Hassana Aalia (El Aaiún, 1988) fue
condenado por Marruecos a cadena perpetua mientras estudiaba en Bilbao. Decidió
quedarse y luchar desde aquí por su pueblo
DONOSTIA- En febrero del año pasado,
Marruecos condenó a 24 activistas saharauis por el campamento de protesta de
Gdeim Izik, que reunió a 20.000 saharauis en 2010. Hassana Aalia estaba en
Bilbao. El resto ingresó en la cárcel marroquí de Salé.
¿Cuál es ahora su situación?
-La orden de búsqueda y captura contra mí
salió en noviembre de 2011, cuando estaba en Bilbao. Yo tenía entonces un
visado de tres meses para estudiar y cuando sucedió aquello decidí quedarme.
Solicité asilo político, que todavía está en trámite. Y el año pasado, en
febrero, se celebró el juicio militar y me juzgaron en rebeldía. Fue un juicio
ilegal porque no pueden juzgar civiles en un tribunal militar, porque no pueden
juzgar saharauis porque Marruecos no tiene soberanía sobre el Sahara y porque
no presentaron ninguna prueba.
¿De qué le acusaron?
-De la muerte de 11 policías, de
pertenencia a banda armada, de secuestrar a 20.000 saharauis, es decir, a todos
los que participaron en el campamento de Gdeim Izik, sin que hubiera una
denuncia de algún saharaui. Tampoco han presentado las pruebas de estas
muertes.
Por ejemplo, no hay pruebas sobre los
cadáveres, ¿no?
-Tampoco hay nombres. Nuestra defensa pidió
al fiscal y al juez una autopsia de los cuerpos y no nos la dieron. Además,
¿cómo pudimos matar a 11 militares? Nosotros estuvimos en el campamento 28 días
sin armas, y ellos entraron de forma brutal, desde helicópteros, vehículos, con
todo tipo de armas, quemaron jaimas, mataron niños, jóvenes.
¿Cuántos muertos hubo?
-Tres. Otra mujer murió meses después en el
hospital por la tortura y el maltrato. Entonces, se celebró el juicio y a los
24 nos condenaron a unas penas muy duras. A nueve de nosotros, a cadena
perpetua. A mí me condenaron en rebeldía. Mi caso ha sido diferente, porque
después del campamento de Gdeim Izik me juzgó un tribunal civil y me condenaron
a cuatro meses de cárcel sin ejecución.
En aquel juicio civil, ¿por qué se le
juzgó?
-Por organizar el campamento de Gdeim Izik,
los enfrentamientos, estar en contra de la autoridad marroquí. Después de
aquello, entré y salí del país varias veces y la última fue cuando me juzgaron
en rebeldía. Tampoco entendemos cómo pueden juzgarme dos veces por el mismo
hecho, por el campamento de Gdeim Izik. Además, he estadodetenido, he sido
torturado, he estado en el juicio por Gdeim Izik y me soltaron.
¿Por qué cree que a usted?
-Yo estuve en el campamento de Gdeim Izik
como muchos jóvenes. Yo iba a la zona ocupada, al Aaiún, y mi función era
lograr que aquellos extranjeros y medios de comunicación que habían llegado a
El Aaiún entraran en el campamento. Yo creo que querían enviar un mensaje de
miedo a la zona ocupada: podemos juzgaros, podemos imponeros una condena muy
dura por luchar pacíficamente. Todo para que la gente deje de luchar. Yo creo
que conmigo fue por esa función y por toda la labor que he hecho después,
porque no queremos que el campamento de Gdeim Izik muera, ha sido algo muy
importante en nuestra lucha. Por primera vez los saharauis hemos conseguido
vivir en libertad en nuestra tierra. Siempre hemos vivido bajo la ocupación y,
en este campamento, los saharauis salimos de la ciudad y montamos este
campamento, que fue el inicio de la primavera árabe.
¿Se ha agudizado la represión desde
entonces?
-La represión sigue igual. Hace una semana,
un joven fue arrojado desde tres plantas y ahora está en estado muy grave en el
hospital. Hoy en día tenemos 73 presos políticos que están sufriendo en las
cárceles marroquíes, donde sufren tortura, maltrato, agresiones sexuales. En el
juicio de Gdeim Izik, cinco de mis compañeras han denunciado delante de los
observadores internacionales haber sido violadas con botellas de cristal y han
pedido ir al hospital para comprobarlo, pero el juez lo ha denegado. El mes
pasado, estábamos esperando que la ONU asumiera la vigilancia de los derechos
humanos, pero nada. Y eso da fuerza a los torturadores. La ONU dice que no
puede hacer nada cuando ve situaciones de maltrato y tortura, que está ahí para
vigilar el alto el fuego y para la celebración de un referéndum. Pero en Gdeim
Izik se utilizaron armas, ¿y el alto el fuego? ¿Dónde estuvo la ONU? Están ahí
de vacaciones.
¿Por dónde pasa ahora la lucha?
-La lucha pacífica que comenzamos en 2005
sigue en pie, los saharauis siguen luchando día a día. Hemos perdido más de 15
jóvenes y hay más de 16 desaparecidos, pero vamos a seguir luchando. Antes de
2005 no se hablaba de un pueblo que está resistiendo bajo la ocupación marroquí
y gracias a esta lucha se está hablando. Y tenemos esperanza de que con esta
lucha un día llegaremos a ser libres. Tenemos todo tipo de organizaciones no
violentas. También estamos intentando defender nuestros recursos;
desgraciadamente, nos están robando con la ayuda de muchos países, incluida la
UE, que a finales del año pasado firmó un convenio de pesca con Marruecos.
Muchos eurodiputados de este país siempre hablan del pueblo saharaui, pero
votan a favor.
Desde hace unos años, algunos jóvenes
saharauis piden retomar las armas.
-Esto es algo muy preocupante. Yo lo
entiendo muy bien, la gente ya no puede aguantar más. Los saharauis siempre
tenemos una pregunta: ¿Hasta cuándo vamos a aguantar? Es preocupante porque en
cualquier momento se puede salir de la resistencia pacífica hacia una
resistencia violenta.
¿Le gustaría regresar?
-Me encantaría. Nunca imaginé vivir en otro
país con una condena a cadena perpetua. Siento que soy la voz de los presos
políticos. Tengo 24 años y es algo muy fuerte. Vivir lejos de mi familia. Se
murió un tío y no estuve, a mi padre le operaron y no estuve, mi hermana se
casó y no estuve... Es muy difícil. Pienso que igual no puedo volver nunca y
que puedo estar 30 años sin ver a mi padre. Hay que tener fuerza y seguir.
Seguir luchando por mi pueblo me da fuerza.
¿Tiene miedo a que le extraditen?
-Ya me gustaría que eso pasara, porque
quedaría muy claro que España apoya la ocupación marroquí y daría voz a la
causa saharaui. Pero no pueden hacerlo, porque mi juicio ha sido denunciado por
muchos organismos como ilegal. Sería un escándalo. Además, mi asilo sigue en
trámite. La cuestión es que no pueden denegarme el asilo político, porque es un
caso muy claro, pero tampoco les interesa dármelo porque sería un
reconocimiento de que el juicio fue ilegal y un reconocimiento de la tortura y
el maltrato. Eso no les interesa. Y o creo que están alargando el proceso a ver
si me canso, pero no tengo nada más que hacer. Aquí estoy en otra cárcel.
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