domingo, 3 de octubre de 2010

Entrevista con Sara Domene, la cooperante española expulsada por Marruecos del Sahara ocupado






La cooperante y profesora de español Sara Domene fue expulsada el pasado mes de junio de El Aaiún por las autoridades marroquíes de ocupación. La intolerancia religiosa parace ser el motivo principal de su expulsión (Sara es de confesión evangélica). El Ministerio de Exteriores español no ha prestado ninguna ayuda a la cooperante. Poemario por un Sahara Libre ha hablado con ella.

*Poemario por un Sahara Libre

-¿Qué ocurrió el día de tu expulsión?, ¿cómo te enteraste y cómo saliste de allí?

Era un día normal, era el día del España Chile, yo había hecho mis planes para ver el fútbol, quiero decir que no me esperaba nada. Íbamos a comer con unas amigas y me llamaron de la Casa de España y me dijeron que habían recibido una orden de expulsión contra mí. Teníamos el cuscus encima de la mesa, tenía mucha hambre pero en ese momento se me cerró el apetito. No me lo podía creer, fui a hablar con un encargado de la Casa de España. Me enseñó la orden y me dijo que, por los convenios que hay entre España y Marruecos, si se expulsa a un ciudadano español, primero se le debe comunicar a la Embajada y ellos se ponen en contacto con el español y, finalmente, la policía de Marruecos es la que se encarga de notificar la expulsión. Me enseñó la orden que acababa de recibir y en la orden ponía que el estado marroquí considera que yo soy “una grave amenaza para el orden público del país” y por eso era “imperiosa” mi expulsión. Le pregunté si podía recurrir y me dijo que no, que yo estaba expulsada. Después me llamó la policía para que me presentara en comisaría y ellos me volvieron a leer la orden de expulsión. Me dijeron que tenía 48 horas para irme y que si no me iba, tomarían represalias. Yo les preguntaba que por qué y los policías no me decían nada, yo insistía y ellos decían que estaban cumpliendo órdenes así que no conseguí saber el motivo de mi expulsión.

-¿En algún momento pasaste miedo, sentiste que te podía pasar algo?

Cuando fui a la policía, sí tenía miedo, pero me decían mis amigos “tranquila, no te van a hacer nada, eres una ciudadana española y además eres una chica joven, no se van a atrever a hacerte nada”. La verdad es que fueron muy respetuosos, muy corteses, muy fríos. Era raro estar rodeada de seis policías pero no me hicieron nada. La persona que me traducía era la más agresiva, él era el que insistía en que, si no me iba, tomarían represalias. Yo insistía en que me dejaran quedarme hasta la fecha de regreso del billete que tenía comprado, y terminar el curso. Este hombre era el que más se cerraba en banda y me insistía en que si no me iba, tomarían medidas contra mí. Fue cuando me di cuenta de lo que realmente me estaba pasando, de que me estaban echando y me puse a llorar. Todos se pusieron nerviosos y me buscaron pañuelos. Miedo no pasé, pero me dio mucha rabia que me obligaran a irme y sin decirme por qué. Y que encima me dijeran que yo era “una grave amenaza” cuando yo estaba allí para ayudar.

-¿Cuánto tiempo has estado dando clase en los territorios ocupados?

Desde noviembre de 2006. Llevo bastante tiempo.

-¿Alguna vez pensaste que te podía pasar algo así?

En ningún momento. Yo sé por mis alumnos que no te puedes fiar de nadie porque hay mucha gente que trabaja para la policía. Y recuerdo que una vez acabé la clase y en la recepción del local donde dábamos la clase había un soldado. Otra vez tuve un alumno que llegó a mitad de curso y aparecía y desaparecía. Pregunté por él a los otros alumnos y me dijeron “este chico no viene estudiar, trabaja para la policía y viene a escuchar a ver qué dices”. Seguramente habría más pero en ningún momento fui amenazada por la calle. Lo único raro fue hace unos meses, un chico me abordó por la calle y me dijo que estaba muy interesado en el cristianismo y que si yo tenía libros para darle. Me llamó mucho la atención porque yo no voy por ahí dando libros a nadie. Leí la noticia de que estaban expulsando a cristianos, le dije que no tenía nada para darle. Pensé si no sería un gancho para contarle algo a la policía, aunque esto fue hace tiempo. No le di más importancia hasta que llegó el momento de la expulsión y pensé “¿qué habrá podido ser?”.

-¿Has recibido algún apoyo de la Embajada o del Ministerio de Exteriores?

No. Nada, nada, nada. La persona encargada de la Casa de España se lavó las manos, le pregunté si podía hacer algo y me dijo que no, que si estaba expulsada me tenía que ir. Me dijo “cuando sepa algo te llamo” y no me llamó nunca. Por parte del Ministerio nada. He leído después en algunas noticias que han salido que decían que ellos me ofrecieron protección consular pero yo la rechacé. Y eso es mentira porque no me ofrecieron nada.

