La
Diputación Foral de Guipúzkoa, representada por su director de inmigración y
diversidad Marcos Nanclares, junto con la cónsul de Venezuela en el País Vasco
Yolanda Rojas, iniciaron las intervenciones sobre el día internacional de los
refugiados resaltando la necesidad de garantizar mayor protección por parte de
las instituciones a las víctimas de conflictos y guerras que vienen huyendo a
otros países en busca de protección. El encuentro se desarrolló en el salón de
actos de la diputación de Guipúzkoa y contó con la participación de diferentes
colectivos y asociaciones de refugiados de Colombia, Sáhara Occidental,
Palestina, Costa de Marfil y Paquistán.
En la
ponencia presentada por el escritor saharaui Ali Salem Iselmu, sobre el caso de
los saharauis, se abordó la situación legal del territorio del Sáhara
Occidental y la necesidad de proteger a sus habitantes de los abusos que sufren
y la persecución a la que están sometidos por parte de Marruecos, sin derecho
hasta la fecha de hoy a tener una documentación propia que les garantice sus
derechos.
El
activista de derechos humanos Hasena Aleia condenado por un tribunal militar
marroquí a cadena perpetua, acercó su caso a los presentes e hizo una
exposición sobre los más de 60 saharauis que se encuentran en cárceles
marroquíes y pidió un mecanismo de protección de los derechos humanos en el
Sáhara Occidental.
Ponencia
Ali Salem Iselmu: Los saharauis, inmigrantes, exiliados, apátridas o refugiados
Desde
temprano y al inicio de la ocupación del territorio del Sáhara Occidental por
parte de Marruecos, los saharauis que hasta entonces pertenecían a la provincia
número 53 del Estado español y eran considerados españoles pasaron a un limbo
jurídico y sin ningún tipo de documentación reconocida internacionalmente que les sirva para recuperar sus derechos
básicos, lo cual supuso no solo la perdida de la tierra, la identidad, también
se les obligó a formar parte de terceros estados que no tienen ninguna tipo de
soberanía sobre su tierra . Sin embargo para las Naciones Unidas, el Sáhara es
un territorio no autónomo pendiente de descolonización y por lo tanto la
comunidad internacional está en la obligación de aplicar la resolución 1514 de
1960 de la Asamblea General que reconoce el derecho a la autodeterminación del
pueblo saharaui.
Ante esta
realidad, hoy podemos ver familias saharauis que provienen de los campamentos
de refugiados con pasaporte argelino, en cambio sus mismos familiares que están
bajo la ocupación de Marruecos se les obliga a llevar el pasaporte de este
país, mientras hay otros casos que llevan pasaporte español, mauritano e
incluso francés.
Hay otros
casos que después de una larga batalla jurídica se les reconoció su derecho de
ser apátridas a pesar de las barreras administrativas que les impiden ser
reconocidos en su condición de saharauis pertenecientes a un territorio no
autónomo cuyo pueblo sigue luchando hasta la fecha de hoy por sus derechos más
elementales como son el derechos a la manifestación, a la opinión, a la
asociación y al movimiento negados reiteradas veces por Marruecos delante de la
misión de la ONU en el Sáhara Occidental.
El pueblo
saharaui no solo ha sufrido el expolio de las riquezas de sus tierra, también
ha quedado carente de una documentación propia, que sea reconocida
internacionalmente y que le sirva para identificarse sin la necesidad de aportar la documentación de un tercer
país, cómo es posible que en el Sáhara Occidental podemos encontrarnos a tres
hermanos de la misma familia y con los mismos padres con pasaportes de tres
países diferentes.
Qué ha
pasado realmente para que lleguemos a una situación en la que ni siquiera
figuramos en las estadísticas que ofrecen los gobiernos sobre los distintos
colectivos de inmigrantes que se encuentran en los países de acogida.
Esta
alarmante situación de desamparo por parte de los organismos internacionales y
competentes en la materia de asilo y refugio, debería llevarnos a una profunda
reflexión que nos ayude a encontrar los mecanismos jurídicos y legales que
permitan el reconocimiento de las República Árabe Saharaui Democrática que
mantiene relaciones con más de 80 países, sino otorgar al menos al Frente Polisario
un estatus diplomático que permita el reconocimiento de los saharauis y de su
derecho a tener una documentación propia.
No podemos
mantener por más tiempo otra grave vulneración que lesiona los derechos de
muchos saharauis al reconocimiento a una pensión con la cual han contribuido y
cotizado en el sistema de la Seguridad Social que rige en el Estado español y
hoy están en los territorios ocupados privados de esas pensiones, y todo como
he venido citando por la falta de un acuerdo internacional que les devuelva sus
derechos, este es solo un ejemplo de las
múltiples violaciones que ocurren
con frecuencia y vienen sucediendo hasta hoy en el Sáhara Occidental.
Unos países
nos reconocen como exiliados, otros como
refugiados y algunos casos no muy frecuentes como apátridas o inmigrantes, pero
la realidad dice que solo somos un pueblo, pertenecemos a un mismo territorio y
luchamos por ser una nación libre, democrática y soberana.
Ali Salem Iselmu, periodista y escritor saharaui.
La
ciudad robada
Un
hombre
cruzó
de día y de noche
una
enorme ría
vio
gigantes y monstruos
y
escuchó extraños ruidos,
agotado
en su pequeña barca
llegó
a la orilla
en
busca de un sorbo de agua.
Unos
hombres extraños le expulsaron
y
al volver su vista hacia sus ojos
vio
su ciudad
encontró
el sueño robado
y
decidió quedarse.
Las
calles ya no eran las mismas,
las
casas cambiaron de color
y
ya no entendía las palabras
y
de repente aquel hombre
se
sintió un intruso
en
su propia ciudad.
Volvió
a mirar
el
océano
en
busca de una respuesta
y
en su barca encontró
el
misterio de la ciudad robada,
del
sueño usurpado.
Un
hombre volvió a su tierra.