¿Para que
algo exista tiene que haber imágenes?… La causa saharaui existe, aunque se
desconoce; es real, aunque se silencie; es como es, aunque la disfracen otros.
La información se obstaculiza adrede para que no se conozcan las circunstancias
que rodean un conflicto político que hace que todo un pueblo sufra por efecto
de la avaricia, la injusticia y la sinrazón. Es por ello que comparto la
percepción de Left Hand Rotation, colectivo de cineastas que ha hecho un
experimento curioso entre la población saharaui de los campamentos de
refugiados de Tindouf, en Argelia, para crear una nueva herramienta de
sensibilización social internacional sobre el conflicto del Sáhara, a través
del lenguaje cinematográfico y bajo el género del western. Es en él donde
encontraron las raíces del proyecto, en el que quisieron reflejar la semejanza
entre un género cinematográfico que representa el nacimiento de la nación
americana y la lucha por el territorio con el objetivo de la causa saharaui,
basado en la recuperación de una tierra ocupado por Marruecos desde 1975 para
crear su Estado libre e independiente.
Hay que
reconocer que llegar a los campamentos de refugiados preguntando en solitario a
los saharauis que encontraban a su paso “y tú, ¿cómo contarías vuestra historia
al mundo? tiene su aquel, no digáis que no… Y todavía más, cuando se lanzan sin
reparo a hacer la pregunta del millón: ¿Y qué final le pondrías? Y lo preguntan
conscientes de que es un final que sólo les corresponde a ellos decidir, porque
son ellos, los saharauis, quienes sueñan con poder ejercer, algún día, su
derecho a la autodeterminación y votar en un referéndum cuál quieren que sea su
futuro. Left Hand Rotation, en colaboración con la Escuela de Formación
Audiovisual Abidin Kaid Saleh y otros voluntarios saharauis, quería contar la
historia del conflicto del Sáhara desde una perspectiva no occidentalizada,
sino creada, dibujada, soñada e interpretada por los propios saharauis de los
campamentos de refugiados de Tindouf. Por eso fueron allí, por eso preguntaban…
Producir un
trailer de 3 minutos en tiempo récord, en mitad de un desierto desconocido y
complicado, con escasos medios y con todo por hacer, tiene mérito. Sabiendo que
el punto de partida de lo que yo vengo a llamar experimento social es conocer
el punto de vista que a los propios saharauis les gustaría transmitir en
relación a la historia de éste que es su conflicto, activo y vigente, no
solucionado y que genera una situación humanitaria sin paragón (campamento de
refugiados de 38 años de evolución) y que tiene muchos vértices diferentes, la
idea de crear esta herramienta de difusión de la causa aún se proyecta más
interesante. Debían ser los propios saharauis quienes marcaran las directrices
de esa que es su propia historia. Qué, quién, a quién, cómo, cuándo y por qué.
Presentación, nudo y desenlace, decían, logrando trasladar en 3 minutos los
pilares de esa historia propia, las características de la identidad saharaui,
su sufrimiento y sus sueños… Con un final desconocido pero deseado, que se
plantea lograr siguiendo sus propias voluntades.
Es cine y,
por ello, dicen que es ficción… Pero no, WESTERN SÁHARA no es ficción, es
efectivamente esa herramienta necesaria que representa una realidad, pero que
no se plantea ni se basa en un mundo irreal o imaginario. El conflicto está,
los saharauis refugiados también. Como los oprimidos en la zona ocupada o el
muro marroquí separando territorios y familias, con sus minas y el reguero que
deja de víctimas también… Nada se oculta, pero nada se cuenta… Se sueña en
western con buenos y malos, con leyes escritas que se saltan y con un fondo,
las personas que sufren y que son, porque existen, porque siguen ahí. He visto
en la Cineteca de El Matadero la proyección. He visto también el trailer, que va
dando paseos por España. Próxima parada, Sevilla. Ojalá experimentos como éste
ofrezcan nuevas y grandes oportunidades para el debate sobre la causa saharaui
en nuestro país.