domingo, 8 de mayo de 2011

La VIII edición de FISAHARA desde un enfoque humanitario y político



La VIII edición Fisahara será nueva visión de solidaridad con el pueblo saharaui en defensa de sus legítimos derechos (Ministra de Cultura)

Chahid El Hafed, 02/05/2011 (SPS).- La ministra de Cultura, Jadiya Hamdi, indicó este lunes que la octava edición del Festival Internacional de Cine del Sáhara Occidental (Fisahara), traerá una nueva visión de la solidaridad con el pueblo saharaui en defensa de los legítimos derechos a la autodeterminación ya la independencia.

Jadiya Hamdi que animó ayer lunes, una conferencia de prensa en el Ministerio de Cultura en la víspera de la apertura de la VIII edición del Fisahara, dijo que "el objetivo del festival es ampliar el movimiento de solidaridad en torno a la causa saharaui y apoyar la red internacional de artistas e intelectuales, conocido como "Junto con el Sahara"

"Nuestra acción se dirige a encontrar nuevas formas de arte que dan a la película el espíritu humanitario y político a través de la proyección de películas en los campamentos de refugiados, para que los jóvenes saharauis puedan descubrir el séptimo arte" añadió.

En esta edición del festival de Fisahara, que coincide con el Festival de cultura y artes populares, se proyectarán largometrajes y cortometrajes de todo el mundo, documentales y una serie de películas dedicadas específicamente al tema del Sáhara Occidental, informó la ministro.

Según la ministra, la República Bolivariana de Venezuela es el país invitado de honor de esta edición. (SPS)


Jóvenes y no tan jóvenes se manifiestan pidiendo pasar a la acción armada
También se respiran nuevos aires de libertad que vienen desde Egipto o Túnez

RTVE BEATRIZ DE LA HOZ  07.05.2011
Suenan tambores de guerra en los campos de refugiados del Sáhara argelino, donde 165.000 saharauis se consumen como sombras en el exilio.

No es ningún secreto, jóvenes y no tan jóvenes se manifiestan delante de la presidencia del Frente Polisario en el campamento de refugiados de Rabouni pidiendo pasar a la acción armada.

“Se dice públicamente y se palpa en el ambiente. Creo que la gente está harta", reconoce sin paliativos Sidahmed Derbali, subdelegado del Frente Polisario en Madrid.

Se percibe el hartazgo y nadie les puede culpar. Han pasado 35 años desde que el pueblo saharaui abandonara su tierra a la desesperada huyendo de los bombardeos  marroquíes. Era la segunda estocada, la primera vino con la desbandada española del Sáhara español en los días en que Franco agonizaba. 15 años de guerra, un alto el fuego en 1991 y varios intentos frustrados de celebrar un referéndum por la autodeterminación completan la historia.

Volver a la guerra
Rachid Zaindin es uno de esos jóvenes hartos de esperar el regreso de su pueblo a los territorios que habitaron durante cientos de años, desde que recorrían el árido Sáhara como nómadas. Dice que está dispuesto a ir a la guerra y a dar su vida por la causa saharaui  “Nosotros pedimos luchar ya, y morir si es necesario” asegura con fervor.

Desde el frente Polisario no son tan vehementes. Derbali opina que “no es muy inteligente volver a una guerra en la que no estamos seguros cómo van a ir las cosas, cómo va a reaccionar Argelia, que es nuestro principal aliado, y tirar por la borda más de 20 años de discursiones con Naciones Unidas”.

También más cautos Mohamed Haddi, Mohamed Dahbi y Ambarez Daudi, tres activistas saharauis que viven en El Aaiún ocupado por Marruecos y que han venido a hablar con los periodistas que están cubriendo el festival internacional de cine, FI Sahara.

A pesar de denunciar abusos, encarcelaciones y humillaciones por parte de la policía marroquí, los activistas no defienden una opción de las armas. “No es que el Frente Polisario no quiera elegir la lucha, hay que esperar al momento idóneo para hacerla, pero el Polisario ha firmado un contrato de alto el fuego y habrá que respetarlo”, aseguran con gesto adusto.

La esperanza de la primavera árabe
Paradójicamente, al mismo tiempo que surgen voces pidiendo la guerra contra Marruecos,  también se respira en los campos de refugiados del Sáhara argelino esperanzas renovadas que provienen de los nuevos aires de libertad que llegan desde Túnez o Egipto.

Varias son las voces que aseguran que las revueltas árabes no comenzaron en Túnez cuando un joven desesperado se quemó a los inmoló a finales de diciembre.

