Entrevista con Fatma
Mehdi el programa “Visión 7 Internacional” de la TV Pública argentina
Una lucha cotidiana por la
libertad
“La Liga Argentina por los
Derechos del Hombre fue la primera organización en abrirnos la puerta” fueron
las palabras del embajador Bachir. Desde entonces, la Liga junto a otros
organismos de derechos humanos, sociales y políticos lograron conformar el
Comité de Amistad con el Pueblo Saharaui, que el jueves 19 organizó un
encuentro en la Federación de Entidades Gallegas.
Estuvieron presentes Nora
Cortiñas y Mirta Baravalle, de Madres de Plaza de Mayo L.F, representantes de
la Cámara de Diputados de la Nación, quienes trabajan en la formación de un
Grupo Parlamentario de Amistad y por el reconocimiento de la RASD por parte del
gobierno argentino, una delegación del Partido Comunista, entre otros. Al
tiempo que se recibieron adhesiones como la de Adolfo Pérez Esquivel.
El Comité de Amistad que
también acaba de conformarse en La Plata invitó a Fatma Mehdí y a Salem Bachir
a un encuentro con el rector de la Universidad Nacional de esa ciudad quien
resolvió apoyar la formación de una Cátedra Libre de Estudios Saharauis en esa
Universidad, que ya cuenta con el respaldo de destacados docentes de distintas
facultades.
Fatma Mehdí es la secretaria
general de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (Unms) y llega a Buenos Aires
luego de participar del Congreso de la Federación Democrática Internacional de
Mujeres celebrado en Brasil. Sus palabras, tan resueltas como el quiebre de su
voz en ciertas honduras del relato, nos brindan una síntesis sobre la mujer
saharaui: “La situación de las mujeres en las zonas ocupadas es muy crítica. No
tenemos mucha información por el bloqueo informativo que existe en esas zonas,
pero lo poco que nos llega es que las mujeres son las primeras víctimas, porque
son ellas las que están en las calles, son ellas las que tienen los familiares
desaparecidos y por hablar de estas cosas son las primeras que van a las
cárceles. Hace poco se dio a conocer por un estudio que el 35 por ciento de las
mujeres habían sido desparecidas en algún momento de su vida. También sufren la
violación sexual. Hay testimonios de jóvenes a las que las meten en las
cárceles, las violan y luego las tiran a las afueras de las ciudades. Las
mujeres tampoco tienen trabajo, existe una ayuda, creo de cuarenta dólares al
mes y está muy condicionada a la política, porque se les corta el día que salen
en las manifestaciones. Ellas no tienen estudio porque en el Sahara Occidental
no hay universidades; es una política que Marruecos ha hecho desde el principio
para dejar al pueblo muy ignorante, aunque los varones sí pueden trasladarse
adentro de Marruecos para acceder a los estudios universitarios, pero en cambio
las mujeres, como son responsables de los hijos, padres y madres, no tienen
esta posibilidad. Son las más ignorantes, las que tienen menos estudios en la
zona ocupada. Ellas están intentando organizarse, aunque no tienen ese derecho,
sobre todo si trabajan para objetivos que Marruecos no vea que son necesarios.
Ahora está la organización de las madres, es una Asociación de Madres de Hijos
Desaparecidos que está luchando para conseguir información sobre ellos. También
han podido organizarse para crear comisiones de derechos humanos donde pueden
hablar del tema, pero solo desde el exterior, no pueden hacerlo en Marruecos.
En las zonas ocupadas las mujeres saharauis no participan en la política porque
el gobierno allí es marroquí y no tienen derecho a participar”.
“En los campamentos están
viviendo más de 200 mil personas y la mayoría son mujeres. Ellas dirigieron las
escuelas y gobernaron los campamentos; todo lo hicieron solas porque los
hombres estaban en las zonas de conflicto, de guerra. Cuando ellos se
reincorporaron a la política al iniciarse el proceso de paz en 1991, las
mujeres tenían un 34 por ciento de representación que fue respetada. Sabemos
que en situación de crisis la mujer desempeña un papel muy importante. Aunque
cuando se supera hay una tendencia a retornar a su papel tradicional”.
“Los campamentos dependen de
la ayuda de carácter humanitario, y uno de los problemas que todavía las
agencias de las Naciones Unidas no han podido solucionar es respecto a la
situación de nuestros refugiados, los saharauis no son refugiados de crisis
sino que son refugiados políticos, y no se les considera el tiempo que llevan
en los campamentos para la aplicación de políticas de desarrollo.
