*Fuente: Cantabria por el Sahara
Presencia de Dahha Rahmouni, Leila Lili, Fadah Aghla y Hassan Duihi, activistas defensores de derechos humanos en el Sahara Occidental Ocupado, en Comillas el día 8 de agosto de 2011, en la semana organizada por la Asociación Cantabria por el Sahara.
INTERVENCIONES:
DAHHA RAHMOUNI
Muy buenas tardes a todas las personas presentes.
En primer lugar, en mi nombre y en el de mi compañero y compañeras, agradecemos muy sinceramente a la Asociación Cantabria por el Sahara la invitación para estar hoy aquí, así como a la Alcaldesa de Comillas por su acogida en esta Casa Consistorial.
Para mi es un honor intervenir en nombre de las y los defensores saharauis de los derechos humanos y de las y los ciudadanos saharauis en las zonas ocupadas.
Después del cese el fuego entre el frente Polisario y Marruecos, en septiembre de 1991, y por la incapacidad de la ONU para organizar un referéndum de autodeterminación por las constantes trabas impuestas por Marruecos a la comisión de la MINURSO encargada de la identificación de los futuros votantes en el referéndum, el pueblo saharaui decidió iniciar una Intifada pacífica en los territorios ocupados del Sahara Occidental. Esta Intifada, que se ha denominado “la Intifada de la independencia”, fue una respuesta legitima al proyecto de autonomía que Marruecos, dentro de lo que denomina “la soberanía marroquí”, pretende dar al pueblo saharaui después de 36 años de ocupación de sus territorios. Las movilizaciones pacificas de la Intifada de la independencia se iniciaron en la ciudad ocupada de El Aaiun el 21 de mayo de 2005 y han continuado durante seis años.
Durante estos años las fuerzas de ocupación marroquíes han respondido a esta Intifada pacifica con campañas de detenciones contra las y los activistas saharauis de los derechos humanos y ciudadanos saharauis inocentes y con campañas de allanamientos nocturnos de las viviendas de los ciudadanos saharauis para imponer el terror y el miedo en las zonas bajo ocupación. Estas campañas, sin embargo, no quebrantaron la voluntad de los saharauis de continuar las manifestaciones pacificas y las protestas diarias que llevaron a la histórica acción de Gdeim Izik.
El Campamento de Gdeim Izik representó un punto de inflexión en la lucha de las y los ciudadanos saharauis en los territorios ocupados y un duro golpe a la propaganda marroquí y llevó la lucha nacional saharaui a nuevas dimensiones regionales e internacionales. El régimen marroquí cometió un flagrante crimen al desmantelar el campamento de forma violenta y mediante la utilización de armas de fuego, violando con ello el cese el fuego supervisado por la ONU. Durante el desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik y en los días posteriores, miles de ciudadanos saharauis sufrieron, en sus propias carnes crímenes contra la humanidad como las desapariciones forzosas, la tortura, el asesinato y muchas otras violaciones a los derechos humanos más esenciales. A pesar de todo esto los ciudadanos saharauis en los territorios ocupados han dejado claro su inquebrantable voluntad de continuar su lucha hasta el final.
Gdeim Izik, además, simbolizó el inicio de lo que hoy se conoce como la primavera árabe. Un ejemplo para romper el muro del miedo en otros países de la región. La acción pacifica y civilizada de Gdeim Izik despertó en varios países árabes el ideario de la libertad y la confianza de que a través de la resistencia pacifica los pueblos se pueden liberar de las dictaduras árabes corruptas.
Las zonas ocupadas del Sahara Occidental continúan siendo escenario de manifestaciones pacíficas y sentadas diarias de ciudadanos saharauis exigiendo respeto a todos sus derechos, incluido el derecho a la autodeterminación e independencia y otros derechos socioeconómicos y culturales.
La salvaje represión que ejerce la maquinaria policial del estado marroquí sobre las ciudades saharauis ocupadas, ha convertido a estas ciudades en grandes bases militares sitiadas por el ejército real y las fuerzas auxiliares marroquíes. Los camiones del ejército cercan las entradas a las escuelas e institutos de enseñanza y a las principales calles de las zonas donde se da una constante mayor presencia de ciudadanos saharauis. Frente a este nuevo escenario el majzen ha recurrido a nuevos métodos y nuevas formas de represión como:
El secuestro de las y los ciudadanos saharauis que participan en las manifestaciones para torturarlos en los vehículos policiales y lanzarlos fuera de las ciudades en pleno desierto.