Para varios analistas, como el que fuera jefe de la MINURSO misión de la ONU para el referéndum del Sáhara Occidental, Francesco Batagli, la verdadera mecha de las revueltas árabes prendió con el campamento de la Dignidad cuando 20.000 saharauis y simpatizantes de la causa unieron sus voces para pedir mismo derechos que los marroquíes y justicia para el Sáhara.

Fuera cual fuera el detonante, lo que muchos saharauis tienen claro es que las reclamaciones de justicia y democracia de sus vecinos árabes les va a beneficiar y que las apoyan.

“Nosotros queremos libertad, así que automáticamente estamos con los países que luchan por la libertad” dice el joven Rachid.

Por su parte, la ministra de cultura en los campos de refugiados de Tinduf, Hadiya Hamdi, también ve razones para la esperanza. “Los cambios en Egipto y Túnez nos facilitan hacer llegar información sobre la lucha saharaui a estas sociedades”.

Pero donde más acento se pone es en los movimientos que se están produciendo en Marruecos.

La ministra asegura que hay un importante movimiento social en Marruecos que los medios silencian. “Siempre hay opositores dentro de una monarquía tan dictatorial como la marroquí”.

“Las protestas en Marruecos nos dan muchas esperanzas –asegura el subdelegado del Frente Polisario en Madrid- porque principal problema no es con el pueblo marroquí sino con el rey de Marruecos. Si el pueblo marroquí tuviera más protagonismo en las decisiones de su estado, nosotros  no estaríamos aquí, porque estaríamos hablando de un país democrático. Si pasa algo en el reino alauí con este aperturismo que hay, estamos seguros de que con el pueblo de Marruecos vamos a llegar a un acuerdo muy rápido”.

Preguntado sobre si de verdad cree posible que llegue cambios a Marruecos solucionen el conflicto del Sáhara, Derbali contesta sin dudar “Cuando vi a Mubarak caer me di cuenta de que todo es posible".


Julio Soria Campo de refugiados saharauis de Dajla (Argelia), 5 de mayo de 2011 (EFE).- Bajo un sol abrasador y con la arena pegándose al cuerpo, el actor Luis Tosar ha podido comprobar de primera mano el espíritu optimista y combativo del pueblo saharaui, que celebra a partir de hoy el "FiSahara 2011".

"Todos tienen muchas ideas para llevar a cabo. La energía está muy arriba y supongo que tendrá que ver con las revueltas que se han producido en los últimos tiempos en los países árabes, que habrán traído un cierto clima de esperanza respecto a la posibilidad de un cambio en este lugar", ha dicho el actor en una entrevista el campo de refugiados de Dajla.

Tosar asiste perplejo al espectáculo que ofrece este lugar, con más de 40.000 habitantes, sede del Festival de Cine del Sahara (Fisahara), que cumple este año su octava edición. "Conozco a muchas personas que habían estado en los campamentos, muchos actores que ya habían acudido al festival, pero la gente te cuenta historias desde un lugar más abstracto que el puramente físico: un campamento en medio de la nada más absoluta", afirma. "Hasta que no estás aquí no eres consciente de que te encuentras en un campo de refugiados, con gente desplazada a muchísimos kilómetros de lo que eran sus hogares. Da mucha pena, pero por otro lado te encuentras con la energía del festival, con muchas personas que vuelven al campo para reencontrarse con sus familias", añade.

El intérprete gallego, protagonista de películas como "Los lunes al sol" o "También la lluvia", es uno de los rostros más visibles de FiSahara 2011, al que asisten artistas como Alberto Ammann, Nora Novas, Miguel Ángel Silvestre, Joan Cornet, José Manuel Seda, Cecilia Gessa o Gerardo Olivares. Destaca Tosar del lugar que "todos tienen muchas ideas para llevar a cabo. La energía está muy arriba y supongo que tendrá que ver con las revueltas que se han producido en los últimos tiempos en los países árabes, que habrán traído un cierto clima de esperanza respecto a la posibilidad de un cambio en este lugar".

Diana de sus críticas es la clase política española: "nunca ha respondido ante la situación de los saharauis y, cuando lo ha hecho, ha sido de forma opuesta a lo que esperábamos. La responsabilidad de España con el pueblo saharaui es de una opacidad total". "¿A qué se debe tanta pleitesía con el gobierno marroquí? Yo desde luego no lo sé, me cuesta trabajo entenderlo por más que lo intento. No encuentro una razón económica especialmente convincente y políticamente es muy difícil saber por qué hay tanto empeño en que el conflicto no se solucione", lamentó.