Gracias a las organizaciones y
la solidaridad de los pueblos, principalmente de España, es que existen
proyectos de solidaridad por medio de movimientos solidarios con el Sahara y en
ellos están incluidos proyectos de mujeres. En una situación tan difícil, con
tantas prioridades sin resolver, la gente intenta primero sobrevivir, por lo
que no es posible pensar en otras políticas, como la emancipación de las
mujeres. Nosotras estamos intentando que este tipo de lucha también sea
considerado como prioridad en el ámbito nacional, intentar todas las políticas paralelamente”.
Palabras del embajador
Salem Bachir es embajador en
misión de la República Saharaui. Radica en Buenos Aires y recorre toda la
región para dar a conocer la situación de su país y sumar apoyos políticos y
humanitarios. En su testimonio reúne la situación que atraviesa actualmente el
pueblo saharaui y el origen del problema.
“El ex Sahara Occidental, ex
Sahara español, está ubicado en el norte de África, tiene frontera con
Marruecos, Mauritania, Argelia e Islas Canarias. Fue una colonia española hasta
1975 cuando Marruecos la invadió militarmente, después de los tristemente
famosos Acuerdos de Madrid, que dividieron el territorio en dos partes, una
parte fue cedida para Mauritania y otra para Marruecos. Luego, Mauritania
abandonó el territorio y firmó un acuerdo de paz con el frente Polisario
(Frente por la Liberación de la Saguia, El Hamra y Río del Oro) y reconoció
posteriormente a la Rasd Marruecos extendió la ocupación y construyó el llamado
Muro de la vergüenza, de 2.700
km , que divide en dos el territorio, en el que se
colocaron siete millones de minas antipersona, las que provocan todos los días
víctimas inocentes, mujeres, niños y también animales. Es el muro más minado y
militarizado del mundo, cada diez o veinte km hay bases militares con armamento
súper sofisticado para mantener la ocupación. Se habla de la prisión a cielo
abierto más grande del mundo, la del Sahara Occidental, donde no se permite a
ningún observador, periodista o parlamentario ingresar al territorio.
En la actualidad después de
siete años de lucha armada el frente Polisario ha firmado con Marruecos un plan
de paz supervisado por la ONU que entró en vigor en 1991. Llevamos veintitantos
años esperando que se concrete este plan de paz y Marruecos sigue violando
sistemáticamente los derechos humanos en territorio ocupado. En la actualidad
estamos en una fuerte campaña internacional para que la ONU prolongue la misión
llamada Minurso, integrada también por oficiales argentinos, y que se le
confiera un mecanismo de supervisión en materia de derechos humanos, ya que es
la única misión que no tiene esa competencia porque Francia la veta. Por eso se
lanzó esta campaña internacional pidiendo a Francia que no obstaculice la
supervisión de los derechos humanos en el Sahara Occidental.
El pueblo saharaui,
aproximadamente un millón de personas, vive dividido en dos partes, una, en la
zona ocupada, bajo terror, bajo represión, y la otra parte vive en la zona
liberada sobreviviendo con la ayuda internacional. Se habla un mismo idioma, el
hassanía, y el español como segundo idioma. Tenemos hermanamientos firmados con
centenares de ayuntamientos, provincias y comunidades españolas que ayudan
materialmente. Hay una solidaridad extraordinaria de todo el pueblo español.
El Consejo de Seguridad de la
ONU discute en estos días la cuestión saharaui y debe tomar una decisión antes
del 30 de abril. Esperamos que otorgue a la misión de la ONU la competencia de
vigilar los derechos humanos en el territorio y que se lleve a cabo este plan
de paz que tiene veinte años. Estamos en negociaciones con Marruecos, pero no
hay progresos concretos. Hemos optado por la vía pacífica, por la vía
diplomática. Nuestra cuestión sigue inscripta con las Islas Malvinas en la
Cuarta Comisión de la ONU pendiente de la descolonización.
Como pueblo saharaui somos
víctimas de nuestras propias riquezas, como bien lo dijo Eduardo Galeano cuando
nos visitó hablando del muro nuestro y de los muros en el mundo; la maldición
es nuestra riqueza, el pillaje, el robo que está perpetrando Marruecos con la
complicidad de las empresas multinacionales y sobre todo de Francia que
complica la solución.
El pueblo saharaui espera una
solución justa y merecida para un pueblo que sufrió muchísimo por recuperar la
paz con Marruecos, nuestros hermanos y vecinos de casa, pero también con
Mauritania, Argelia y formar juntos un Magreb para que vivamos en paz, en
armonía y cooperación.”
