viernes, 11 de noviembre de 2011

Perdura el llanto




Perdurará ese llanto de los agredidos
el largo sueño de nuestros muertos,
el silencio de los cómplices,
la paciencia del amigo,
la cordura de nuestros viejos,
la ferocidad de nuestro verdugo
(Bahía Mahmud Awah, poeta saharaui)

Hace un año que perdura el llanto de los últimos agredidos. Treinta seis desde que se desataran las lágrimas y una interminable travesía del desierto, travesía inmóvil, encierro más bien, en el rincón oeste del desierto más grande del planeta: el Sáhara… Incluso más sin contamos los años en los que fue colonia española.

Noviembre es el mes más cruel en el Sáhara Occidental. Entre el 6 y el 9 de noviembre de 1975 empezaron a perder la posibilidad de ser un país independiente. Y justo treinta y cinco años más tarde, el 8 de noviembre del año pasado, la puerta se volvió a cerrar con violencia para la última colonia que queda en toda África y la única en el mundo que no es una isla o pequeño enclave.

Era el 8 de noviembre de 2010, lo recordaréis, cuando las tropas marroquíes entraron a sangre y fuego en el campamento de Gdeim Izik, a 15 kilómetros de El Aiún, y arrasaron con las jaimas que daban cobijo a 20.000 saharauis que se habían reunido allí para pedir mejoras sociales. Ni siquiera pedían la independencia. Lo que les dieron, una vez más, fue muerte: 12 asesinados y un número indeterminado de heridos, torturados y detenidos. Todo es indeterminado en el Sáhara, no sólo su futuro, también la información que Marruecos cercena con la misma impunidad que elimina vidas. Probablemente aquella fue la primera chispa en el Norte de África de la primavera árabe que luego se ha extendido por el resto de la zona. Pero no hubo primavera para el Sáhara que parece condenada a padecer un inclemente y aplastante verano que perdurará por toda la eternidad.

El problema de los conflictos que se alargan en el tiempo indefinidamente es que el interés por resolverlos decrece y la memoria de lo que llevó a esa situación flaquea. Por eso conviene recordar cómo y cuándo empezó esta historia.

El viento del desierto nos lleva a otro principio de noviembre pero de 1975. El día 6 se inicia una marcha de "civiles voluntarios" convocada por el rey Hassan II de Marruecos para tomar esa zona del desierto al mismo tiempo que era abandonada por las tropas españolas. Alrededor de 350.000 marroquíes durante 3 días marcharon sobre el Sáhara ante la pasividad de España para recuperar lo que el rey de Marruecos creía su legítimo territorio.

Dijo que era una Marcha Verde, marcha pacífica para reencontrarse con sus hermanos del oeste. Lo que no dijo es que paralelamente envío una marcha de tropas marroquíes con más de 40.000 soldados para ocupar y reprimir. Ésa no era verde, era de camuflaje y negra como la punta de los cañones. Lo que tampoco se dijo es que Estados Unidos y Francia lo habían planeado con Hassan en el contexto de la guerra fría como forma de aplastar al movimiento independentista saharaui, el Frente Polisario, por miedo a que se convirtieran en aliado soviético. Más de 35 años después y caído el telón, han tenido que buscar otros pretextos para seguir apoyando al reino alauí: ahora es el riesgo de que el Sáhara sea un núcleo de radicalismo islamista y caldo de cultivo de Al Qaeda. Nunca lo ha sido, pero lo están propiciando.

Tampoco nunca Marruecos ha tenido un vínculo de soberanía territorial sobre el Sáhara hasta su ocupación en el 75. Así lo reconoció la ONU en octubre de aquel año en un informe que instaba a la descolonización de la zona por parte de España y el reconocimiento del pueblo saharaui a decidir su destino. Pero la ONU dejó un fleco suelto: dijo que sí había lazos jurídicos entre Marruecos y el Sáhara. A ese fleco se agarró Hassan II para cumplir sus pretensiones territoriales y al mismo tiempo, acallar críticas a su reinado con una victoria populista y sentimental.

Y la que dejó todos los flecos sueltos fue España. Aquel noviembre se estaba muriendo Franco. Y mientras la dictadura se desmantelaba, también se desmanteló la presencia de españoles en esa zona que hasta ese momento era una provincia más del país. Más que una descolonización fue un abandono a su suerte en el que además de la resolución de la ONU se incumplió un acuerdo de administración de la zona para asegurar la libre decisión del pueblo saharaui. El entonces príncipe Juan Carlos se había comprometido a ello. También se han ido comprometiendo uno tras otro, presidentes, ministros de exteriores y políticos españoles. Muchos se han puesto la pegatina en apoyo a la libertad del Sáhara para decidir. Pero era eso, una pegatina. Después se la despegaron con la misma facilidad con la que España se despegó el Sáhara.

Pero ni los territorios ni la gente son pegatinas: la gente perdura, como perdura este conflicto. Perdura el incumplimiento de los compromisos, perdura el llanto de los agredidos y perdura el silencio de los cómplices. No sé si podemos hacer mucho pero por lo menos podemos hacer que no perdure el silencio y que sí lo haga el abrazo del amigo para que quizá un día se cumpla el largo sueño de los muertos.

Contra el silencio lleva años trabajando la periodista del programa "En Portada", YOLANDA SOBERO, gran conocedora de la cuestión saharaui que ha publicado recientemente "Sáhara, Memoria y Olvido", un libro que explica con detalle y claridad los orígenes y desarrollo del problema del Sáhara. HMAD HAMAD lo ha sufrido en sus propias carnes, ha sufrido la violencia y la tortura, como cuenta en el documental "El Problema" de Jordi Ferrer y Pablo Vidal, un documento visual único para entender y ver lo que están padeciendo en el Sáhara. HMAD es vicepresidente del Comité Saharaui Defensor del Derecho de Autodeterminación que preside Aminetou Haidar, que denuncia las torturas de las que es víctima el pueblo saharaui y reclama que se cumplan los compromisos internacionales que les dan derecho a decidir. 

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