NOTICIAS DE GUIPUZKOA Lunes, 13 de Septiembre de 2010
ELeili Salka -conocida como Laila Lili-, desde el momento de su nacimiento en 1974 en El Aaiun, ha convivido con la represión más cruda. Su padre, juez de profesión durante la colonización española, perdió su empleo y fue encarcelado en el momento de la ocupación marroquí. Su madre, que en aquel momento estaba en Francia, no pudo volver a su casa y se vio obligada a desplazarse a los campamentos donde ha vivido hasta el momento. Tras crecer sin madre, Laila finalmente la pudo conocer en 2003 en Mauritania. Su padre estuvo encarcelado desde 1985 hasta 1991 y fue liberado cuando se firmó el alto el fuego entre el Frente Polisario y Marruecos con el acuerdo de convocar un referéndum en el Sahara Occidental que nunca se ha logrado ante la férrea negativa del régimen marroquí.
Laila insiste en que su caso es uno más, porque la represión marroquí se ha cebado especialmente con las personas que tienen familia directa en los campamentos, lo que es muy común. Precisamente, una de las consecuencias de la ocupación marroquí del Sahara Occidental es la división de las familias, ya que hay muchas que a lo largo de estos 35 años ni siquiera se han podido ver. Consciente de lo que suponía no ser libre, cuando apenas era una niña de 11 años comenzó su militancia contra la ocupación desde la propia escuela escribiendo lemas reivindicativos y motivando a sus compañeras para que se unieran a las grupos clandestinos en los que ella estaba ya integrada. Se trataba de células cerradas que operaban en todo el territorio ocupado. Estas actividades no sólo le supusieron la expulsión de la escuela impidiéndole seguir sus estudios a pesar de sus brillantes notas, sino que fue torturada brutalmente, incluidas vejaciones sexuales, en 1991. Durante cuatro largas semanas estuvo detenida en dependencias policiales junto con otras menores que sufrieron el mismo calvario.
Ello no fue óbice para que Laila siguiera con su militancia política, lo que le ha llevado a ser detenida y torturada en muchas ocasiones. Durante la intifada de 2005, de la que conserva documento gráfico, fue apaleada pero aún hoy, sigue manteniéndose en la primera línea. El pasado 4 de julio ella y un grupo de compañeros intentaron organizar uno de los ritos más sagrados de la cultura saharaui, la Oración del Ausente, por la muerte en el Campamento 27 de febrero de Mahfud Ali Beiba, presidente del Parlamento Saharaui y de la Comisión Negociadora para la autodeterminación en la ONU, un hombre que era, además de querido y respetado, un referente político para el pueblo saharaui. Las fuerzas marroquíes impidieron el acto con una dura actuación en la que fue arrastrada por el suelo mientras un policía le agarraba del pelo. Desde 2008, Laila forma parte de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones Graves de Derechos Humanos cometidos por el Estado marroquí (ASVDH) y trabaja, inasequible al desaliento, escribiendo documentos en un francés impecable y realizando fotografías de las actuaciones de la policía marroquí que los difunde a través de Internet.
En mayo de este año, Laila formó parte de la V Delegación que se trasladaba desde las zonas ocupadas del Sahara Occidental a visitar a sus compatriotas y sus familias en los Campamentos en Tindouf (Argelia). Tras la primera delegación del grupo de "los siete" que fue brutalmente reprimida, y siguiendo la estrategia de la resistencia civil, otros grupos han continuado desplazándose hasta allí. En esta ocasión estuvo integrada por nueve personas, (tres mujeres y seis hombres). Desde la segunda delegación, personas de diferentes nacionalidades han acompañado a estos grupos de saharauis en su entrada a los territorios ocupados del Sahara Occidental en misión de observación.
Laila conoció así la "otra" realidad de su pueblo. "Ha sido muy importante conocer que tenemos un Estado con todas las instituciones democráticas y que la población saharaui en el exilio está en total sintonía con la de los territorios ocupados; también saber que el Gobierno de la RASD nos representa ante el mundo. En definitiva, comprobar que todo el pueblo saharaui tiene un mismo objetivo, conseguir la independencia del Sahara Occidental y que estamos preparados a lo que sea necesario para lograrlo".
*Foto: Leila Lili tras ser golpeada salvajemente por la policía marroquí en El Aaiun en mayo de 2005, al inicio de la Intifada pacífica.
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