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“La Liga Argentina por los
Derechos del Hombre fue la primera organización en abrirnos la puerta” fueron
las palabras del embajador Bachir. Desde entonces, la Liga junto a otros
organismos de derechos humanos, sociales y políticos lograron conformar el
Comité de Amistad con el Pueblo Saharaui, que el jueves 19 organizó un
encuentro en la Federación de Entidades Gallegas.
Estuvieron presentes Nora
Cortiñas y Mirta Baravalle, de Madres de Plaza de Mayo L.F, representantes de
la Cámara de Diputados de la Nación, quienes trabajan en la formación de un
Grupo Parlamentario de Amistad y por el reconocimiento de la RASD por parte del
gobierno argentino, una delegación del Partido Comunista, entre otros. Al
tiempo que se recibieron adhesiones como la de Adolfo Pérez Esquivel.
El Comité de Amistad que
también acaba de conformarse en La Plata invitó a Fatma Mehdí y a Salem Bachir
a un encuentro con el rector de la Universidad Nacional de esa ciudad quien
resolvió apoyar la formación de una Cátedra Libre de Estudios Saharauis en esa
Universidad, que ya cuenta con el respaldo de destacados docentes de distintas
facultades.
Fatma Mehdí es la secretaria
general de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (Unms) y llega a Buenos Aires
luego de participar del Congreso de la Federación Democrática Internacional de
Mujeres celebrado en Brasil. Sus palabras, tan resueltas como el quiebre de su
voz en ciertas honduras del relato, nos brindan una síntesis sobre la mujer
saharaui: “La situación de las mujeres en las zonas ocupadas es muy crítica. No
tenemos mucha información por el bloqueo informativo que existe en esas zonas, pero
lo poco que nos llega es que las mujeres son las primeras víctimas, porque son
ellas las que están en las calles, son ellas las que tienen los familiares
desaparecidos y por hablar de estas cosas son las primeras que van a las
cárceles. Hace poco se dio a conocer por un estudio que el 35 por ciento de las
mujeres habían sido desparecidas en algún momento de su vida. También sufren la
violación sexual.. Hay testimonios de jóvenes a las que las meten en las
cárceles, las violan y luego las tiran a las afueras de las ciudades. Las
mujeres tampoco tienen trabajo, existe una ayuda, creo de cuarenta dólares al
mes y está muy condicionada a la política, porque se les corta el día que salen
en las manifestaciones. Ellas no tienen estudio porque en el Sahara Occidental
no hay universidades; es una política que Marruecos ha hecho desde el principio
para dejar al pueblo muy ignorante, aunque los varones sí pueden trasladarse
adentro de Marruecos para acceder a los estudios universitarios, pero en cambio
las mujeres, como son responsables de los hijos, padres y madres, no tienen
esta posibilidad. Son las más ignorantes, las que tienen menos estudios en la
zona ocupada. Ellas están intentando organizarse, aunque no tienen ese derecho,
sobre todo si trabajan para objetivos que Marruecos no vea que son necesarios.
Ahora está la organización de las madres, es una Asociación de Madres de Hijos
Desaparecidos que está luchando para conseguir información sobre ellos. También
han podido organizarse para crear comisiones de derechos humanos donde pueden
hablar del tema, pero solo desde el exterior, no pueden hacerlo en Marruecos.
En las zonas ocupadas las mujeres saharauis no participan en la política porque
el gobierno allí es marroquí y no tienen derecho a participar”.
“En los campamentos están
viviendo más de 200 mil personas y la mayoría son mujeres. Ellas dirigieron las
escuelas y gobernaron los campamentos; todo lo hicieron solas porque los
hombres estaban en las zonas de conflicto, de guerra. Cuando ellos se
reincorporaron a la política al iniciarse el proceso de paz en 1991, las
mujeres tenían un 34 por ciento de representación que fue respetada. Sabemos
que en situación de crisis la mujer desempeña un papel muy importante. Aunque
cuando se supera hay una tendencia a retornar a su papel tradicional”.
“Los campamentos dependen de
la ayuda de carácter humanitario, y uno de los problemas que todavía las
agencias de las Naciones Unidas no han podido solucionar es respecto a la
situación de nuestros refugiados, los saharauis no son refugiados de crisis
sino que son refugiados políticos, y no se les considera el tiempo que llevan
en los campamentos para la aplicación de políticas de desarrollo.
