miércoles, 15 de septiembre de 2010

América Latina, “aliada estratégica” de la lucha del pueblo saharaui






Periódico La Jornada, México. Blanche Petrich y Georgina Saldierna

(*Fotos: Culturas Originarias)

Miércoles 15 de septiembre de 2010, p. 21

El presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Abdelaziz, quien considera a los países latinoamericanos como “aliados estratégicos” en la causa de la descolonización del Sahara Occidental, admite en entrevista con La Jornada que la idea de solicitar a México y otros países que se sumen a una postura de presión y sanciones contra Marruecos “se discute a escala mundial”. Su delegación, de visita oficial en el país, viene “con los ojos muy abiertos y atentos a los consejos y recomendaciones de nuestros hermanos mexicanos” sobre este asunto.

Pese al estancamiento de las negociaciones con Rabat, este mandatario sin nación [Nota Poemario: el estado saharaui es una realida desde el 27 de febrero de 1976, y el gobierno saharaui ejerce su soberanía sobre los territorios liberados del Sahara Occidental. La RASD es miembro de pleno derecho de la Unión Africana y está reconocida por más de 80 estados en todo el mundo] considera que actualmente, con Barack Obama en la Casa Blanca, la coyuntura internacional “respecto de nuestra independencia es mucho más positiva que el enfoque que había con el régimen anterior”. Aunque admite que prevalecen los intereses económicos de las potencias, que siguen siendo aliadas del rey Mohamed VI, el gobierno marroquí tiene “conductas indefendibles en cuanto a los derechos humanos, lo que sitúa en una posición muy incómoda a sus propios amigos”.

El proceso de negociación sobre el diferendo Marruecos-Sahara lleva años de estancamiento. El impasse fue reconocido por el jefe de la misión de la ONU para el Sáhara, Christopher Ross, en carta difundida en agosto, en la que carga la principal responsabilidad al reino alauí.

En opinión de Abdelaziz, para romper este punto muerto “lo único que se precisa es un mínimo de presión sobre Rabat”.

A pesar de los sucesivos fracasos, sostiene que la salida negociada es viable: “El ejemplo más cercano que tenemos es Sudáfrica. Desde los años 1970 y 80 hubo resoluciones muy diáfanas de la comunidad internacional relativas a Namibia, que el gobierno del apartheid rechazaba una tras otra. Finalmente una combinación de la resistencia en el interior del país con sanciones de la comunidad internacional permitieron que las cosas cambiaran. Estamos en una situación parecida. La ONU tiene un arsenal de resoluciones. Ya es hora de que se apliquen sanciones.

–Las potencias involucradas –Estados Unidos, Francia y España principalmente– ven en el rey Mohamed un importante aliado. ¿Será por eso que las sanciones no se materializan?

–En otro momento histórico el régimen del apartheid gozaba de relaciones privilegiadas con estas potencias. Eso no fue obstáculo para que los esfuerzos del tercer mundo y de la opinión pública terminaran por imponer el fin a este régimen de segregación. Nosotros percibimos también que los supuestos amigos de Marruecos tienen dificultades para defenderlo, habida cuenta del carácter absurdo de sus posiciones. Apoyar la posición marroquí implica rechazar la idea de una solución democrática; los lleva incluso a tener que hacerse de la vista gorda sobre la violación de los derechos humanos.

El presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, Mohamed Abdelaziz, este lunes en el Club de PeriodistasFoto Jesús Villaseca
Abdelaziz enfatiza su reconocimiento a la postura histórica de México frente a la causa de la soberanía saharahui. “México puede hacer mucho para que la noche colonial en el Sáhara se termine definitivamente”.

–¿Pedirán a México que apoye sanciones contra Marruecos?

–La idea ha sido objeto de muchos intercambios con nuestros amigos. Nos interesa conocer el punto de vista de México, por la experiencia que ha tenido para la liberación de muchos espacios que estuvieron bajo el yugo colonial.

En años recientes, Abdelaziz ha intensificado sus viajes a América Latina, porque los saharahuis se reconocen como “un país latino en África”. Agrega: “Ustedes nos entienden, nosotros los comprendemos y desde el principio encontramos aquí una gran simpatía hacia nuestra causa. Por tanto, lo vemos en el futuro de nuestras relaciones con la región como un socio estratégico”.

–Su pueblo está partido en dos. Cada parte experimenta condiciones opuestas. ¿Cuál de ellas lleva la peor carga?

–Una parte de la población pudo escapar de la invasión marroquí en 1975. Dejó sus casas, pertenencias, su patria, para vivir en condiciones de exilio en Argelia. Desde ahí lucha y resiste para regresar dignamente. Nadie se puede imaginar en qué condiciones vivimos en los campamentos del desierto.

“La parte que no pudo escapar vive cercada por una muralla de 2 mil 500 kilómetros. En ese espacio cerrado el gobierno de ocupación no cesa de violar los derechos humanos. Su lucha y resistencia les entraña un precio muy alto. Es muy doloroso. Incluso la población que vive en zonas bajo nuestro control es la tercera parte de una misma tragedia de más de 35 años. Las visitas familiares entre refugiados y población de las zonas ocupadas que estaba organizando la ONU ahora están paralizadas”.

Abdelaziz menciona como parte de ese escenario de violencia la detención y golpes sufridos por un ciudadano mexicano, Antonio Velázquez, durante la represión a una manifestación de independentistas en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, el pasado agosto.

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