domingo, 1 de enero de 2012

El Sáhara, de colonia a territorio ocupado

Fue colonia española hasta 1975, posteriormente ocupada por Marruecos hasta la actualidad y con un proceso de descolonización pendiente, a través de un referendum. En las siguientes líneas analizamos las causas históricas y políticas del conflicto del Sáhara Occidental.
En el año que termina, entre otras efemérides, se han cumplido 36 años de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental. El conflicto que empezó (o que continuó) con la Marcha Verde en noviembre de 1975 sigue en un punto muerto, con un referendum de autodeterminación pendiente y con decenas de miles de saharauis viviendo en los campos de refugiados de Tinduf, en Argelia. Para comprender las causas de este problema que no es tan frecuente en los medios españoles como seguramente debiera, hay que remontarse a la época en la que la que el Sáhara era colonia española, durante la dictadura del general Franco.
Colonia española (hasta 1975)
El Sáhara Occidental (para evitar cambios de nombre que puedan despistar al lector utilizaremos siempre esta denominación, en lugar de la oficial de “Sáhara Español” como se llamó durante la colonización española) formaba parte de las reivindicaciones de España desde finales del siglo XIX, época de las colonizaciones imperialistas, aunque no tuvo control sobre ese territorio hasta 1934. Al mismo tiempo que también colonizaba Marruecos, quien proclamó su independencia de Francia y de España en 1956.
Tras la Segunda Guerra Mundial comenzó el conocido proceso de descolonización. Fue impulsado por la joven Organización de las Naciones Unidas, cuya Asamblea General aprobó en diciembre de 1960 la Declaración de Garantías de Independencia para las Colonias y los Pueblos, mediante la Resolución 1514, que reconocía el derecho de autodeterminación de los pueblos, el derecho a decidir su propio futuro. España fue una de las nueve potencias colonias que se abstuvieron en aquella votación, que se aprobó con 89 votos a favor, ninguno en contra y las mencionadas 9 abstenciones, en su mayoría de países que aún practicaban el colonialismo.
Pero el dictador Franco tenía una obsesión por el Sáhara. No en vano, era uno de los militares que se habían formado en África y desde donde comenzó el golpe de estado a la República de 1936. Así que desoyó esta resolución. Para ello, dio al Sáhara el estatus de provincia a principios de los años 60. Se convirtió así en la 53ª provincia española. Más adelante les dotó de su propio parlamento españolista. Todo para acabar concediendo, en 1974, un Estatuto de Autonomía que nunca llegó a promulgarse y que debía llevar a cabo la independencia del Sáhara, después de un periodo de tutela colonial, para lo cual también se creó el Partido de Unificación Nacional Saharaui (PUNS). Todas estas artimañas terminarían finalmente con el anuncio de convocar un referendum para la primera mitad del año de 1975, que tampoco llegó a celebrarse debido a la inestable situación del régimen peninsular.
La resistencia del Frente Polisario
A finales de los años 60 ya había germinado en el Sáhara la resistencia, aunque hay que esperar hasta el año 1973 para que se fundase el Frente Polisario en territorio mauritano. El Polisario fue el heredero directo del “Movimiento para la Liberación del Sáhara”, cuyo enemigo principal fue España. Poco a poco consiguieron ir reclutando gente, incluso soldados saharauis que desertaban de las empresas y de las fuerzas armadas españolas e ir uniéndolos a su causa. Su estrategia inicial, tanto del Movimiento para la Liberación del Sáhara como del Frente Polisario fue la realización de la guerra de guerrillas y de sabotajes a las empresas españolas que explotaban los recursos del Sáhara (principalmente fosfatos y petróleo).
A partir de la invasión de la Marcha Verde y la retirada de España del territorio, el Frente Polisario juega un papel diferente, de lucha contra los nuevos invasores. Hoy en día, el Polisario se concentra en los campos de refugiados de Tinduf, aunque dedicaremos más adelante un apartado para analizar la situación jurídica del territorio y de los refugiados.
