miércoles, 16 de junio de 2010

Informe de la V Delegación de Observadores internacionales en los territorios ocupados del Sahara


*Fuente: Itziar Fernández Mendizábal, Observadora internacionales en los territorios ocupados del Sáhara

Informe de la V Delegación de Observadores internacionales en los territorios ocupados del Sahara



El Aaiún, Sáhara Occidental, 07 al 10 de junio de 2010

El pueblo saharaui, tanto en los campamentos de refugiadas y refugiados en Tindouf, Argelia, como en el Sahara Occidental ocupado por Marruecos, sigue luchando de modo pacífico por su autodeterminación e independencia. En este momento uno de los objetivos desde el Sahara Occidental ocupado por Marruecos es poder visitar a sus familias en los campamentos, ejerciendo el derecho a la libre circulación, lo que les es negado sistemáticamente por las autoridades marroquíes, y, además, demostrar al mundo que el pueblo saharaui es uno - tanto la población que está en los territorios ocupados del Sahara Occidental, como quienes viven en la zona sur de Marruecos, en territorio también saharaui ocupado por Marruecos, como las y los refugiados en el exilio en Argelia y en los territorios liberados - con un objetivo común, la autodeterminación y la independencia, reconociendo al Polisario como la autoridad legítima que representa a todo el pueblo saharaui.

En Octubre de 2009, 7 activistas saharauis de la zona ocupada viajaron a los Campamentos de refugiados y refugiadas saharauis ubicados en Tindouf (Argelia) y a la vuelta a El Aaiún fueron torturados y detenidos bajo la acusación de sedición, por lo que van a ser juzgados en Consejo de Guerra, lo que en Marruecos supone una condena de pena de muerte, 4 de ellos han sido excarcelados. La única mujer del grupo porque presentaba signos de demencia, producto de las torturas, y otros tres fueron excarcelados la pasada semana, tras una larga huelga de hambre y por las presiones internacionales, pero tres más siguen en las cárcel marroquí, sin que se sepa que va a ser de ellos.

Pues bien, con posterioridad a este hecho, y con el fin de seguir reivindicando los tres objetivos que se señalan al principio, desde una óptica de resistencia civil y de modo totalmente pacífico ausente de cualquier violencia, han continuado saliendo desde las zonas ocupadas del Sahara Occidental grupos de hombres y mujeres a los Campamentos, en el intento de conseguir, aún con mucho sufrimiento, al menos esta pequeña parcela de libertad.

Cinco han sido las veces en que han organizado estas delegaciones. Tras la primera, con la presencia de personas de otros países que les acompañaban como observadoras en el momento de entrar en El Aaiún, y, probablemente por la repercusión internacional que tuvo el caso de Aminetu Haidar en el que quedó al descubierto la represión marroquí contra la población saharaui, no se han producido detenciones de activistas, aunque sí a su llegada cargas de la policía contra las y los saharauis que les esperaban.

La última, hasta el momento, delegación de activistas, la V, que han viajado a los Campamentos lo ha hecho en las dos semanas anteriores al 7 de junio en que han vuelto a El Aaiún. En este caso, 9 saharauis han viajado a los campamentos, 6 hombres y 3 mujeres, todos han sufrido la represión marroquí en sus propias personas. Uno de ellos Sluh Delal estuvo, como una hermana y un hermano suyo, desaparecido durante 11 años en cárceles marroquíes sin que nadie supiera su paradero, el resto, aun a pesar de su juventud en algunos casos, han sufrido directamente la dureza del régimen policial marroquí, con detenciones arbitrarias, torturas y cárcel. Estas personas son: Mohamed Sluh Delal; Fatimate Elheraeh; Hassana Aalia; Abdelkhalik El Marhi; Lela Lili; Hassana Badi; Mohamed Ali Sidzen; Fadala; Ndour Mohamed Rachid.

Como observadores de lo que podía sucederles a su llegada a Casablanca y, sobre todo, posteriormente al llegar a El Aaiún, nos desplazamos 8 personas, 7 del Estado español y un británico, Joel Lopez-Ferreira. Del Estado español: Alberto Suarez Montiel, de Asturias, Damian Lopez Lopez de Córdoba; Cristina Martinez Benitez de Lugo, de Madrid; Juan A. Lisbona Nogedal de Malaga; José Carlos Muñoz Romero de Huelva y; Enrike Lertxundi e Itziar Fernandez Mendizabal de Euskal Herria.

