Tras años participando en el programa de acogida de niños saharauis, el presidente de 'Sol de Esperanza' quiso ver en primera persona cómo vive este pueblo en los territorios ocupados del Sahara Occidental
HUELVA INFORMACION T. Lojo / Huelva 28.06.2010 Desde los dieciséis años, José Carlos Muñoz, presidente de la Asociación de Solidaridad Sol de Esperanza, ha convivido los meses de verano con niños saharauis. Sus padres se vincularon al programa de acogida de pequeños de los campamentos de refugiados, y desde entonces cuatro menores han pasado la época estival en Huelva con su familia. Este año está con ellos Yiahia.
Muñoz no quería quedarse únicamente en el programa Vacaciones en Paz, su idea era involucrarse más con el pueblo saharaui, y comenzó desde su propia asociación, Sol de Esperanza, colaborando en distintos proyectos para posteriormente presentarse a la presidencia de la misma, resultando elegido presidente el pasado mes de octubre. Aparte, forma parte de la junta directiva de la Federación Provincial de Asociaciones Solidarias con el Sahara.
A principios de junio, el presidente de la Federación Provincial de Asociaciones Solidarias con el Sahara, Luis Cruz, le propuso ir de observador en una comisión internacional de acompañamiento a un grupo de activistas saharauis. Para Muñoz era una buena oportunidad para ver en primera persona cómo vive en los territorios ocupados del Sahara Occidental el pueblo saharaui.
Cruz explicó que el delegado del Frente Polisario en Andalucía, Abidin Bucharaya, se puso en contacto con él para pedirle que fuera algún voluntario a Casablanca como observador civil para la llegada de nueve activistas saharauis que retornaban a la zona ocupada tras haber visitado los campamentos de refugiados de Tinduf, "para ver cómo los recibía la policía marroquí, cómo los trataban".
El presidente de la Federación Provincial de Asociaciones Solidarias con el Sahara se lo comentó a Muñoz, al que le pareció interesante la propuesta, embarcándose en la aventura. Es el primer onubense que participa como observador civil en una comisión de acompañamiento a un grupo de activistas saharauis.
El presidente de 'Sol de Esperanza' apuntó que el trabajo que se lleva a cabo desde su asociación es fundamentalmente humanitario, pero "también defendemos la causa política", de manera que cuando Cruz le propuso ir, como voluntario, de observador civil, "era una forma de dar un paso adelante".
En principio, Muñoz sólo iba a Casablanca a recibir al grupo de los activistas, pero hubo un retraso en el vuelo de estos y los metieron, vía interna, al avión que los llevaba a El Aaiún, con los cual se iba a quedar sin verlos, por lo que el joven onubense y otra voluntaria española decidieron irse a El Aaiún. Así que pasaron la noche en Casablanca y al día siguiente viajaron en avión.
A su llegada a El Aaiún, pasaron el control del aeropuerto y "la policía nos preguntó a dónde íbamos y dónde nos íbamos a quedar, y le dijimos que éramos turistas y que nos quedaríamos en el hotel Parador". Cuando salieron del aeropuerto, "vino detrás de nosotros un hombre vestido de chaqueta, que era policía secreta, y tras él, el que estaba en el control de pasaportes, que nos volvió a preguntar si íbamos como turistas, le dijimos que sí, y nos contestó: bueno, que sea sólo eso, como una pequeña advertencia".
Los recogieron dos amigos de la voluntaria, acompañados por dos saharauis, y los llevaron a la casa donde se iban a alojar. "El policía de paisano nos siguió en un coche y, al llegar a la vivienda, aparcó. Cuando llevábamos una media hora en la casa, llamaron a la puerta y en la calle había como diez policías y cuatro coches". Entonces les pidieron los pasaportes "y se quedaron con ellos y nos comunicaron que teníamos dos opciones: ir a la comisaría de policía con las maletas y volver directamente a España o ir al hotel", pero se negaron a irse. Les manifestaron que "si nos quieren deportar, depórtenos pero nosotros no tenemos porqué irnos voluntariamente de aquí".
Llamaron a la embajada española en Rabat, donde les aconsejaron que pusieran una denuncia en la policía, "lo que no veíamos coherente, porque era la policía la que tenía nuestros pasaportes". Después de tres horas, los pasaportes les fueron devueltos.
Durante su estancia en El Aaiún, donde Muñoz permaneció tres días, pudo reunirse con los nueve activistas que visitaron los campamentos de refugiados y con madres de presos políticos, así como con ex trabajadores de Fos Bucraa, con la Asociación de Víctimas Olvidadas, que se está constituyendo, y con la organización saharaui Codesa.
También pudo recoger el testimonio de una familia, cuyo padre falleció. A la madre la empresa la despidió y desde entonces no consigue trabajo y vive prácticamente de la ayuda humanitaria. "El gobierno marroquí, por norma general, prefiere darle trabajo a los marroquíes que no viven en los territorios ocupados, para que vayan allí y seguir así colonizando el territorio, que a los propios saharauis".
El observador onubense comentó que durante su estancia en El Aaiún estuvieron "siempre con la policía alrededor, siguiéndonos y vigilándonos. Permanentemente al lado de nuestra casa había dos coches de la policía secreta".
El día que regresaron a España, por la mañana presenciaron una manifestación de los ex trabajadores de Fos Bucraa, "un grupo de personas manifestándose totalmente rodeado por la policía". Se les acercó un saharaui "para hablar con nosotros y, en menos de un minuto, teníamos ya a un policía preguntándonos que si éramos turistas", lo que muestra "cómo está la situación allí y la dificultad de hablar tranquilamente con saharauis en la calle".
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