miércoles, 2 de diciembre de 2009

La Ghandi saharaui. Columna de opinión del Diario Panamá América


“Mi causa es la causa justa de los derechos humanos, jamás he empuñado un palo, mi causa es pacífica”, así se expresa, desde el exilio y en huelga de hambre. Aminatu Haidar, la defensora de los derechos del pueblo Saharaui que más reconocimientos y apoyos ha recibido por parte de las organizaciones internacionales de protección de derechos humanos.

La lucha de Haidar, considerada por los Saharauis como su madre, para darle a su pueblo la autodeterminación para decidir su destino político, como lo establece la Carta de Naciones Unidas y ha sido validado por la Corte Internacional de Justicia, y que le ha hecho ser merecedora de toda una serie de premios como el Coraje Civil de la Fundación Train; pero también han caído entre sus manos el Juan María Bandrés de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado o el galardón de Derechos Humanos de la Fundación Robert Kennedy, entre otros .

Sin embargo, Marruecos la considera su enemiga lo que le ha costado la cárcel en más de una ocasión por espacio de más de cuatro años en donde estuvo aislada y en la “sombra” en la llamada cárcel negra de El Aaiún, centro de tortura y violaciones de los derechos humanos, con los ojos vendados, sin comida y sin acudir a que se le presentaran cargos en un proceso penal ante las autoridades judiciales.

La lucha del Pueblo Saharaui y las violaciones a los derechos humanos de su población por parte de las autoridades marroquíes han sido ignoradas de manera cómplice por una comunidad internacional que con su pasividad voltea la cabeza y cierra los ojos ante una situación que se torna insostenible y mas aun cuando observamos como países como Francia, Estados Unidos y España, esta ultima traicionando su Alianza de Civilizaciones, no condenan tales atropellos ni compelen al Reino de Marruecos a comportarse como les corresponde dentro del concierto internacional.

La cancillería panameña debería pronunciarse en torno a la situación de la activista Aminatu Haidar, la Ghandi Saharaui, y exhortar al gobierno marroquí que respete los derechos humanos de una mujer que nos ha demostrado que la no violencia es el sendero de la libertad y que más temprano que tarde dicho pueblo lograra pronunciarse sobre su futuro y derribar los muros que le impiden su unidad territorial y poblacional.

He tenido la oportunidad de intercambiar opiniones con su Excelencia Ali Mahmud, Embajador de la República Árabe Saharaui en Panamá, el cual realiza una divulgación permanente de la situación existente de violaciones y abusos al orden internacional y a los derechos humanos en los territorios Saharauis ocupados por Marruecos y que deben empezar a cesar, como un homenaje a la lucha de Haidar y de tantos otros mártires y víctimas de esa ocupación ilegal.

Este artículo fue escrito el día 2 de diciembre de 2009, en una de las columnas de opinión del Diario Panamá América

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