Fuimos testigos presenciales del registro exhaustivo que se efectuó a las y los saharauis en el aeropuerto porque, a pesar de que la policía marroquí pretendía que saliéramos del aeropuerto sin las personas saharauis, nos mostramos firmes y sólo salimos cuando al grupo saharaui también le dejaron salir.

De allí nos fuimos con el grupo de la delegación saharaui a Hay Matalah, el barrio saharaui más activo en la reivindicación de sus derechos y escenario de la intifada saharaui, donde la policía ya no se anduvo con chiquitas y cargo contra la gente que esperaba a las y los activistas con dureza, así como a las personas de la delegación que había viajado a los campamentos y a quienes les acompañábamos como observadores, que fuimos objeto también de los golpes policiales de los que nuestras moraduras dan fe. No obstante, y a pesar de esta carga de policial, pudimos entrar en la casa de uno de ellos donde se les efectuó un recibimiento impresionante por parte de un grupo numeroso de hombres y mujeres saharauis que les aperaban impacientes, con temor por lo que les podía suceder y con alegría inmensa al verles llegar a las tres mujeres y los seis hombres de la delegación sanos y salvos.

Lo que hemos podido comprobar hasta el momento, a 8 de junio, es que esta zona de El Aaiún, y por lo que nos cuentan todo el Sahara Occidental, está totalmente tomada por la policía. Sus estrechas calles están vigiladas constantemente por uno o dos furgones de policías, además de por coches sin identificación y muchos policías de paisano, de modo que es imposible efectuar un solo movimiento sin que ésta lo sepa, como dice Enrike Lertxundi, es como si todo el tiempo estuviéramos en una enorme comisaría.

Ya en el momento del recibimiento tuvimos ocasión de conocer a hombres y mujeres que han sido víctimas de esta represión sistemática en que vive el pueblo saharaui en su propio territorio Eran decenas las personas que nos relataban las torturas que han sufrido en las cárceles marroquíes donde han estado encarceladas entre 5, 10, 18 y más años, en el caso de muchas de ellas habiendo pasado 4 de esos años todo el tiempo con los ojos vendados y en unas condiciones infrahumanas.

Resulta impresionante escuchar sus testimonios y conocer todos lo que están padeciendo y ver cómo, a pesar de todo esto, siguen en la brecha luchando por ensanchar sus derechos y con un objetivo claro: la autodeterminación e independencia de su pueblo y el poder vivir en un Sahara libre, como les corresponde por derecho propio y como está reconocido por todo el derecho internacional y las propias Resoluciones de la o­nU reconoce.

Un pasito mas que se ha dado estos días, modesto, pero importante para su causa, ha sido el que quienes estamos aquí como observadores nos hayamos quedado a vivir con las familias saharauis, en lugar de ir a un hotel como ha pretendido la policía marroquí en todo momento, vigilando cada uno de nuestros pasos e “invitándonos”, de modo intimidatorio, continuamente a ir a un hotel, a lo que no hemos accedido. Estamos dispersos en distintas casas de familias saharauis, aunque sin ninguna seguridad de que de un momento a otro la policía irrumpa en la casa donde se nos cobija y nos obligue a ir a un hotel o, incluso, que nos obligue a abandonar no solo el Sahara Occidental, sino también Marruecos.

El pueblo saharaui, en su larga lucha que dura ya más de 35 años- desde que el Estado español abandono la colonia dejándolos indefensos ante Marruecos que entro a ocupar a fuego y sangre todo el territorio del Sahara Occidental, - muy rico en pesca, fosfatos y otro tipo de minerales - sigue necesitando que personas de otros países les acompañen en estas acciones de resistencia civil pacífica que les permita ejercer mínimamente sus derechos. Este pueblo continúa necesitando de la solidaridad internacional para conseguir su justo objetivo de vivir libremente en su territorio, como un país soberano regido por un Gobierno propio elegido democráticamente por las y los saharauis.

2ª PARTE

Día 8 de junio de 2010

Este día por la mañana, las personas que estamos como observadoras la pasamos con la familia que nos ha acogido, recibiendo numerosas visitas de saharauis que quieren mostrarnos su agradecimiento por nuestra presencia y contarnos sus vivencias, que en todos los casos resultan terribles debido a la represión y acoso a la que es sometida la población saharaui, así como a su situación social, con imposibilidad de trabajar e, incluso, de estudiar pues a estudiantes brillantes se les suspende de modo que no puedan acceder a estudios superiores que les posibilite una mayor formación, salvo que estén dispuestos a trasladarse a otra zona de Marruecos donde el régimen les proporcionaría casa y trabajo, con el fin de integrarse dentro de la sociedad marroquí y olvidar su cultura y, sobre todo, sus reivindicaciones políticas como pueblo.

