lunes, 15 de noviembre de 2010

La política española en el Sáhara


La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, engañaba a los ciudadanos españoles cuando pedía la intervención de la ONU y la comunidad internacional para detener la represión que continúa sufriendo la población saharaui en la zona ocupada del Sáhara Occidental, y tampoco decía la verdad al asegurar que España era un país responsable porque no condenaba al Gobierno marroquí. Qué vergüenza. En este caso, quiero recordar a la señora ministra que el Gobierno español no es responsable porque no ha condenado el ataque violento de fuerzas marroquís a un campamento saharahui y a la capital, El Aaiún. La misión de las Naciones Unidas en la zona no tiene competencia en temas de derechos humanos porque Francia vetó esa opción. Que no olvide Jiménez que España forma parte de esa comunidad internacional cuya intervención reclamaba ella misma. El secreto del conflicto del Sáhara, y la matanza que sufrió la ciudad la ciudad donde nací y que tuve que abandonar a los 5 años de manera forzosa, cuando el Ejecutivo español, recién muerto Franco, la vendió. Inmediatamente, Marruecos ocupó el territorio y la nueva democracia española permitió la represión marroquí contra el pueblo saharaui y la sistemática violación de los derechos humanos. La señora Jiménez tiene que saber ya que no somos tan ilusos como para esperar su ayuda. Sabemos que no contamos con su apoyo, aunque eso no impide que le reclamemos una enérgica defensa de sus compatriotas (periodistas, políticos y miembros de oenegés) que fueron agredidos y, en algunos casos, humillados por as autoridades de Rabat. Esa gente importa mucho a sus familiares, supongo que a toda la sociedad española y al propio pueblo saharaui. Ellos, a diferencia de la ministra de Exteriores y de todo el Gobierno español, sí que son valientes y generosos


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