Lanzamiento de piedras contra los manifestantes.
Allanamiento de viviendas y propiedades de los ciudadanos saharauis.
Organizar contra-manifestaciones de colonos marroquíes armados con armas blancas, incitando a estos colonos para que ataquen a los ciudadanos saharauis y destruyan sus propiedades.
Exclusión de las y los estudiantes saharauis de los centros escolares como represalia por su participación en las manifestaciones pacificas.
Estos métodos permiten a las autoridades y a los colonos actuar con total impunidad contra la población civil saharaui e impiden a los ciudadanos saharauis recurrir a la justicia para denunciar estos hechos porque son cometidos por los aparatos de seguridad y espionaje marroquíes.
En esta escalada de represión tampoco se salvan los presos políticos saharauis que se encuentran en las cárceles marroquíes, Entre ellos los 23 presos políticos saharauis que todavía permanecen en la cárcel de Sale, en Marruecos, a raíz del desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik y que se enfrentan al tribunal militar de Rabat, a pesar de su condición de ciudadanos civiles inocentes.
La situación en los territorios ocupados es muy grave y Marruecos actúa con total impunidad al no permitir el acceso al territorio de la prensa y los observadores internacionales. En momentos en que los países árabes viven una verdadera revolución democrática, el territorio saharaui no puede ser la excepción de la regla. Es, cuanto menos sospechoso, que un país como Francia que ha alzado la voz en la UE y en la ONU para defender los derechos humanos en países en conflicto como Libia y Siria sea el único país que ha rechazado (amenazando con el veto) que la ONU vigile los derechos humanos en el Sahara Occidental.
Desde aquí queremos hacer un llamamiento a todas las personas interesadas en los derechos humanos y la dignidad de las personas a trabajar para la defensa de los derechos de las y los ciudadanos saharauis en las zonas ocupadas y por la liberación de todos los presos políticos y de conciencia en las cárceles marroquíes. Muchas gracias por su atención.
LEILA LILI
Soy una más de las innumerables víctima de las violaciones de derechos humanos en el Sahara Occidental. Desde mi primera detención en 1991, otras cuatro veces he sido detenida y torturada par la policía Marroquí, la última, el día del desmantelamiento de campamento de Gdeim izik.
Ese día yo estaba presente en el campamento y recuerdo muy bien el momento en que el pueblo saharaui, sin ninguna defensa es víctima de un ataque salvaje por parte de las fuerzas de seguridad marroquí. Yo vi con mis propios ojos como los camiones militares pasan encima por de las jaimas de los saharauis donde estaban durmiendo hombres y mujeres de todas las edades así como niños, ví como quemaban otras jaimas en las que también se encontraban personas dentro.
Escuche los gritos aterrorizados de muchos niños y también vi como a un joven que llevaba a su madre en la espalda, porque ella es incapaz de andar, intervienen los militares y detienen el joven y dejando a la madre tirada en el suelo. Esta mujer estuvo 7 días desaparecida, y al final la en el Hospital militar de El Aaiun.
Al día siguiente me levanté muy temprano y salí buscando gente para ayudarla. No se veía a nadie y hubo un momento en que pensé que todo el mundo estaba muerto. Por fin me encontré en mi barrio con una familia que había recogido a unos niños y buscaba a sus familias. Salí y par suerte encontré las familias de dos niños. Cuando salí de nuevo a buscar las otras familias, la policía marroquí me arrestó y me torturó. Allí estábamos, en las mismas condiciones, muchas personas saharauis y ningún marroquí, pero hubo un momento en que entraron el la Comisaría tres marroquíes con las manos atadas a las espaldas a los que se les veían armas blancas. En cuanto la policía supo que eran marroquíes les liberó inmediatamente, yo pregunte al policía porque había liberado a esas tres personas si llevaban armas, pero no me dio ninguna respuesta.