-¿Y el Ministerio de Asuntos Exteriores?

No, nadie. Después salieron en prensa, en algunas noticias decían que ellos me ofrecieron protección consular y que yo la rechacé y eso es mentira porque no me ofrecieron nada.

-En lo que se refiere al Instituto Cervantes, no trabajabas directamente para ellos pero con tus clases sí que se podía conseguir un diploma del Cervantes.

El diploma del Cervantes se obtiene por un examen que hacen todos los estudiantes de español que quieren obtener un certificado oficial. A los alumnos que yo tenía les interesaba conseguirlo, porque yo al terminar el curso les puedo dar un certificado pero no tiene ningún valor oficial. Entonces varios de los alumnos que yo tenía consiguieron el certificado y de hecho durante el mes de mayo yo también estuve haciendo unos cursos de formación en el Instituto Cervantes para aprender más cosas como profesora.

-¿Qué Cervantes os corresponde?

El de Marrakesh. En El Aaiún no pueden abrir ninguno.

-¿Del Cervantes habéis tenido noticias?

No, solamente cuando me expulsaron a algunos de los profesores que conocía les escribí para decirles lo que había pasado y me respondieron diciendo “seguro que es un error, habla con la embajada”. Estaban que no se lo podían creer.

-Tú trabajabas a través de una ONG

Sí, yo estaba allí de voluntaria y colaboraba con dos asociaciones de discapacitados de El Aaiún. Una de las asociaciones trabaja con los niños que tienen parálisis cerebral, ya que en la ciudad no hay recursos para ellos, y esta asociación tenía un centro de rehabilitación para ellos. La otra asociación trabaja con niños sordomudos y con síndrome de down; tampoco hay muchos recursos para estos niños en la ciudad. Yo daba clase en los locales de estas dos asociaciones y con el dinero que pagaban los alumnos, que era una cosa simbólica, se financiaban los proyectos de las dos asociaciones.

-¿Cuántos alumnos han pasado por estos cursos que has dado?

Pues depende de los cursos. Primero comienza mucha gente, casi no caben en las clases y después van abandonando. Y en los cursos altos, (sobre todo estos últimos años me he dedicado a los cursos más altos) hay menos alumnos. Al menos doscientos alumnos sí que habré tenido a lo largo de todos estos años.

-¿Y todos saharauis?

La inmensa mayoría eran saharauis, algún marroquí también pero casi todos saharauis.

-En relación al tema del español en el Sahara, ¿cómo sobrevive el español en los territorios ocupados según has podido comprobar in situ?

Cuando yo llegué me encontré gente que hablaba muy bien el español, saharauis que habían estudiado en la época de España. Sobre todo, como trabajaba con los discapacitados, algunos de ellos eran enfermos de polio que en la época de España habían sido llevados a hospitales españoles donde habían aprendido el español. Cuando hablaba con mis alumnos les decía: “podéis practicar con estas personas que hablan muy bien el español, que hay muchos”. Y mis alumnos me decían “pero eso no es tan fácil, antes nos pegaban en la calle por hablar en español”. Y claro ahí me sorprendí mucho y me di cuenta de que las cosas no son como tú las puedes ver a simple vista. Y de hecho me contaron que hasta hace muy poquito tiempo no se podía enseñar el español. De hecho en Marruecos se enseña el español como segunda lengua, hay libros de texto marroquíes para aprender el español y me dijeron que en el Sahara no. El primer año que yo estuve allí, en el 2007, yo estaba en casa de una de mis alumnas y su hermana me enseñó un libro para aprender el español porque me dijo que era el primer año que en el bachillerato habían introducido el español. Me resultó curioso cómo, cuando entra Marruecos en el Sahara, cortan los vínculos con la antigua colonia, se prohíbe prácticamente el español. Pero la realidad se impone y en el Sahara los saharauis no quieren aprender francés, sino español y al final tienen que admitirlo como asignatura en la escuela.

-Hay un colegio muy conocido de la época española que es el Colegio de la Paz, que es el único que ha sobrevivido a lo largo de estos años. Nos gustaría saber cómo funciona actualmente. En los últimos años se ha recuperado y ha vuelto a tener alumnos.

Sí, el problema es que hay poco personal. Los niños estudian hasta sexto pero están reunidos en dos grupos. Entonces funcionan un poco como las antiguas escuelas de pueblo y llegan hasta donde pueden llegar con el personal que tienen, que es limitado. Por las tardes sí que dan clase de español para extranjeros y tienen mucha demanda, más de cien alumnos y lista de espera.

- Ese colegio lo lleva el Ministerio español de Educación.

