Fuente: Diario La
Realidad Saharaui/DLRS, martes 14 de abril de 2020
ARTICULO DE
OPINIÓN
De Alien Habib
Uld Kentaui, intelectual y diplomático saharaui, integrante de la "Generación del 73
Saharaui"
(...) "ya es hora de ser más inclusivos y de abrazar y absorber una nueva generación de cuadros educados en todas las instituciones de nuestra organización y en el rango de la más alta jerarquía del liderazgo"
Durante las últimas cinco décadas,
acontecimientos dramáticos en su mayoría dolorosos jalonaron el sendero trazado
por la lucha del pueblo Saharaui. Estos agonizantes episodios no lograron
desmoralizar ni amedrentar al indómito pueblo saharaui. Los momentos de dolor
siempre han enriquecido la resistencia, galvanizado e inyectado vigor ante una
situación aparentemente insuperable. Probablemente este es el secreto de
nuestra resistencia, de nuestro desarrollo y de nuestra legendaria persistencia
en la heroica lucha por la libertad. La muerte de Emhamed Khadad es el ejemplo
más reciente de que cuando la adversidad azota, una y otra vez ese instinto
único del pueblo saharaui se agudiza: no sucumbir nunca al dolor, no dejarse
abrumar por los lamentos, no rendirse nunca ante los cataclismos, sabiendo que
"no hay un camino fácil hacia la libertad".
Simplemente nos inclinamos ante la gloria de
nuestros mártires caídos y continuamos imperturbables en el mismo camino
marcado por su sangre y sus enseñanzas. Conscientes de los poderosos enemigos
que acechan al pueblo Saharaui, y de los obstáculos en nuestro camino, una
profunda reflexión se convierte en el imperativo del momento; Una que es inducida
por la muerte de Emhamed Khadad y la concatenación de muertes de muchos de
nuestros líderes en los últimos años -Presidente Abdelaziz, Mahfud Alibaiba,
Bujari Ahmed, Jalil Sid Emhamed, Bachir Esgair, y muchos de la misma
generación- es la evidencia de que una generación entera de líderes se está
desvaneciendo, y lo que todo esto conlleva. La catástrofe horroriza y asombra
por la rapidez y la pauta. En este momento, el sentido común parece
murmurarnos: ya es hora de ser más inclusivos y de abrazar y absorber una nueva
generación de cuadros educados en todas las instituciones de nuestra
organización y en el rango de la más alta jerarquía del liderazgo.
Sumergirlos en el calor de la lucha,
entrenarlos para enfrentar los múltiples desafíos e inculcarles el delicado
significado de asumir responsabilidades. El propio Emhamed Jadad fue muy
explícito sobre este tema en su última exhortación. La muerte sucesiva de
varios líderes es un toque de clarín para que el Frente Polisario reflexione
profundamente e infunda vitalidad, ímpetu y energía en sus instituciones para
garantizar la continuidad de la épica lucha del heroico pueblo saharaui. Rindo
un homenaje al logro, espíritu de sacrificio, abnegación y desinterés del
pueblo saharaui, también un merecido homenaje a sus militantes, combatientes y
cuadros. Pero la grandeza, la lucidez, la abnegación y el espíritu de
sacrificio significan también comprender el momento crítico para una transición
vital -en políticas y en liderazgo. El éxito de cualquier transición, es ante
todo su interiorización como una necesidad y la gallardía en aceptar sus
consecuencias. Su fracaso, es la tibieza, ambivalencia y torpeza en el orden de
precedencia en las políticas y objetivos. La abrupta desaparición física de los
líderes sin una reserva segura de potenciales abanderados entrenados y listos
para llevar en alto la antorcha de la lucha, no es menos peligrosa para una
transición exitosa; Crea desorden, fricciones y luchas internas. En nuestra
situación es una espada de Damocles que pende sobre nuestra causa.
Pueblos, naciones y organizaciones en
circunstancias similares perecieron o sobrevivieron aceptando o ignorando esta
verdad eterna. Mugabe, Gadafy y Arafat (OLP) fallaron esta prueba. Perecieron
sin muchos honores. Sus naciones y pueblos sufrieron evitables pruebas. Nelson
Mandela, Sam Nujoma, y los próceres que lideraron la lucha de liberación en
Sudáfrica y Namibia, -ANC, SWAPO- comprendieron las lecciones de la historia.
Vivirán eternamente; sus pueblos y naciones navegaron seguros entre ruinas y
calamidades. Incluso las grandes potencias están sometidas al mismo escrutinio
de la historia. La Unión Soviética se desintegro y China resucitó como el nuevo
imperio celestial, en virtud de sus enfoques de esta certeza inmutable. Es una
verdad de Perogrullo recalcar la unanimidad sobre los logros de Emhamed Khadad
-y los de la singular generación de sus compañeros caídos- como líder
incomparable y diplomático consumado, o sobre su inestimable contribución a la
causa del pueblo saharaui.
No menos valiosa es la invitación a una
profunda reflexión sobre sus últimas exhortaciones y sobre las lecciones e
interrogantes provocadas por la enormidad de su prematura desaparición. Meditar
a fondo sobre estas reflexiones en estos momento de ansiedad podría ser la
savia para que la acacia de nuestra resistencia resurja más vigorosa, erguida,
y floreciente, nuestro movimiento de liberación más fortalecido y exitoso.
Revisar y profundizar en los temas claves ya no es una opción, es una
necesidad: ¡retomar la iniciativa!, ¡Fortalecer la cohesión de nuestro pueblo!,
¡Organizar, aprovechar y potenciar la vitalidad de las fuerzas dispersas de
nuestra juventud!, ¡reavivar el espíritu de militancia y creatividad de
nuestros intelectuales, de nuestros escritores y de toda nuestra
intelectualidad! Este es un llamamiento urgente a nuestros militantes, a
nuestros dirigentes y a todo el pueblo saharaui. GLORIA ETERNA A NUESTROS
MÁRTIRES
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