Las Palmas de Gran Canaria, 6 feb (EFE).- Tres profesores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) que han estado este fin de semana en El Aaiún para comprobar la situación de los saharauis tras el demantelamiento del campamento han afirmado que la situación es "peor" de lo que creían.
El portavoz de esta expedición, Marino Alduán, ha afirmado que durante el tiempo que han estado en la zona han conocido testimonios de varios saharauis, sobre todo jóvenes, que han sido golpeados y torturados, durante y después del desalojo del campamento de la "dignidad" Gdeim Izik, por el régimen marroquí.
Recordó que quedan 129 presos políticos en las cárceles marroquíes, y añadió que se han entrevistado con madres y hermanas de presos que "también son apaleadas cuando intentan ir a visitar a sus hijos una vez por semana".
Destacó el papel de la mujer en la reconstrucción de la sociedad saharaui, puesto que "nos recordaron a las madres de Mayo", porque son las que en estos momentos están dando cobijo y alimento a centenares de jóvenes que no tienen trabajo.
Aún así, dijo Marino Alduán, existe una violación de los derechos humanos a los que hay que añadir la violación de los derechos sociales, que hacen que esta comunidad se empobrezca cada día más.
El profesor de la ULPGC denunció además la falta de libertad que existe en El Aaiún, ya que durante el viaje "primero hemos tenido que esperar una hora en el aeropuerto para que se nos dejase entrar, y luego hemos tenido permanentemente siguiéndonos en la zona un coche de la gendarmería y uno o dos policías en moto".
"No nos han expulsado porque creemos que la situación de tensión" que hay en la comunidad saharaui y en todo el Magreb hace recomendar "no generar más elementos de tensión", y tal vez también porque "somos profesores universitarios" y temían una mayor repercusión de lo que ocurriera, opinó.
Alduán denunció asimismo la situación de "apartheid" en la que viven 70.000 ciudadanos saharauis que quieren el derecho a la autodeterminación, y recordó que más del 80 por ciento de los jóvenes mayores de 18 años y menores de 35 no tienen trabajo, por lo que "en estos momentos no pueden formar una familia, ni independizarse", porque no tienen recursos económicos.
Añadió que la situación es peor de lo que "creíamos" en los campamentos, y deseó que ojalá "la ola democratizadora en el Magreb sea una ola que también beneficie al Sahara", puesto que las madres y las hermanas de los saharauis detenidos decían que es injusto que se hable de democracia sólo en las revueltas de Túnez y Egipto, cuando fue el Sahara el primero en iniciar una revuelta popular contra los abusos.
Es más, explicó Alduán, el primer episodio de revuelta popular por los abusos que se están cometiendo fue el del campamento de la dignidad Gdeim Izik, que fue saqueado y quemado el pasado 8 de noviembre del pasado año.
Movimientos de la población físicamente contra el Gobierno marroquí no se aprecian en el Sahara, aunque indicó que el primer movimiento fue la instalación del campamento para exigir el acceso a la sanidad, al empleo y a la vivienda, y no para exigir la autodeterminación, aunque en definitiva "puedan ser visto como dos caras de la misma moneda".
Ahora, concluyó Marino Alduán, lo que se ve en cada esquina de El Aaiún es una presencia policial considerable, y ha habido movimiento de tropas destinadas a la seguridad en la zona que se han trasladado a las ciudades del norte de Marruecos en previsión de que allí se pueda producir movimientos como los que están ocurriendo en Túnez y en Egipto. EFE arm/rdg
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