Siempre hemos oído decir que la historia la
escriben los vencedores. No me gustaría que sucediera eso con los saharauis,
aunque cada vez encuentras a personas que su cometido es precisamente
tergiversar la realidad, no me refiero a los marroquís, que o lo intentan o no
saben realmente cual es la verdadera historia del Sahara. Desde luego, no
pretendo decir que en esta historia los saharauis seamos los perdedores.
Entre traiciones, resoluciones, torturas,
violaciones, etc., han pasado cuarenta años. Es un buen momento para recordar
por enésima vez lo que ocurría en el Sahara Español en noviembre de 1975. Hay
momentos en que se debe ser repetitivo para que la historia no se olvide, mucho
más en esta cuestión, donde los intereses son diversos y la suerte del pueblo
saharaui depende de varios sujetos.
Aunque se intente ocultar, la responsabilidad
del estado español ha sido y es fundamental para entender el conflicto. No
podemos quedarnos con las declaraciones fáciles de los portavoces españoles
intentando convencer a la opinión pública que para ellos el problema del Sahara
terminó en 1975.
La mayoría de los que vivimos aquellos
históricos momentos no dudamos en la participación directa de España en la
entrega de su colonia a Marruecos. A pesar de declaraciones y puestas en
escena, ya hay suficientes mimbres para fabricar una realidad bastante creíble.
Sobre todo si analizamos los pasos dados por los dos países entre octubre y
noviembre de aquel fatídico año. Dos meses cruciales para comprender todo lo
acontecido posteriormente. Solo la publicación de los documentos secretos esclarecerán
preguntas todavía sin respuestas.
Sería interesante saber por qué cuando España
anuncia un referéndum de autodeterminación en su colonia, Hassan II pide la
intervención del Tribunal internacional de Justicia para que se pronuncie sobre
el tema. Pero mucho más, por qué se inventa la Marcha Verde cuando la
resolución del Tribunal es contraria a sus intereses. La lógica nos hace pensar
que un proyecto tan grandioso no se puede preparar en una semana como ocurrió
con la Marcha.
A nivel internacional, España se inventa un
peligro real de guerra y sacrifica al embajador Pinies que defiende en la ONU
el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Por la puerta de atrás,
el gobierno español negocia con el de Marruecos la entrega del territorio. Son
numerosas las visitas de Solís o Carro al país alaui o la de funcionarios
marroquís a Madrid. Mientras tanto, EE.UU. y Francia mueven sus peones para que
el rey de Marruecos lleve a cabo su proyecto.
En el interior del Sahara Occidental es donde
realmente se está cociendo la traición. España se mueve rápidamente para
preparar el camino a la invasión marroquí. La Marcha Verde sigue su curso hacia
la frontera del Sahara en la zona de Tah, cercana a la costa. Allí se concentra
toda la prensa internacional para seguir de cerca los movimientos de la Marcha
frente al ejército español. El estado mayor español, anuncia que no se hacen
responsables de las posibles bajas que puedan tener lugar al encontrarse el
terreno totalmente minado. La entrada de los marroquís varios kilómetros en
territorio saharaui, echa por tierra la versión española. Trecientos kilómetros
al este, en la zona de Hausa, Chederia y Farsia, el ejército español entrega
los puestos militares al ejército marroquí que tiene órdenes de ocuparlos. Se
cumple la orden de forma amistosa. La Marcha Verde es la cortina de humo
perfecta, nadie se entera de lo que realmente ocurre en el Sahara Occidental.
Las autoridades españolas no desean que haya
algún percance con los marroquís, por eso toman precauciones. Rodean los
barrios de mayoría saharaui con alambradas, reforzados con vehículos militares
y soldados. Solo dejan salidas controladas, por donde es obligatorio pasar y
mostrar el DNI. La población saharaui es obligada a permanecer en sus casas
desde las seis de la tarde hasta la seis de la mañana del día siguiente. Un
toque de queda solo para los autóctonos.
Uno de los episodios más ignominiosos y
tristes de aquel momento fue el acuartelamiento y desarme de todos los soldados
saharauis que servían en el ejército español. De un plumazo, el gobierno
español olvidó los servicios prestados por cientos de saharauis que formaron
parte del ejército español durante décadas. Suboficiales y soldados fueron
privados de sus armas y abandonados a su suerte por el temor de que pudiesen
defender su país ante la ocupación marroquí.
El día dos de noviembre llega a El Aaiun Juan
Carlos de Borbón, hace apenas dos días que lo han nombrado jefe de estado. Su
misión, calmar los exaltados ánimos de la tropa que se encuentra en situación
de alerta. En sus acuerdos con Hassan II existe la promesa que las tropas
españolas no se enfrentarán al ejército marroquí. Ante la oficialidad presente
en su recepción, se atrevió a decir: “nuestro ejército conservará intacto su
prestigio y su honor”. Posteriormente el rey de Marruecos afirmaría que Juan
Carlos hizo ese viaje para calmar a las tropas españolas, porque él siempre le
había manifestado su convencimiento de que el Sahara era parte de
Marruecos.
Dentro de lo pactado entre España y
Marruecos, también tenemos que incluir la traición del presidente de la
Asamblea General o Yemaa, Jatri Said Yumani.
El mismo día que el príncipe de España llegaba a El Aaiun, él besaba la
mano de Hassan II y le rendía pleitesía. Lo mismo había hecho un poco antes
Halihenna Rachid, secretario General del PUNS, partido creado por España para
contrarrestar la fuerza del POLISARIO. Dos pilares con los que contaba España
en el intercambio de favores con Marruecos.
Después de tenerlo atado y bien atado, Hassan
II ordena a la Marcha Verde volver a su lugar de origen. También diría: “los
objetivos de la marcha se han logrado, ahora solo queda hablar con los amigos”.
Sabía muy bien lo que decía, la mascarada había llegado a su fin. Ahora España
se retiraría del territorio alegando que no podía disparar contra personas
inocentes y que la ONU no había sabido parar la osadía de Marruecos. Todo quedaba preparado para firmar el Acuerdo
Tripartito de Madrid por el que España se retiraba del territorio y lo cedería
a Marruecos con lo que comenzaría la larga noche de sufrimiento para el pueblo
saharaui. Habían contado con todos los
elementos para engañar a la opinión internacional, solo les falló la voluntad
del pueblo saharaui de luchar por su libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario