miércoles, 14 de enero de 2009

Presentación del disco "País de arena", de Roberto Pino, Vocal tempo



“...cantando, siempre es mejor cantando ” (FdT)
CONCIERTO EN SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO SAHARAUI


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SÁBADO 24 ENERO A LAS 21,30 H
CENTRO CÍVICO LA ALMOZARA
Avda Puerta Sancho, 30.- Zaragoza
ENTRADA: 10 € en taquilla
CD "El país de arena" + "Sabía" : 5 € en concierto
ORGANIZA: Ideay Promotores / Um Draiga
COLABORA: Ayuntamiento de Zaragoza (Participación ciudadana) / Producciones Sin Con Pasiones



FULANITO DE TAL es un proyecto de Roberto Pino (integrante del grupo cubano Vocal Tempo ganadores de la última edición de Factor X ) que sienta sus bases en 2006 en Zaragoza y pone a interactuar a artistas locales y cubanos residentes en la ciudad.


San Diego del Valle, Santa Clara, La Habana y Zaragoza, como destinos a los que constantemente se regresa por cuestiones del alma, por fin desemboca en este proyecto que pone de manifiesto todas las sensaciones de este viaje de “ida y vuelta”, a través de ritmos enérgicos y frescos en lo artístico, pero profundo y reflexivo en su exposición.
Trova y fusión en un directo lleno de vitalidad y transparencia.


Hoy suma en sus destinos Tinduf (Argelia), donde sobreviven 150.000 refugiados saharauis desde hace 33 años, y nos ofrece su particular compromiso con este pueblo como mejor sabe comunicarse.



País de arena.

L y M. Roberto Pino

Hay un país de arena al otro lado de la ciudad, tan olvidado,
tan de nosotros por mirar para otro lado,
tan de nosotros ir mirando pa´otro lado.
Hace un tiempo que no paro de partirme el corazón, ay! por todos lados,
cuando me asomo a la ventana y no veo flor,
cuando me asomo a la ventana y no veo flor.

Hay un país de arena y una luna llena que no para de brillar,
una canción de espera, un ojala que llueva, ay ojalá.
Hay una luna llena de un país de arena, pausa pena,
otra canción de espera otro ojalá que llueva, ay ojalá.

Nacer del otro lado ser de allí y de todos lados
la mitad de la mitad que te tocó,
ser espejo del pasado, ser el desierto desolado
ser la calma de soldado, ser la prisa que no llega y la ilusión
que no se pare, como te pido que no pare la ilusión.

Hay un país de arena y una luna llena que no para de brillar,
una canción de espera, un ojalá que llueva, ay ojalá.
Hay una luna llena de un país de arena, pausa pena,
otra canción de espera otro ojalá que llueva, ay ojalá.

Hay un país de arena y una luna llena......
Hay un país de arena y una luna llena.....


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VOLVÍ DEL SAHARA...

Volví del Sahara,
pero una parte mía, quedó allí atascada en la arena.
Volví y era como si hubiera estado siempre,
Como si conociera desde antes aquella sonrisa
en los 10 añitos de Susu,
Como si ya supiera de los ojos tristes de Brahim
al regreso de la escuela con sus cuadernos tan bien cuidados.
Era la impotencia ante el sabor del caramelo
y ante los brazos extendidos e involuntarios de los niños.
Era como si el dolor no me alcanzara
y el desierto me tragara tirándome a la cara
las lágrimas de los abuelos con sus cortos pasos
perdidos entre las jaimas
mirando agotados hacia ninguna parte.
Eran los fríos y buenos días
despertando y soportando la carga de saber
que después de cinco días,
ibas a coger el avión.
Eran las noches empatadas con los días
soportando una hospitalidad de brazos abiertos,
Los ojos encendidos de Bashim
contando historias de sus años en Cuba
y buscando entre sus mejores palabras castellanas
las mayores ofensas y su sobrada repugnancia
hacia los responsables de estos 32 años.,
Que son los míos.
Era la vergüenza ante la madre Matnu
y su familia sobre hombros,
Ante los médicos cubanos y los de allí,
Ante lo profundo de los razonamientos de Bashir
mientras preparaba el fuego y nos deleitaba con el ritual de su té,
Ante aquel hombrecito menudo, gigante, incansable
que respondía a un Castro
y que sostenía una montaña de esperanzas
allí, en mitad del desierto,
Ante Javi y los otros ingenieros de la universidad
que pasaban sus vacaciones
con la rodilla pegada a la de los refugiados,
Ante las cuerdas gastadas
y los parches rotos de mi amigo Moufi,
Ante los que me enseñaron los secretos de los campamentos
y me regalaron mi pedazo de desierto,
Ante la ruda espera, ante las gastadas promesas...
Volví pero hubo cosas que no pude traerme,
Hubo lágrimas que no hallaron rendijas,
Preguntas latiendo en estas dos manos,
Allí se quedaron mis venas rebeldes,
mis angustias, mis gritos, peleando con ellos.

Volví, pero no todo volvió conmigo

Roberto del Pino, abril 2007

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