También recibimos la “visita” de la policía, insistiendo, de mejor o peor manera que de todo ha habido, en que pasemos por Comisaría y nos traslademos a un hotel. Nuestra respuesta es que, ya que saben perfectamente con que familia nos alojamos cada una de las personas que estamos como observadoras, por lo que no es necesario que vayamos a declarar a Comisaría y que, en todo caso, nos lleven ellos. A esto último se niegan, porque está claro que no les interesa dar la imagen de la realidad, que no es otra sino la de un Estado policial en el que se niega a las y los saharauis incluso la posibilidad de convivir con personas de otros países, de modo que no puedan contarnos su situación.

1.- A la tarde tenemos una primera reunión con representantes de las cinco delegaciones que han viajado a los Campamentos. El miembro de la primera delegación que acaba de ser liberado, Yahdih Terruzi, nos cuenta el infierno que han vivido – y en el que todavía están tres compañeros – en la cárcel marroquí donde fueron internados y donde él ha estado 8 largos meses. En una celda de 1,5 m2, estaban dos personas totalmente incomunicadas de las demás, sin permitírseles salir de la celda y recibiendo malos tratos de modo continuo, El encarcelamiento de las personas que integraron esta primera delegación, y la acusación de sedición y relación con el enemigo – refiriéndose a la visita a los Campamentos de refugiados y refugiadas saharauis – por la que van a ser juzgados en Consejo de Guerra, pretendió ser una “advertencia” del Régimen marroquí para que no vuelvan a repetirse este tipo de acciones, pero debido a la presión internacional – que se disparó con la situación de Aminetu Haidar – y a la huelga de hambre que protagonizaron los detenidos y que ha tenido repercusión en los medios de comunicación extranjeros, ha resultado un boomerang para el propio Estado marroquí, que, de algún modo, parece que se encuentra en una situación incómoda para reprimir a las siguientes delegaciones, máxime cuando éstas cuentan con el apoyo de personas de otros Países- De ahí la importancia de que personas de fuera estemos presentes en el momento en que las delegaciones vuelven al Sahara Occidental desde los Campamentos.

Cada representante de las distintas delegaciones, van narrando no sólo su experiencia en esta acción puntual - que en un principio tenía más carga de acción humanitaria de poder visitar a las familias en los campamentos y mostrarles a quienes viven en el exilio la situación en las zonas ocupadas, pero que ha devenido en un arma política contra el régimen marroquí, pues se trata de un desafío a los tremendos límites que tienen las y los saharauis para poder viajar y trabajar por la causa de su pueblo – también nos cuentan con ejemplos propios la violación sistemática de sus derechos humanos y la represión diaria y continua a que son sometidos las y los saharauis en su propio territorio. Todas las personas que han viajado en las cinco delegaciones son activistas de derechos humanos integrados en diferentes asociaciones: para la defensa de las y los desaparecidos, de las personas encarceladas, para la defensa de las riquezas naturales del Sahara Occidental… y, a su vez, todas ellas con un objetivo común: lograr la autodeterminación y la independencia del pueblo saharaui y el derecho a vivir libremente en su territorio.

En esta reunión nos cuentan el horror del genocidio al que han estado sometidos las y los saharauis en los territorios ocupados por Marruecos, sobre todo desde 1975 hasta 1991, en que era común que desaparecieran cientos de personas que luego han sido encontradas asesinadas en fosas comunes, violaciones a mujeres y jóvenes, enterramiento hasta el cuello en unas especies de tumbas y todas las torturas y sevicias que puedan ser imaginadas.

En 1991, con el alto el fuego, cede un poco está actuación del régimen marroquí, pero sin que en ningún momento hayan cesado las violaciones de derechos humanos y el cerco policial al que están sometidos, y del que, quienes hemos acompañado a la quinta delegación, podemos dar fe.

La organización de las delegaciones a los campamentos, en este momento, tiene como objetivos los siguientes:

1º.- Visitar libremente y por razones humanitarias, como está recogido en los acuerdos del alto el fuego de 1991, a sus familias saharauis en los campamentos y a la inversa. Hay que tener en cuenta que las familias, en una cultura de clan, están separadas desde hace más de 35 años.

2º.- Ejercer libremente el derecho a la libre circulación sin ningún tipo de trabas.