Ofensiva marroquí
Desde su independencia en 1956, Marruecos quería expandirse y anexionarse el Sáhara. En realidad, este territorio que tenían al sur formaba parte de la idea expansionista y nacionalista del “Gran Marruecos”, que también comprende parte de Argelia, de Mauritania y de Mali, así como las islas Canarias y las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla. El concepto “Gran Marruecos” data de la época de la colonización francesa, y fue uno de los argumentos utilizados por la resistencia nacionalista marroquí para propugnar su independencia, y recuperado por el rey Hassán II, fallecido en 1999 y padre del actual rey Mohamed VI.
El 6 de noviembre de 1975, en plena agonía del general Franco y del régimen al que daba nombre, Marruecos organiza la conocida “Marcha Verde”, orquestada a lo largo de varios meses antes con el apoyo de EEUU, y más concretamente con la ayuda de Henry Kissinger, quien ocupaba el cargo de Secretario de Estado del entonces presidente Gerald Ford, quien había sucedido a Richard Nixon en 1974, tras la dimisión del primero por el escándalo Watergate.
La Marcha Verde consistió en un desfile de ciudadanos marroquies que cruzaron la frontera del Sáhara. Detrás de ellos iba el ejército marroquí, con la intención de proteger a sus ciudadanos y, de paso, de invadir y ocupar el territorio entonces administrado por España. Se trató, sin lugar a dudas, de una invasión destinada a explotar los recursos naturales del Sáhara Occidental, entre ellos los fosfatos, que se utilizan para fabricar fertilizantes. Marruecos posee en la actualidad el 75% de los fosfatos del mundo, es el primer exportador mundial y el tercer productor. La mayoría de los yacimientos de este mineral se encuentran en la región de Bucraa, al norte del Sáhara Occidental, y ya fueron explotados por España antes de 1975 a través de la empresa Fos Bucrá, que construyó una cinta transportadora de más de 100 kilómetros de longitud para llevar el preciado mineral hasta las costas del Sáhara, donde era embarcado. Esta empresa fue un vivero para el Frente Polisario porque muchos de sus primeros integrantes eran trabajadores de la misma, y el incendio de varios kilómetros de la cinta transportadora fue uno de los primeros objetivos del Polisario.
Desde 1975 a la actualidad:
Ante la presión de la Marcha Verde y la grave enfermedad de Franco, que tuvo que ser operado por aquellos días, el gobierno español presidido por Carlos Arias Navarro adoptó el 14 de noviembre de 1975 los llamados Acuerdos de Madrid, por los cuales cedía la administración del territorio a Marruecos y Mauritania. Es entonces cuando podemos considerar que comienza una guerra del Frente Polisario contra los nuevos invasores. El Polisario terminaría derrotando en 1979 a Mauritania, quien tras sufrir varios golpes de Estado internos terminó reconociendo la soberanía del terreno y descolonizándolo, aunque Marruecos invadió parte de las zonas que anteriormente habían sido asignadas a Mauritania. El Frente Polisario también obtuvo el apoyo del vecino Argelia, ya para entonces independizada de Francia (tras cruentas guerras y conflictos) y que se había constituido en un estado socialista (lo cual seguramente condicionó el apoyo de EEUU a Marruecos en su Marcha Verde, pues no debemos olvidar el contexto histórico de polarización y de Guerra Fría). Asimismo, durante la guerra posterior Marruecos utilizó fósforo blanco y napalm contra la población saharaui (ambos usados también por Estados Unidos contra los combatientes norvietnamitas en la Guerra de Vietnam que justo acababa de terminar por aquellas fechas) con el objetivo de cometer un genocidio.
Desde entonces, un grueso de la población saharaui vive en los campos de refugiados de Tinduf, cedidos por Argelia, donde han construido una pequeña representación de su territorio, con pequeñas unidades que reciben los mismos nombres que las ciudades de su territorio ocupado. El nombre que recibe este asentamiento es el de República Árabe Saharaui Democrática (en adelante, RASD), aunque daremos más detalles más adelante en el apartado dedicado a la situación jurídica con respecto al derecho internacional.
