lunes, 21 de mayo de 2012

Réplica a artículo de Demetrio Olaciregui


ALI MAHMUD, EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA ÁRABE SAHARAUI EN PANAMÁ.
2012-05-20 —Demetrio Olaciregui nos acostumbró estos últimos tiempos a tratar la cuestión del Sahara Occidental desde una visión chovinista marroquí. A los saharauis conocedores del régimen alauita, nos llama la atención el hecho de que el Dr. Olaciregui transmite de una manera periódica y continua la tesis expansionista marroquí. No he tenido el gusto de conocer al Doctor; sin embargo, un amigo común, me lo recomendó como uno de los amigos solidarios de la causa saharaui y que acompañó el proceso desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República de Panamá y la República Saharaui. ¡Cómo cambian los tiempos! Y ¡con qué facilidad se alteran las convicciones!
En África o El Magreb, la monarquía alauita ha representado siempre un factor desestabilizador en la región. Es por excelencia un régimen expansionista que ha amenazado siempre la paz y la buena vecindad. Las ambiciones expansionistas y el sueño de un imperio alauita, han impedido la edificación de la Unión del Magreb Árabe (UMA). Marruecos tiene conflictos con todos los vecinos (Mauritania, Argelia, República Saharaui y España). Mauritania se independizó de Francia en 1960 y desde entonces, Marruecos, no ha escatimado esfuerzos para impedir su ingreso en la Liga Árabe, bajo el pretexto de que forma parte de su ‘integridad territorial’. El boicot duró largo tiempo. Solo Túnez de Burguiba, reconoció el nuevo estado. En 1962 Argelia logró liberarse de Francia, después de una sangrienta lucha de liberación; en aquel entonces, cuando Argelia estaba cicatrizando sus heridas, sufrió la agresión marroquí, durante la tristemente conocida ‘Guerre de Sables’ (la guerra de las arenas).
En 1976 y ante la fracasada retirada colonial española del Sahara Occidental, Marruecos invade el territorio Saharaui, con el apoyo de ciertas potencias occidentales. El Pueblo Saharaui, que el autor evita mencionar, se organiza declarando la Unidad Nacional, y reforzando su movimiento de liberación, el FRENTE POLISARIO, para continuar la lucha contra los nuevos invasores. El nuevo Estado Saharaui es admitido en el seno de la Unión Africana. Cabe señalar que la presencia de los refugiados saharauis en Argelia, es consecuencia directa de la invasión de su país. La resistencia de refugiados a las duras condiciones es una lección de dignidad y patriotismo.
Olaciregui ignora que la llamada ‘primavera árabe’ se inició en GDEIM IZIK (en la zona del AAIUN, capital saharaui ocupada). Lo invito a documentarse más detenidamente, leyendo los análisis de NOAM CHOMSKY sobre la primavera árabe. En Gdeim Izik se desató el primer levantamiento de los indignados saharauis. Por otro lado, no se puede hablar del conflicto sin aludir al último informe del secretario general de la ONU, presentado al Consejo de Seguridad, en abril pasado. Y en el cual se detallan las tareas de la MINURSO (Misión de la ONU para el Referéndum en el Sahara Occidental). Como su nombre indica fue creada para organizar un Referéndum de autodeterminación, mediante el cual el Pueblo Saharaui decidirá libremente su destino. Sin embargo, el bloqueo y la falta de voluntad marroquí impiden la realización del mencionado Referéndum. Prueba de ello el contenido del último informe del secretario general de la ONU.
1). ‘El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió la asistencia del Consejo de Seguridad ante los desafíos que enfrenta la misión de la ONU para operar en el territorio, debido a ciertas injerencias de las autoridades marroquíes en el mandato de la misión; 2). Ban Ki Moon relató que habían indicios de que Marruecos espió al menos en una ocasión, las comunicaciones entre la misión y la sede central de la ONU en Nueva York, destacando los problemas de la MINURSO para moverse con libertad, por todo el territorio; 3). A la MINURSO no se le permite mantener contacto fluido con la población Saharaui en la parte controlada por Marruecos; 4). Ban Ki Moon añade que la misión de ONU no es capaz de promover información independiente ni a la Secretaría General, ni al Consejo de Seguridad, debido a las condiciones sobre el terreno’. Esta realidad fue silenciada por Olaciregui en su artículo, privilegiando elogios al rey alauita ‘Marruecos, bajo el liderazgo de Mohamed VI, hizo su tarea, identificó las genuinas aspiraciones de la mayoría ciudadana... La ruta democrática fue una profunda reforma constitucional...’. También silenció el movimiento de jóvenes, intelectuales y trabajadores, encuadrados en el movimiento 20 de Febrero, la verdadera voz del pueblo marroquí, y representante legítimo de la llamada primavera árabe.
Olaciregui habla de ‘la profunda reforma constitucional’. El movimiento 20 de Febrero mantuvo sus protestas, denunciando los resultados de las últimas elecciones (97) y el mantenimiento del status quo. La nueva constitución no difiere mucho de las precedentes, fue escrita por una comisión designada por el rey, en lugar de serlo por una asamblea constituyente electa u otro órgano representativo. Por lo tanto, carece de legitimidad y, cuyo contenido fue adelantado en un discurso pronunciado por Mohamed VI, 9 de marzo 2011. La comisión editora estuvo presidida por Abdellatif Menouni, consejero del rey, lo cual no deja dudas sobre el origen y el futuro de las directrices. No es sorprendente que los partidos representados en el Parlamento estén domesticados, y más interesados en mantener sus prerrogativas, prometieron votar ‘SÍ’ a la propuesta. Por esta razón, el 20 de Febrero rechazó la nueva constitución antes de su publicación, y ha prometido continuar con su protesta, siguiendo el camino de los indignados en Túnez y en Egipto.
Poderes del rey en la nueva constitución: Comendador de los creyentes (Amir al Muminin en árabe). Preside el consejo de ministros. Puede disolver las dos cámaras. Jefe supremo de las fuerzas armadas. Árbitro supremo entre las fuerzas políticas.
Para opinar sobre el conflicto que opone la República Saharaui a la monarquía marroquí, no se puede omitir el plan de paz elaborado conjuntamente por la UA y las ONU y aprobado por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General. Pese a la represión feroz en las zonas ocupadas, la violación sistemática de los DD.HH., el saqueo ilegal y salvaje de los recursos naturales, la parte Saharaui, en aras de contribuir en el establecimiento de la paz, seguirá colaborando con la Comunidad Internacional.