3º.- Reflejar lo que es una realidad que a menudo se pretende distorsionar: que el pueblo saharaui es uno – se encuentre en los territorios ocupados, en el sur del Marruecos, en los territorios liberados, o en el exilio en Tindouf (Argelia) - y que su presentante legítimo es el Frente Polisario. Que su objetivo común es conseguir la autodeterminación e independencia que les pertenece y que tienen reconocido por los tratados Internacionales y por las Resoluciones de la o­nU

4º.- Demostrar al Estado marroquí que su lucha por conseguir este objetivo de soberanía plena no va a cejar y que la autonomía que se les ofrece no la quiere el pueblo saharaui, por lo que van a continuar ejerciendo una resistencia civil ante la represión de que son objeto por parte de las autoridades marroquíes.

Para todo ello, además de mostrar su agradecimiento a la solidaridad internacional que vienen recibiendo por parte de organizaciones y personas de distintos países, manifiestan la necesidad de que se dé cobertura y apoyo a estas acciones, así como que se haga oír su voz en el exterior y que se denuncie al Estado marroquí por las violaciones continuas y sistemáticas de los Derechos Humanos de la población saharaui.

Por parte del grupo desplazado como observadores para acompañar a la quinta delegación, se les responde que cuentan con toda la solidaridad personal y de las organizaciones que representan, así como que es necesario que se dé una mayor coordinación entre ellos y las Delegaciones saharauis del Polisario en otros países, de modo que se pueda organizar mejor este acompañamiento.

2.- Tras esa primera reunión, nos trasladamos a la casa de un preso político que lleva varios años en la cárcel. Saludamos a su padre, muy mayor y enfermo, y nos reunimos con familias que tienen a sus hijos e hijas encarceladas, quienes nos narran las condiciones en que viven en la cárcel y las dificultades para tener comunicación con ellas.

En primer lugar hay que señalar la tremenda impunidad de la policía a la hora de detener, e incluso de secuestrar a las personas saharauis, encarcelándolas sin que sus familias o allegados sepan que ha sido de ellas y negando el encarcelamiento, ya que sin que medie prueba alguna detiene a jóvenes y mayores simplemente por ser activistas de derechos humanos o por participar en manifestaciones pacificas, sometiéndoles a torturas. En el juicio no es necesario demostrar con pruebas la comisión de ningún delito, ya que para dictar sentencia sirve con el testimonio policial.

Las visitas de las familias están muy limitadas, y siempre se realizan ante la presencia de funcionarios de prisiones, sin que se les permita hablar de la situación de otras personas presas o de cualquier acontecimiento que los funcionarios puedan considerar político. En ese momento se desaloja a la familia y a la persona presa se le incomunica y se le tortura.

Antes de entrar a la visita, las familias son cacheadas, se les incautan los teléfonos móviles y normalmente son insultadas, encontrándose en muchas ocasiones que se les impide visitar a sus hijos a pesar de ser día de visita. En esta reunión tenemos el testimonio de varias madres, cuyos hijos están encarcelados y actualmente realizando una huelga de hambre en la Cárcel Negra de El Aaiún. También está en la reunión con su testimonio el hermano de Ahmed Mahmud, un joven activista que desapareció en Casablanca, y ante su ausencia personada la familia ante la policía, ésta negó que supiera cual era su paradero, y al final, tras tres meses de angustia sin saber nada de él, la familia pudo saber, por la información de otro preso saharaui que había sido liberado, que se encontraba encarcelado en Casablanca en situación de incomunicación tras haber sido torturado. La situación actual de este preso, conocido como activista de derechos humanos en El Aaiún, es que se le acusa de traficar con droga, falsificar dinero y formar parte de una banda criminal, lo que es absolutamente falso, pero va a ser condenado en base a estos cargos. Esta actuación de la policía empieza a ser bastante común y a las y los activistas saharauis se les acusa de cometer cualquier tipo de delitos comunes, con el fin de evitar el estatus de presos políticos que les corresponde.