Desde principios de los años 80, Marruecos ha ido paulatinamente construyendo un muro que separa los territorios que ocupa de los que pertenecen a la RASD, que pertenecían a Mauritania y fueron descolonizados en 1979 cuando el país africano reconoció al Polisario. Este muro, de más de 2500 kilómetros de longitud, tiene como objetivo evitar la acción guerrillera del Polisario y separar los yacimientos de recursos que Marruecos explota, así como impedir que los saharauis vuelvan a su territorio, para lo cual cuenta con las preceptivas minas.
Al término de la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos, la ONU tomó parte en el asunto. Aunque en realidad ya existían presiones y contactos del entonces Secretario General de Naciones Unidas Kurt Waldheim y el representante español en el organismo internacional para que España realizase una descolonización legal del territorio. Presiones que no sirvieron para nada porque España no actuó conforme al derecho internacional. Pero, más concretamente, desde 1991 existe la MINURSO, que significa Misión de Naciones Unidas para el Referendum en el Sáhara Occidental. Esta misión internacional se encarga de vigilar el alto al fuego en el territorio y de impulsar el referendum de autodeterminación, pero no tiene competencias para vigilar el cumplimiento de los derechos humanos en el territorio, cuestión que Francia -aliado de Marruecos- veta en el Consejo de Seguridad de la ONU. Aunque lleva más de 20 años de duración, no estaba previsto que durase tanto, y su mandato ya ha sido extendido 39 veces desde que comenzó. Mientras tanto, el Sáhara es una región fuertemente vigilada donde los periodistas son normalmente vetados. La postura de Marruecos consiste en, poco a poco, ir diluyendo la cultura saharaui, diferenciada de la marroquí, para finalmente realizar un referendum de autodeterminación donde gane la voluntad de los habitantes del territorio de seguir perteneciendo a Marruecos.
El Sáhara en los medios y en la sociedad española
Actualmente un gran número de saharauis viven en el territorio del Sáhara Occidental. Bien conocido es el caso de Aminetu Haidar, una ciudadana saharaui residente en El Aaiún que tras haber estado encarcelada durante varios años, se convirtió en una de las principales disidentes. Hace algo más de dos años, en el invierno de 2009,
Haidar volvía a su ciudad desde Estados Unidos, donde había recibido un premio. Marruecos decidió entonces retirarle su pasaporte y deportarla a las Islas Canarias, donde ella decidió comenzar una huelga de hambre que puso de actualidad el conflicto del Sáhara de nuevo. Pero realmente, la cuestión no es tan frecuente en los medios de nuestro país como sí son otras (como el conflicto Árabe-Israelí, sin ir más lejos), aunque seguramente a esto contribuya la hostilidad de Marruecos hacia los periodistas españoles, a quien no tiene problemas en censurar y deportar.
Si la situación de la prensa no es muy alentadora, poco más podemos decir sobre el compromiso político. A pesar de que en España existe una corriente mayoritaria favorable al Sáhara, no ocurre esto con nuestros representantes públicos. El que se convertiría en 1982 en Presidente del Gobierno, Felipe González, intervino en los campamentos de Tinfud (Argelia) en 1976 para anunciar su apoyo al pueblo saharaui.Posteriormente, su posición respecto al conflicto ha cambiado ligeramente.
La presidencia de Aznar no fue mucho más calmada en las relaciones con Marruecos, y baste recordar para ello el incidente del peñón de Perejil, de 2002, ocupado por militares de Marruecos. Asimismo, José Luis Rodríguez Zapatero aseguró al poco de tomar posesión como presidente que el problema del Sáhara podría resolverse “en seis meses”. Precisamente, es bien conocida una foto, fechada en 2003, de la última ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, que aparece junto con el lider sindicalista Cándido Méndez portando una pegatina de apoyo al pueblo del Sáhara.
Aún es demasiado pronto para saber cual será la postura del nuevo gobierno de Rajoy en el tema del Sáhara, aunque en su programa recoge la voluntad de impulsar el proceso de autodeterminación mediante referendum. Mohamed VI, rey de Marruecos, no perdió el tiempo en felicitar al nuevo Gobierno tras su toma de posesión y aseguró que deseaba mantener la “cooperación privilegiada” entre ambos países. En cualquier caso, a España le interesa llevarse bien con Marruecos por asuntos tan importantes como la pesca, las cuestiones de inmigración o el gas proveniente de Argelia que llega a la península a través de Marruecos.
Al tiempo que queda clara la tibieza de los representantes políticos, destaca en España el amplio apoyo social a la causa saharaui. Existen numerosas asociaciones, como CEAS Sáhara o AAPPS (Asociación de Apoyo Político al Pueblo Saharaui) que normalmente realizan charlas, intervenciones, y manifestaciones de protesta ante la embajada marroquí cuando se acercan las fechas de la Marcha Verde. Tampoco se puede pasar por alto a los cooperantes españoles y de otras nacionalidades que ayudan a los saharauis en los campos de refugiados de Tinduf. Tres de ellos, dos españoles y una italiana, permanecen retenidos desde el pasado 23 de octubre en Mauritania, por el grupo Monoteísmo y Yihad en el Oeste de África, una escisión de Al Qaeda.
Situación jurídica del Sáhara
Para repasar la situación jurídica del Sáhara Occidental conforme al derecho internacional, hay que diferenciar también partes históricas. Empecemos por la “descolonización” (por llamarlo de alguna manera): el problema de la cesión territorial que España hizo a Marruecos y Mauritania mediante los mencionados Acuerdos de Madrid de noviembre de 1975 es que no se acoge a las normas del derecho internacional. En virtud de las resoluciones adoptadas, España no estaba en condiciones de “transferir” el territorio, sino de descolonizarlo mediante la autodeterminación que dictaba Naciones Unidas. La ONU no reconoció este acto de transferencia, así que España sigue siendo la potencia administradora de iure (legalmente), aunque no de facto (realmente). Por lo tanto, vemos que además de la responsabilidad moral que cada uno puede juzgar como mejor le parezca, existe una responsabilidad jurídica que no se ha solventado. Otros estados no reconocidos o con reconocimiento limitado son, por ejemplo, Abjasia y Osetia del Sur, escindidas de la Georgia postsoviética en los años 90, y que muy pocos países reconocen, aunque seguramente el caso más famoso sea el de la Autoridad Nacional Palestina.
Por otro lado, los saharauis que aún residen en las tierras del Sáhara Occidental bajo dominio marroquí han sufrido numerosas violaciones de derechos humanos que, como decíamos anteriormente, no pueden ser vigilados en este caso por la misión de la ONU porque no tiene competencias para ello. Mientras tanto, los saharauis exiliados sobreviven en los campos de refugiados de Tinduf, en Argelia, bajo la bandera de la “República Árabe Saharaui Democrática”, y se cataloga como un “estado no reconocido” en la medida en que no cumple el requisito de tener un territorio pero sí cumple el de tener una población y un gobierno. Hoy por hoy, hasta 81 países reconocen a la República Árabe Saharaui Democrática, siendo el primero de ellos Afganistán en 1979 y el último Uruguay en 2005. La lista completa.
El 28 de febrero próximo se cumplen 36 años desde que la última bandera española fuese arriada del Sáhara Occidental. Desde entonces tiene lugar una ocupación del territorio y parte de la población del Sáhara se encuentra refugiada en el desierto. Hay muchas personas que ni siquiera han puesto el pie nunca en su tierra, pues han nacido en el desierto. Los motivos de esta ocupación son claros pero complejos. Las posibles soluciones, más complejas si cabe si queremos salvaguardar las relaciones exteriores de los países del Mediterráneo. La misión de la ONU no parece cosechar ningún avance significativo en los más de 20 años que lleva establecida. Los saharauis siguen esperando.

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