A escasos metros de Tosar se encuentra Carlos Bardem ("Entrelobos", "Celda 211"), que visita FiSahara por tercer año consecutivo. "Siempre es una experiencia increíble y de la que te llevas muchas más cosas de las que te traes", asegura el intérprete madrileño. "Me aporta lecciones muy útiles a nivel individual y colectivo, ejemplos de coraje, de dignidad, de voluntad de lucha, y creo que a todos nos iría mucho mejor si luego fuéramos capaces de aplicarlas en nuestros propios países", detalla Bardem, al que invade una extraña sensación cada vez que abandona el campo de Dajla. "Me siento un poco ladrón, porque por muchas cosas que traiga (material escolar, medicinas, alimentos...) siempre me llevo mucho más, la generosidad de esta gente que, sin tener nada, te lo entrega todo. Tienen unos valores morales que son muy importantes para la vida", asevera.

En palabras del actor, "el gran problema de los saharauis es el estancamiento en el que llevan sumidos desde hace 35 años. Cualquier cosa que rompa el ´statu quo´ establecido desde el Elíseo, la Moncloa la Casa Blanca, de apoyo total a un señor que es un tirano medieval, puede beneficiar a esta gente, que ya no puede aguantar más en esta situación", sentencia. La inauguración del festival, que contará con la presencia del primer ministro de la República del Sahara, Abdelkader Taleb Omar, tendrá lugar tras la presentación del filme "Wilaya", una obra de Pedro Pérez Rosado y cuyo rodaje ha tenido lugar en los campamentos de refugiados de Tindouf.


Los saharauis de Dajla esperan poder volver algún día a su tierra

Culpan a España de su situación en el exilio

Durante una semana el festival de cine Fi Sáhara les lleva magia e ilusión

RTVE  BEATRIZ DE LA HOZ  06.05.2011

Rachid Zaindin tiene la vehemencia propia de sus 26 años. Marca sus aseveraciones con golpes en la silla y habla sobre la guerra con la el fervor de quien no la ha padecido.

“La culpa es de España”. Es una idea que repite varias veces. Insiste en que todos los españoles deben recordarlo. “La culpa es de España” vuelve a repetir.

A lo que este joven periodista de la radio nacional saharaui se refiere a la desbandada del Sáhara orquestada por la dictadura franquista durante los días en los que el dictador agonizaba en la cama.

La circunstancia fue aprovechada por Marruecos. Utilizando como pantalla la marcha pacífica de civiles de la Marcha Verde, Hassan II se anexionó el territorio que había sido una provincia española.

Desde entonces una guerra de 15 años, un alto el fuego, una fracasada misión de la ONU y un pueblo que sobrevive en el exilio del desierto argelino desde hace 35 largos años.

El fervor guerrero de Zaindin
A pesar de esta larga travesía por el desierto, “esperanza” es una palabra que asoma en mis conversaciones con los saharauis.

“Como te miro ahora estoy seguro que algún día volveremos a nuestra tierra” afirma con otro golpe en la silla.

Cuando la vida no es dulce no te importa dar tu vida
No puedo por menos que preguntarme cómo este joven, nacido y criado en el campo de refugiados de Dajla, el más alejado de Tinduf de los cinco existentes, conserva vivo el sueño de regresar a un patria que jamás ha visto e incluso está dispuesto a morir por ella. “Cuando la vida no es dulce no te importa dar tu vida”, me explica con su español entrecortado.

La nostalgia de Fal
Ahmed Fal pasa de los cincuenta años. Estos días está ayudando, con sus formas suaves y educadas, a los numerosos medios de comunicación que nos hemos dado cita en el Fi Sáhara, el festival de cine que, por seis días, trae un oasis de la ilusión y magia del cine a este desierto de la desesperación.

Fal sí ha conocido la tierra arrebatada a los saharauis y recuerda sus años de estudiante en El Aaiún cuando la ciudad era aún parte del Sáhara español.

Ante mi sorpresa, a pesar de su edad, el pragmatismo no ha hecho mella en este ingeniero en minas y prospecciones. Sin timidez, la esperanza vuelve a aparecer en la conversación.

Estoy seguro de que algún día podremos volver
“Estoy seguro de que algún día podremos volver” asegura, y a continuación propone, con la agilidad de quien ha meditado mucho el asunto, que se debería hacer una campaña a nivel internacional. "No podemos pasar a nuestros hijos el sufrimiento que nosotros hemos padecido”.

Al contrario que el joven periodista, Fal carece de fervor guerrero. Me cuenta que luchó 15 años junto al Frente Polisario contra Marruecos.

Sus ojos oliva se entristecen cuando recuerda cómo vio morir a sus compañeros o tuvo que dar muerte a sus enemigos, porque al fin y al cabo me dice “es horrible ver morir a un ser humano”.





GUINGUINBALI  NACHO PARA
Dajla (Tindouf) 07/05/2011

Bastó una reflexión de Abdelkader Taleb Omar, primer ministro de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), para que el FiSahara adoptara de repente un tinte eminentemente político: “Tendríamos que preguntarnos por qué Francia tiene una doble vara de medir. Por qué es una gran defensora de los derechos humanos en muchas partes del mundo y no acepta la vigilancia de estos derechos en el Sahara Occidental”.

Para que no quedara dudas, a Taleb Omar no se le olvidó mencionar ni a Aminetu Haidar ni a “los jóvenes héroes del Campamento de la Dignidad”.

Además de denunciar esa “actitud hipócrita”, el primer ministro saharaui entró de lleno en dos asuntos claves para el futuro de su pueblo: las revueltas que agitan el Magreb y las supuestas diferencias de criterio entre los saharauis de los territorios ocupados y el Frente Polisario. Sobre la ola revolucionaria dijo: “Lo que está pasando demuestra que ningún gobierno puede imponer su voluntad por las armas”. Y sobre las presuntas divergencias, proclamó: “Los saharauis estamos más unidos que nunca. La continua tortura y discriminación de los habitantes del Sahara Occidental y los padecimientos de la población en los campamentos son parte de la misma cosa, aunque a Marruecos le interese divulgar un mensaje falaz de división”.

Luis Tosar, protagonista de También la lluvia, enarboló la bandera saharaui y, para presentar su película, dijo: “Trata sobre la gente que no se resigna, a pesar de que todo parezca en contra, y ni yo ni la película pueden enseñar nada a este pueblo sobre ese asunto”. Nora Navas, protagonista de Pa negre, que también se proyecta en la muestra, buscó otros paralelismos: “Esta película trata sobre el sinsentido de la guerra, pero sobre todo trata de cómo mantener firmes los principios y las ideas de uno mismo a pesar de haber salido derrotados. Si uno se mantiene de pie, la victoria nunca es completa y puede acabar tornándose en derrota”.

Más relajado, escuchando a Dire Straits a medianoche bajo el palmeral, Tosar habló del primer impacto de su visita: “Tienes una foto hecha del conflicto saharaui a través de lo que lees y te cuentan, pero poner un pie aquí te da una sensación de extrema soledad, de estar en medio de la nada, y al mismo tiempo te sientes acompañado por un pueblo maravilloso. Ojala consigan su tierra, y cuando la consigan, no acaben pareciéndose a nosotros”.

Similar impacto se han llevado las delegaciones sudafricana y venezolana, país este último invitado de honor del festival. Masotsha Mongezi, primer secretario de la embajada de Sudáfrica en Argel, llevó la reflexión a su terreno: “Mandela estuvo muchos años en la cárcel y al final fue liberado y nos condujo hacia la libertad, la igualdad y el progreso. Los saharauis están en una cárcel de arena, y durante estos días he comprobado su convencimiento y determinación. Estoy seguro de que, a pesar de las dificultades y de las zancadillas traicioneras, su revolución acabará triunfando. Cuando te asiste la razón, a veces es solo cuestión de tiempo, aunque durante ese tiempo tengas que sufrir al límite de la resistencia humana”.

Para el realizador venezolano Carlos Azpurúa, autor del documental Saharaui, la última colonia de África, centrado en la violación de los derechos humanos, cada vez está más lejos la posibilidad de la independencia, pero confía en el advenimiento de un estallido interno en Marruecos contra Mohamed VI que daría vía libre para que los refugiados regresaran a su tierra.

Miguel Ángel Silvestre, actor más conocido como El Duque por su papel en la serie televisiva Sin tetas no hay paraíso, también anda por el campamento de Dajla estos días. Aparte de sus conclusiones existenciales, que podrá evaluar cuando su estancia finalice, seguro que ya ha sacado una conclusión: que nadie aquí lo conoce, que no hay fans chillonas suspirando por sus abdominales. Aquí se viene a otra cosa.

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