Día 9 de junio de 2010

Por la mañana mantenemos una reunión el grupo desplazado para acompañar y ejercer como observadores de la quinta delegación. El objetivo, ya que venimos de lugares dispares y representando a diferentes Asociaciones de apoyo al pueblo saharaui, o como en el caso de Enrike Lertxundi al Colegio de Abogados de Gipuzcoa, es coordinar la transmisión a los medios de comunicación de la situación de las y los saharauis en el Sahara Occidental, así como la transmisión de esta información por internet y otros medios. Decidimos elaborar un comunicado para la opinión pública y, también, elaborar unas sugerencias prácticas para las personas que posteriormente se desplacen para poyar estas acciones. En esta reunión nos informa Cristina Martínez que ella y José Carlos Muñoz, acompañados de Javier Sopeña, solidario del Estado español que se encuentra en las zonas ocupadas y que acompañó en su día a la segunda delegación, han tenido ocasión de estar con la Asociación de Víctimas Olvidadas, que está tratando de conseguir atención sanitaria para personas saharauis represaliadas a las que les han quedado secuelas de tipo físico y psíquico. Plantea Cristina la posibilidad de que desde el Estado español se pueda llevar a cabo una labor humanitaria con estas personas, de modo que puedan ser acogidas por familias y atendidas por la sanidad pública. Ella va a trabajar en este sentido, para lo que está dispuesta a coordinarse con otras personas interesadas en este problema.

A la tarde proseguimos con las reuniones con distintos grupos de activistas saharauis. En casa de Elghalia Djimi, Vicepresidenta de la Asociación Saharaui de Víctimas de Derechos Humanos, mujer de gran prestigio entre la población saharaui, por su valentía y por haber padecido cárcel durante muchos años y haber sido represaliada duramente por el régimen marroquí, además de por su enorme capacidad intelectual.

En primer lugar, nos reunimos con ex trabajadores de la empresa Fosbucraa, empresa que durante la colonización española pertenecía al INI, y que en la pseudo descolonización el Estado español se quedó con el 35% de las acciones, Mauritania con el 15% y con el resto se quedó Marruecos. En este momento todo el capital de esta empresa, como de otras que funcionaban en el territorio del Sahara Occidental está en manos de Marruecos.

Desde 1976, con la colonización del Sahara Occidental por parte del régimen marroquí con el fin de tener un censo más numeroso que el saharaui, mucha población marroquí, a la que se le da trabajo y casa para vivir se ha trasladado a la zona ocupada, con lo que actualmente la proporción de la población es de 1 saharaui por 100 marroquíes.

El trabajo que tenía la población saharaui, actualmente lo tiene la población marroquí, siendo altísima la tasa de paro entre las y los saharauis, habiéndose disparado el nivel de pobreza entre la población originaria saharaui.

Pues bien, ex -trabajadores de Fosbucraa, que han sido desalojados de sus empleos y no cuentan con pensión de ningún tipo, así como las viudas y las y los hijos de trabajadores fallecidos, vienen reivindicando sus derechos sin que por parte del régimen marroquí se les dé ninguna satisfacción. Todos los jueves realizan una manifestación pacífica ante las oficinas de la firma sin que, salvo el cerco policial al que se les somete, nadie les haga caso. Por nuestra parte se les sugiere poner esta situación en manos de los Sindicatos del Estado español, para lo que nos entregan un documento donde se refleja su situación.

Posteriormente teníamos prevista una reunión con las personas activistas de las delegaciones a los campamentos pero en medio, y por tratarse de una situación grave, nos entrevistamos con las madres de tres presos políticos en la Cárcel Negra de El Aaiún que han podido contactar hoy miércoles con sus hijos y conocer que estos desde el lunes, han sido incomunicados y torturados por el propio director de la cárcel, sin que se les haya dado de comer. Se trata de los jóvenes Bachri Ben Taleb, de 28 años de edad y 5 de condena; Eheikh, de 26 años y también 5 años de condena y de Mohamed Berkane de 23 años de edad y 1 año de condena. Ésta es una actuación muy grave por parte del Director de la cárcel, que a instancias de las y los activistas marroquíes, nos comprometemos a denunciar, enviando escritos de denuncia a los Ministerios de Justicia e Interior del Gobierno Marroquí, así como al Embajador de Marruecos en España y al Cónsul de ese país, a los que añadimos el Presidente del Gobierno español y al Ministro de Asuntos Exteriores. Poniendo esta denuncia en la red de modo que pueda sumarse a la misma la mayor parte de población posible.

Prosigue la reunión, donde nos intercambiamos información, metodología para que el apoyo de otras y otros compañeros dispuestos a proseguir en estos acompañamientos como observadores sea eficaz para su causa y nos despedimos, no sin pesar, pero sí de modo alegre en una cena solidaria en casa de Mohammed Aalia y de Maimouna, padre y madre del joven activista Hassana Aalia.

Nos despedimos, pero con la seguridad de que vamos a volver y que tampoco vamos a cejar en que este pueblo consiga su total soberanía con la independencia que les corresponde para ejercerla en todo el Sahara Occidental libre de la colonización del régimen marroquí.

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