sábado, 16 de enero de 2016

Etxeberria y Beristain anuncian el hallazgo de otras cuatro fosas con restos de desaparecidos saharauis

Paco Etxeberria, Francisco Martín (Euskal Fondoa), Eneko Goia y Carlos Beristain. (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)
El doctor en sicología social Carlos Martín Beristain y el presidente de Aranzadi Paco Etxeberria han presentado hoy en el Ayuntamiento de Donostia el resultado de nuevas investigaciones realizadas sobre la vulneración de derechos humanos en el Sahara, en concreto, sobre los bombardeos contra la población civil saharaui los días 18, 19 y 20 de febrero de 1976, y la exhumación de cuatro nuevas fosas descubiertas en 2014 y en las cuales hallaron restos de cinco personas.
‘Los otros vuelos de la muerte. Bombardeos de población civil en el Sáhara Occidental’ y ‘Saber al fin. Fosas comunes, desaparición forzada y derecho a la verdad en el Sáhara Occidental’ son dos piezas fundamentales para comprender el alcance de las vulneraciones de derechos humanos contra la población saharaui y el manto de silencio con las que han sido cubiertas. Hoy, los autores de ambas investigaciones, el presidente de Aranzadi, Pacto Etxeberria, y el doctor en sicología social, Carlos Martín Beristain, han presentado junto al alcalde de Donostia, Eneko Goia, y responsables de Euskal Fondoa y el Instituto Hegoa, los resultados de este trabajo que comenzó con ‘El Oasis de la Memoria’, una recopilación de 261 testimonios que propició el hallazgo en junio de 2013 y, posterior, exhumación de dos fosas en un lugar desértico de Fadret Leguiaa que contenían los restos de ocho beduinos, entre ellos dos menores de 14 años, ejecutados el 12 de febrero de 1976.
En la comparecencia de hoy, Beristain y Etxeberria han anunciado la aparición de otras cuatro fosas en Río Amgala y Fadret Budreiga con cinco víctimas en su interior. «Sus fallecimientos se produjeron algunos con certeza y otros probablemente en febrero de 1976», han explicado. Una de las personas ha logrado ser identificada mediante prueba genética. Asimismo, se han recuperado objetos personales y ropas habitualmente utilizados por la población civil saharaui de la época, y munición de armas de guerra habitualmente usadas por las tropas marroquíes. En el caso de una de las víctimas, se he podido determinar, a partir de pruebas forenses y del testimonio de sus familiares, que murió por causas naturales durante el éxodo de sus familiares. En otros tres casos se ha acreditado su muerte de forma violenta, mientras que uno de los cuerpos hallados, correspondiente al de una mujer, no parece estar relacionado con el conflicto armado.
Además, han documentado el impacto de los bombardeos de febrero de 1976 en los supervivientes. Esa labor de investigación toma forma en el libro ‘Los otros vuelos de la muerte’, que, en palabras de Beristain, «no es una exposición el horror, sino la historia de un pueblo contada a través de los historiales médicos de las víctimas de esos bombardeos jamás reconocidos por Marruecos y que constituyen crímenes de guerra».
En mayo de 2014, un equipo médico coordinado por el jefe de traumatología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla viajó a los campamentos de Tinduf para recoger las evidencias de estos ataques aéreos en los supervivientes. «Las personas heridas han sufrido en sus cuerpos las secuelas de la guerra como una huella imborrable. Son a la vez la prueba de las atrocidades cometidas y el testimonio de lo que no se puede olvidar», ha subrayado Beristain.
Disposición de las víctimas
La mayoría de aquellos supervivientes viven en la wilaya de Dajla, situada a más de tres horas del resto de los campamentos de Tinduf. «Ese lugar fue construido lejos de Tinduf, porque allí en ese momento había una base militar en la que aterrizaban aviones del Ejército argelino y el constante ruido de los aviones generaba pánico y terror en las víctimas que habían sobrevivido a los bombardeos. Construirlo lejos fue una manera de proteger a las víctimas de ese recuerdo permanente de lo vivido que supone volver otra vez al escenario de la pesadilla escuchando el ruido de los aviones», señala.
Beristain ha remarcado también la disposición de las víctimas, que «han tenido el valor de exponer su intimidad. No es fácil dejarse fotografiar las lesiones. Han puesto su intimidad al servicio del reconocimiento de una historia negada». Critica que «nunca una organización internacional ni Naciones Unidas han realizado una investigación sobre estos bombardeos contra la población civil».

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