negociación».
SALARIO MÍNIMO: 300 EUROS
Para algunos economistas marroquíes, sin embargo, es positivo que el rey disponga de un gran patrimonio para poder dinamizar la economía y actuar con una influencia directa sobre ella, sin dejarla únicamente en manos de los empresarios. Mohamed VI, el «monarca de los pobres », reina en un país donde el salario mínimo es de unos 300 euros al mes, donde todavía millones de personas viven con menos de un euro al día y que, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de Naciones Unidas (ONU), ocupa el puesto 114 —España está en el 20— en un ranking de 169 países.
«Dicen que es un buen rey, que ayuda a las personas que no tienen recursos; le pedimos a Dios que nos visite, que nos saque de esta miseria», relataba hace meses Fatna, una joven bereber de Aid Abbas, un pueblo perdido del Atlas marroquí, donde hasta la bandera nacional que preside su entrada ondeaba roída y descolorida por las envestidas del sol y del viento.
Una aldea de desvencijadas casas de adobe, piedra y madera donde no hay escuela ni centro sanitario. «Aquí vivimos con lo mínimo», decía Fatna rodeada de su prole. En su pequeña vivienda hay poca cosa que contar. Un par de colchones, algún utensilio de cocina, algo de ropa y un par de libretas que descansan sobre la misma estantería donde Fatna mantiene impoluta la fotografía de Mohamed VI. «Ojalá nos escuche », suspiraba.
SALIDA A BOLSA: Mohamed VI planea fusionar los dos grandes holdings que controla, la Société Nationale d’Investissement (SNI) y Omnium Nord Africaine (ONA), entidades que obtuvieron unos beneficios netos de 340 millones de euros en 2009, para iniciar ventas de filiales y salidas a Bolsa de sus negocios emergentes. La familia real marroquí es la accionista mayoritaria de estos dos grupos a través de la sociedad Siger, anagrama de regis, rey en latín. Entre esas empresas que abarcan los holdings, destaca Nareva, un grupo energético que está construyendo un rentable parque eólico al sur de El Aaiún, que creará 100 empleos y producirá 200 megavatios, y otras de explotación agraria. La versión oficial de Mohamed VI es que con estas operaciones empresariales impulsa la economía del país, pero su estrategia no parece dar los frutos filantrópicos que tanto necesita Marruecos.
NEGOCIOS CON ESPAÑA: Bajo su manto también está la primera entidad bancaria privada del país, el Attijariwafa Bank, ligada a otros bancos españoles. El Santander vendió al SNI hace un año un 10% de su participación por 367 millones de euros y Caja Madrid un 3,4% por 157 millones. Le salió mejor la jugada a Rodrigo Rato que a Emilio Botín.
LAS MIL Y UNA NOCHES: No sorprendería que en la vida de lujo de Mohammed VI existieran hasta alfombras voladoras. Tiene residencias reales desplegadas por todo el país y palacios imperiales equipados a la última. Aparte de sus mansiones oficiales en Rabat, Marraquech, Fez, Mequinez y Casablanca, tiene asilo y refugio de oro en Errachidia, Agadir, Ifrán, Buznika, Tánger, Nador, Skirat, Khenifra y Oujda. El mantenimiento de los palacios cuesta casi un millón al día.
‘EL REY COOL’: Se viste en Gianfranco Ferré, hace pedidos de 43 millones en trajes de lana de lama, tiene 600 vehículos de alta gama en el garaje de palacio, entre ellos su ojito derecho: un Aston Martin DB7 color acero que lleva a reparar en avión a Inglaterra. También colecciona caballos de pura raza.
‘PARIS, JE T’AIME’: Suele viajar a la capital gala de compras, pero en Francia también tiene propiedades en Betz, La Celle Saint-Cloud y en Courchevel, en los Alpes, donde le gusta esquiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario