‘Wilaya’, película dirigida por Pedro Rosado y protagonizada por una activista saharaui, compite en la Berlinale la semana próxima
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“Buscaba una saharaui que tuviera la capacidad de ir con pantalones vaqueros y el pelo suelto, sin la tradicional melfa, por los campamentos de refugiados", recuerda el director de cine valenciano Pedro P. Rosado, “y encontré a Nhadira aquí, frente a la Delegación del Gobierno”, en una jaima instalada para protestar por la actitud del Gobierno español ante el conflicto entre Marruecos y la excolonia española. Tras superar un casting, la activista saharaui pasó a formar parte del trío protagonista de Wilaya, la única película española seleccionada para competir en el Panorama de la Berlinale que se inaugura el 9 de febrero, producida con ayudas de los Gobiernos español y valenciano.
A Rosado, la relación personal y fílmica con el Sáhara le viene de lejos, tras dirigir en 1995 el documental Sáhara: Un pueblo y en 2002 el filme de ficción Cuentos de la guerra saharaui, donde contaba la historia de la descolonización hasta los campamentos de refugiados. “El día 12 iremos a Berlín el productor, José María Morales, Nhadira y yo”, explica el director valenciano tras salir de impartir un taller de dirección en la SGAE, contento e inquieto a la vez por el compromiso que supone el festival alemán. “Y estamos haciendo todo lo posible porque Memona, que es una saharaui con pasaporte argelino, pueda también acompañarnos”. Memona Mohamed, la otra protagonista de Wilaya, vive en Tinduf y, al igual que su compañera de reparto, no es actriz profesional, aunque, en palabras del guionista y director “han actuado de forma muy natural y han construido unos personajes llenos de credibilidad”.
De hecho, Memona tiene ya en su haber el premio a la mejor actriz en el festival de Abu Dhabi que celebró su octava edición el pasado otoño, un galardón que tuvo que recoger Nhadira Mohamed en su nombre. Esta última “es una luchadora a la que yo había visto ya en fotos acompañando a Aminetu Haidar con silla de ruedas” en Tenerife, recuerda Rosado, “y reunía todos los ingredientes para volver a los campamentos, aunque cuando se enfrentó con la experiencia real, la vi verdaderamente preocupada”. En parte, de eso va la película, del choque cultural y emocional que supone regresar a los campamentos para ver a su hermana discapacitada, y se basa en una tradición de niños saharauis que han sido educados en España, aunque no es el caso de la activista convertida en actriz. “Personalmente, no me crié con padres españoles, pero sí he vivido esa experiencia y es muy interesante”, cuenta Nhadira Mohamed, que lleva 11 años viviendo en España. “Hacer este papel ha sido una experiencia increíble”, confiesa, “algo que nunca imaginé que me pasaría en mi vida, siempre dedicada a defender los derechos de mi pueblo, tanto en Tinduf como en España”. Que la película haya sido seleccionada para la Berlinale, “es un orgullo para todos que contribuirá a que se conozca la realidad del pueblo saharaui”.
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