CRÓNICA DE LA SEGUNDA SESIÓN DEL CURSO DE
VERANO DE LA FIM Y EL PIE. EL ESCORIAL MARTES 18 DE JULIO
Los imperialismos ibéricos, ¿qué fueron y
qué queda de ellos?
“La cultura oficial de España quiere
“borrar del mapa la historia del imperialismo español y la cuestión del Sáhara”
Juan Carlos Gimeno (UAM).
La segunda jornada del Curso de Verano de
la FIM y el PIE giró en torno al análisis de los imperialismos español y
portugués, en concreto, de los proyectos imperialistas impulsados por las
dictaduras fascistas de España y Portugal en el siglo XX. La jornada tuvo lugar
el 18 de julio, fecha del golpe de estado fascista de 1936.
La primera ponencia corrió a cargo de Juan
Carlos Gimeno, Profesor de Antropología y Doctor en Filosofía por la
Universidad Autónoma de Madrid (UAM), experto en la cuestión colonial española,
en especial, en el Sáhara occidental. El profesor Gimeno comenzó recordando,
como reconoce la ONU, como el Sáhara es uno de los 17 territorios coloniales
aún existentes, constituyendo el territorio más grande y más poblado aún sin
descolonizar, siendo la última colonia de África.
A pesar de haber sido una de las grandes
potencias imperiales, el imperialismo español es poco estudiado y poco conocido
por parte de la población española, algo especialmente “sangrante” en el caso
del Sáhara, verdadero conflicto olvidado a nivel nacional e internacional.
A partir de la Guerra de Ifni (1957-1958),
y en el contexto de los procesos de descolonización, la España franquista opera
de manera contraria al resto de los países y declara el estatus de provincia
(la número 53) al Sáhara, constituyendo un ejemplo tardío de imperialismo
formal en plena época de la descolonización. Esta situación perduró hasta la
década de los setenta con el inicio de la lucha del Frente Polisario.
El profesor Gimeno recuerda “que España
sigue siendo el país administrador del Sáhara” responsable del proceso de
referéndum de autodeterminación, “lo cual sitúa a Marruecos como país
ocupante”.
Juan Carlos Gimeno denuncia la activa
invisibilización y banalización del problema del Sáhara, con el claro objetivo
de “borrar del mapa la historia colonial española y la cuestión del Sáhara”.
Una política que es especialmente activa en los medios de comunicación que
niegan todo espacio al problema del Sáhara y la responsabilidad que España
tiene en esa situación.
Los Acuerdos de Madrid de 14 de noviembre
de 1975, por los que España se retira y permite la ocupación del Sáhara por parte
de Mauritania (posteriormente derrotada por el Frente Polisario) y por
Marruecos, permitiendo a éste último, culminar la ocupación ilegal del Sáhara,
la cual forma parte del proyecto de la monarquía de Marruecos del Gran Magreb.
La Marcha Verde por tanto es una ocupación ilegal del territorio saharaui, acto
constitutivo del nacionalismo marroquí.
La retórica de la Dictadura franquista era
la de la “hermandad”. Ciudadanos saharauis lucharon en la Guerra Civil con
Franco bajo el discurso de la “hermandad entre cristianos y musulmanes contra
los rojos y ateos”. Este discurso de la “hermandad” de base religiosa encubría
una retórica imperialista que buscaba el sometimiento de la población saharaui
y la explotación de los recursos.
La actitud de las clases dirigente en
España desde 1975, no es fruto de una coyuntura política delicada derivada de
la crisis de la dictadura, tal y como se cuenta de manera oficial, sino que
corresponde a un proyecto español deliberado del abandono del Sáhara y permitir
su ocupación, consecuencia de una cultura imperialista, que entiende al Sáhara
un territorio subordinado, sin derechos, al que se les quitó la nacionalidad
española, beligerante con el Frente Polisario y la RASD y que explica la
permisividad de España respecto a la violencia y persecución de la población
saharaui y de apropiación de sus recursos.
De esta forma el Profesor Gimeno concluye
como el conflicto del Sáhara es la máxima expresión de las consecuencias del
imperialismo español y de la persistencia de una cultura imperialista que
predomina entre las clases dirigentes en España y que ha logrado permear en
gran parte de la población en la asunción del Sáhara como un cultura de
segunda, sin derechos.
(…)
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