Sí y los profesores son funcionarios españoles.

- ¿Hay alumnos saharauis?

Sí, la mayoría son saharauis

- ¿Ves interés entre la población saharaui en hablar en español y favorece Marruecos este estudio?

Veo que sí hay interés en aprender español por tradición familiar, tengo varios alumnos que el padre habla perfectamente español y los hijos también quieren hablarlo. Otra motivación es para muchos el sueño de llegar en patera a Las Palmas. Me contaron el caso de un alumno que había intentado llegar con una patera a Las Palmas y hablaba un poco de español. Entonces la Guardia Civil interceptó la patera y él les hizo de intérprete, la patera fue repatriada. De hecho todos fueron repatriados en barco, menos este chico que fue repatriado en avión. El español les sirve también para desenvolverse. También he tenido algún caso curioso de alumnas que quieren aprender español porque van a casarse con un inmigrante que está en las Islas Canarias. Hay mucha demanda y he visto muchas academias de lengua que son privadas y enseñan el español. Si que he visto que los alumnos me han comentado que antes sí se perseguía el español, no se podía enseñar y desde hace muy poquito el español se va incorporando como segunda lengua de estudio en el bachillerato.

- Hay defensores saharauis de derechos humanos que nos han contado que los han represaliado por dirigirse en español a las autoridades marroquíes. Esto se interpreta dentro de la política que llevan para desvirtuar la identidad saharaui, imponiendo a los saharauis la francofonía. También nos ha llamado la atención de la persecución de Marruecos hacia los cristianos, acusados de proselitismo.

Y no sólo los cristianos. Habían cerrado la escuela iraquí en Rabat, a los que acusaron de hacer proselitismo chií. Ven conspiraciones por todas partes.

- El único país que ha reaccionado es EEUU, pero lo que no hemos constatado es la reacción de España.

Yo tampoco la he visto. De hecho desde marzo han expulsado a muchos cristianos y la Unión Europea no ha reaccionado. La presidencia de la UE en ese momento la tenía España y no ha protestado. Es algo vergonzoso.

- Cuando escribes a los alumnos el nombre de El Aaiún, ¿algún marroquí te dice que no se escribe así, que se escribe “Layoune”?
  
No, siempre cuando estamos empezando primero, que es cuando hablamos en qué ciudad vives y esas cosas, siempre les digo “¿sabéis cómo se escribe El Aaiún en español?”, y siempre alguno me dice cómo se escribe. La verdad es que usan mucho la transcripción francesa porque aprenden francés desde que eran pequeños y es como su lengua puente con el español. Algunos se limitan a traducir las palabras del francés al español, conservando las estructuras del francés. Hay otros a los que no les gusta el francés, no les entra y se agarran más al español, pero a los que han aprendido bien el francés, después les cuesta bastante aprender el español.

- ¿Tuviste contacto con algún ciudadano saharaui que se queja de esa política?

Sí, hay mucha gente a las que no les gusta. Yo les digo, “si quieres aprender bien el español tienes que olvidarte del francés”. Me dicen “es la política de este país, no nos dejan aprender el español, siempre el francés”. Es la opinión generalizada, me lo han dicho muchos alumnos que estudian español conmigo.

-  Hemos hablado de tu trabajo de enseñanza del español. ¿Qué otras iniciativas para la enseñanza del español hay en los territorios ocupados?

Sobre todo hay varias iniciativas privadas. Está el colegio de La Paz, que es el oficial. Luego en el bachillerato hay algunos institutos que enseñan español también. Después están las iniciativas privadas, hay varias academias. Pero todas miran por sus propios intereses. Así son rivales unos de otros, no se unen. Está bien que haya asociaciones pero son muy individualistas, no se unen para hacer algo grande.

- Pero al final esas iniciativas vienen a ser de personas cercanas al régimen marroquí, no son iniciativas saharauis independientes.

Casi todos los que montan una asociación o abren una academia es porque tienen buenas relaciones con el régimen.

- Sara, ¿crees que podrás volver al Sahara ocupado no tardando mucho o es imposible?

Inchalá. Es lo que me gustaría, de hecho estoy trabajando con mi abogado para que revoquen la orden de expulsión y poder volver algún día. Cuando me expulsaron yo estaba haciendo un curso de formación de profesores de español. Estaba enseñando a mis alumnos, los que tenía dentro del nivel  más alto para que puedan enseñar también ellos el español. Les estaba enseñando metodología, didáctica y todo eso, y la verdad es que tenían muchísimo interés y estaban muy contentos. La expulsión me obligó a parar el curso, de hecho se quedó en el aire no me dio tiempo a terminarlo. Me gustaría muchísimo, es mi deseo, poder volver algún día a El Aaiún y terminar ese curso.




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