Gracias a las organizaciones y
la solidaridad de los pueblos, principalmente de España, es que existen
proyectos de solidaridad por medio de movimientos solidarios con el Sahara y en
ellos están incluidos proyectos de mujeres. En una situación tan difícil, con
tantas prioridades sin resolver, la gente intenta primero sobrevivir, por lo
que no es posible pensar en otras políticas, como la emancipación de las
mujeres. Nosotras estamos intentando que este tipo de lucha también sea
considerado como prioridad en el ámbito nacional, intentar todas las políticas
paralelamente”.
Palabras del embajador
Salem Bachir es embajador en
misión de la República Saharaui. Radica en Buenos Aires y recorre toda la
región para dar a conocer la situación de su país y sumar apoyos políticos y
humanitarios. En su testimonio reúne la situación que atraviesa actualmente el
pueblo saharaui y el origen del problema.
“El ex Sahara Occidental, ex
Sahara español, está ubicado en el norte de África, tiene frontera con
Marruecos, Mauritania, Argelia e Islas Canarias. Fue una colonia española hasta
1975 cuando Marruecos la invadió militarmente, después de los tristemente
famosos Acuerdos de Madrid, que dividieron el territorio en dos partes, una
parte fue cedida para Mauritania y otra para Marruecos. Luego, Mauritania
abandonó el territorio y firmó un acuerdo de paz con el frente Polisario
(Frente por la Liberación de la Saguia, El Hamra y Río del Oro) y reconoció
posteriormente a la Rasd Marruecos extendió la ocupación y construyó el llamado
Muro de la vergüenza, de 2.700
km , que divide en dos el territorio, en el que se
colocaron siete millones de minas antipersona, las que provocan todos los días
víctimas inocentes, mujeres, niños y también animales. Es el muro más minado y
militarizado del mundo, cada diez o veinte km hay bases militares con armamento
súper sofisticado para mantener la ocupación. Se habla de la prisión a cielo
abierto más grande del mundo, la del Sahara Occidental, donde no se permite a
ningún observador, periodista o parlamentario ingresar al territorio.
En la actualidad después de
siete años de lucha armada el frente Polisario ha firmado con Marruecos un plan
de paz supervisado por la ONU que entró en vigor en 1991. Llevamos veintitantos
años esperando que se concrete este plan de paz y Marruecos sigue violando
sistemáticamente los derechos humanos en territorio ocupado. En la actualidad
estamos en una fuerte campaña internacional para que la ONU prolongue la misión
llamada Minurso, integrada también por oficiales argentinos, y que se le
confiera un mecanismo de supervisión en materia de derechos humanos, ya que es
la única misión que no tiene esa competencia porque Francia la veta. Por eso se
lanzó esta campaña internacional pidiendo a Francia que no obstaculice la
supervisión de los derechos humanos en el Sahara Occidental.
El pueblo saharaui,
aproximadamente un millón de personas, vive dividido en dos partes, una, en la
zona ocupada, bajo terror, bajo represión, y la otra parte vive en la zona
liberada sobreviviendo con la ayuda internacional. Se habla un mismo idioma, el
hassanía, y el español como segundo idioma. Tenemos hermanamientos firmados con
centenares de ayuntamientos, provincias y comunidades españolas que ayudan
materialmente. Hay una solidaridad extraordinaria de todo el pueblo español.
El Consejo de Seguridad de la
ONU discute en estos días la cuestión saharaui y debe tomar una decisión antes
del 30 de abril. Esperamos que otorgue a la misión de la ONU la competencia de
vigilar los derechos humanos en el territorio y que se lleve a cabo este plan
de paz que tiene veinte años. Estamos en negociaciones con Marruecos, pero no
hay progresos concretos. Hemos optado por la vía pacífica, por la vía
diplomática. Nuestra cuestión sigue inscripta con las Islas Malvinas en la
Cuarta Comisión de la ONU pendiente de la descolonización.
Como pueblo saharaui somos
víctimas de nuestras propias riquezas, como bien lo dijo Eduardo Galeano cuando
nos visitó hablando del muro nuestro y de los muros en el mundo; la maldición
es nuestra riqueza, el pillaje, el robo que está perpetrando Marruecos con la
complicidad de las empresas multinacionales y sobre todo de Francia que
complica la solución.
El pueblo saharaui espera una
solución justa y merecida para un pueblo que sufrió muchísimo por recuperar la
paz con Marruecos, nuestros hermanos y vecinos de casa, pero también con
Mauritania, Argelia y formar juntos un Magreb para que vivamos en paz, en
armonía y cooperación.”