lunes, 15 de noviembre de 2010

Guatemala. Todos callamos

Masacre en el Sahara Occidental.

EL PERIODICO. GUATEMALA. 15/11/2010

Edgar Gutiérrez; Ex Canciller de Guatemala    

El Gobierno de Marruecos ha sofocado brutalmente el reclamo de 20 mil civiles saharauis reducidos a un precario campamento en su propio territorio, en El Aaiún. El cerco de Rabat, la potencia regional invasora desde 1975, impide a la prensa internacional reportear desde el terreno, pero aún así las imágenes de las masacres durante la última semana y los testimonios de las víctimas han trascendido.

La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es la zaga de la descolonización de África en la década de los setenta del siglo XX. España colonizó ese territorio y en el proceso de salida Marruecos al norte y Mauritania al sur lo invadieron.

Los saharauis –convertidos ya en la literatura militar en clásicos estrategas de la guerra en el desierto– resistieron contra dos ejércitos a la vez, en franca desventaja de efectivos y recursos. Derrotaron a los mauritanos y firmaron la paz, pero el Real ejército marroquí prosiguió implacable el avasallamiento.

Los marroquís han levantado un muro 2 mil 500 kilómetros, dejando una delgada franja de su territorio a los saharauis y atrapando a decenas de miles en el territorio ocupado, quienes en medio del acoso siguen resistiendo. Por un acuerdo de 1991 se decretó el cese al fuego, condicionado a un referéndum para que los propios saharauis decidan su destino, pero Marruecos se ha desentendido por dos décadas del compromiso; otros miles de saharauis permanecen en territorio hospitalario de Argelia. Una Misión de la ONU (Minurso) vigila el cese al fuego en el muro, pero no tiene mandato para detener ni denunciar los maltratos contra los civiles saharauis.

La ONU sigue reconociendo a España como la potencia administradora del territorio de la RASD, pero Madrid antepone la relación con Rabat; como Francia, cuando vetó en el Consejo de Seguridad que la Minurso tuviese facultades para vigilar el respeto de las libertades cívicas de los saharauis en el territorio que Marruecos invadió. Ahora, todos callamos mientras el abuso se ensaña contra la población indefensa.

Desde 1986 Guatemala realizó un acto de reconocimiento del RASD sin continuidad. Retomarlo tendría sentido, pues los saharauis son parte de la Unión Africana (Marruecos no) y tenemos un pasado colonial común. Pero como aún no construimos una política exterior que nos haga apostar estratégicamente por la pertenencia a bloques de países, y padecemos de inconsistencia de principios cuando se violan derechos universales, continuamos de brazos cruzados.

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