Este 27 de febrero de 2010 se conmemora el 34 aniversario de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). La República de Panamá y la RASD llevan más de 30 años de haber establecido relaciones diplomáticas. Se hace, por ende, un momento propicio para recordar que esta relación se sustenta sobre fuertes pilares e intereses estratégicos y, ante todo, en los valores que comparten los dos estados y sus pueblos. Los pueblos panameño y saharaui comparten, igualmente, experiencias dolorosas producto de decisiones de otros e intereses ajenos: tales son los acuerdos de Madrid en el caso de la RASD suscritos en 1974; y los tratados de Colombia, Francia y los EEUU en el caso de Panamá suscritos en 1903.
El pueblo panameño y el saharaui han luchado durante años por cimentar derechos y valores fundamentales tales como el derecho a la autodeterminación, la libertad, los derechos humanos, la plena soberanía y la consolidación del estado de derecho, valores arraigados en la memoria colectiva de ambos Estado-Nación. La adhesión a estos valores se representa en su supervivencia como pequeñas naciones.
La tenacidad y lucha del pueblo panameño en la última década es un ejemplo para los pequeños estados. El pueblo y el gobierno saharaui continúan avanzando en el azaroso camino de lograr sus derechos que le otorgan las leyes internacionales en materia de autodeterminación de los pueblos. El pueblo saharaui aún debe enfrentar obstáculos, tales como la violación de los derechos humanos fundamentales en los territorios ocupados y su derecho de autodeterminación como pueblo. Es necesario que aquellos que obstaculizan este avance del pueblo saharaui deban someterse a la legalidad internacional (Corte Internacional, resoluciones de NNUU y los informes de HRW, AI y otras organizaciones), y abandonar cualquier mentalidad expansionista que se sustenta en nada más que la fuerza y la realpolitik como única forma de relacionarse con el otro.
Las dos naciones, la panameña y la saharaui, se hermanan en este contexto en el que comparten el haber tenido que superar obstáculos y adversidades y, en su compromiso de seguir apelando por el respeto de estos valores y derechos fundamentales.
Panamá continúa siendo un ejemplo en tanto avanzar en el fortalecimiento de su soberanía sobre la totalidad de su territorio, incluyendo el canal; presenta una economía emergente de servicios y una producción agrícola basada en el arduo trabajo y la inteligencia del pueblo y los ciudadanos panameños.
Hoy más que nunca queda claro que a los pueblos y los gobiernos panameño y de la RASD les unen raíces históricas profundas compartidas y experiencias de lucha contra la adversidad. Comparten valores e intereses estratégicos que tanto en el pasado, como presente y futuro permiten consolidar el destino de amistad y hermandad irreversibles entre estos dos pueblos.
Mohamed Abdelkader Taleb Omar (Investigador saharaui)
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