De esa Comisaría me llevan a la Central, donde también me encuentro con muchos saharauis detenidos. Inmediatamente me tapan los ojos con una banda y comienzan a inspeccionar toda mi ropa.
En este momento todas las personas saharauis en esa comisaría están bajo la tortura y se pretende obligarles a que digan “viva el rey” y “ el Sahara es marroquí”, esta situación yo la vivo durante dos días más en los que, sin saber porque, fui liberada..
Sin perder tiempo, me junté con mis compañeros y compañeras activistas de derechos humanos para organizar visitas a las víctimas Me encontré con muchos personas heridas mujeres, hombres y niños y que no pueden ir al hospital porque los médicos no quieren recibirlos, pero, además, porque tienen miedo de ser arrestados por la policía que vigila el Hospital y las farmacias justo para proceder al arresto de las víctimas.
Entre estas víctimas hay algunas que tienen balas en el cuerpo, y siguen hasta hoy con estas balas…
Podría contar muchos casos de las torturas y represión que ejerce la policía marroquí contra la población saharaui, pero aquí les dejo este testimonio personal, que es un pequeño ejemplo de lo que está sucediendo todos los. días en el Sahara Occidental ocupado.
HASSAN DUIHI
En primer lugar, y antes de hablar de la política sistemática de violación de los derechos del pueblo saharaui bajo la ocupación salvaje y prepotente del Reino marroquí, es necesario contextualizar la situación del Sahara Occidental en el derecho internacional y las diferentes resoluciones emanadas de la ONU.
Tras el abandono del Estado español de su colonia sin haber procedido a la descolonización, de acuerdo a la legalidad internacional que emana de la legalidad Internacional y las resoluciones de la ONU, el Sahara Occidental es un territorio no Autónomo, es decir un territorio pendiente de descolonización.
Y, de acuerdo con esas mismas resoluciones jurídicas el Estado español es la potencia administradora del Sahara Occidental, así como Marruecos es la potencia ocupante.
Bajo esta ocupación ilegal las y los saharauis en los territorios ocupados del Sahara occidental han conocido la difícil realidad de las detenciones arbitrarias, han padecido secuestros con desapariciones forzosas, tortura... Esta política sistemática de violaciones de los derechos humanos más básicos sigue hasta hoy bajo los ojos de la MINURSO y bajo un silencioso muro mediático.
La situación de los derechos humanos en los territorios ocupados del Sahara Occidental sigue como siempre. Marruecos encarcela, secuestra y tortura a las y los jóvenes saharauis que participan en las manifestaciones que reivindican el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui; y prosiguen los juicios de las y los presos políticos saharauis en los que no se dan las condiciones mínimas de un juicio justo.
Hasta ahora un mártir joven saharaui, sigue en la morgue del Hospital de El Aaiun desde el 22 de diciembre 2010, después de ser víctima de una bala de un policía marroquí, a falta de una autopsia independiente que reivindica la familia y que niega Marruecos, por lo que su familia no lo pudo enterrar.
En la cárcel de Sale en Marruecos 23 presos políticos civiles saharauis esperan presentarse ante un tribunal militar marroquí. El único delito que se les inculpa es su participación y la organización del campamento de Gdeim Izik para reivindicar todos sus derechos.
Los defensores de derechos humanos saharauis, que se han convertido en víctimas de la represión e intimidación diaria, se ven en una situación total de indefensión a la hora de hacer su trabajo en este clima de terror. Hay que tener en cuenta, que hasta ahora, ninguna asociación saharaui ha sido legalizadas por las autoridades marroquíes, lo que les impide trabajar de un manera legal y las Asociaciones que existen tiene que realizar su labor de una manera clandestina, siempre expuestas a las represalias del régimen marroquí.
Esta es una de las razones por las que es necesaria y urgente la presencia de Observadores Internacionales en el Sahara Occidental ocupado, tanto en la asistencia a los juicios, donde se puede comprobar que estos carecen de las mínimas garantías legales, como para el contacto con las y los activistas de derechos humanos de forma que pueda romperse el bloqueo mediático al que está sometida la situación de marginación y represión del pueblo saharaui en su propio territorio.
En Comillas a 8 de agosto de 2011.
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