miércoles, 16 de junio de 2010

Salah Amaidan: “Marruecos intentó comprarme para que dejara de difundir la lucha saharaui”




DIAGONAL Marta Cambronero Sábado 12 de junio de 2010.

El té cae espumoso sobre cinco o seis vasos mientras Salah Amaidan, atleta profesional saharaui, contesta a nuestras preguntas. El Comité ’Sáhara Occidental a los Juegos Olímpicos’ le acogió y acompañó en todo momento en su visita a Zaragoza, donde el pasado 6 de junio corrió la carrera nacional en ruta de 10 km. Aquejado de una lesión leve en la pierna, quedó quinto en la prueba, aunque su objetivo principal era otro: hacer visible la lucha de su pueblo, al que no puede regresar en condiciones de seguridad desde 2003.

“Es la primera vez que he visto a jóvenes españoles y saharauis al mismo tiempo animando en una carrera. La acogida ha sido muy calurosa, espero que no sea la última”, dice Amaidan, quien hoy corre en Pamplona, también en representación del pueblo saharaui. “No corro por ningún otro país”, agrega. En ocasiones, compite por el club francés en el que está federado, pero siempre que puede elige hacerlo por el Sáhara. “Podría hacerlo por un sponsor pero lo elijo así”, reitera Amaidan. De hecho, corre el doble de pruebas por su pueblo que por su club.

Uno de sus sueños es ver la bandera saharaui ondear en los próximos Juegos Olímpicos de Londres 2012. “Hay muchos deportistas en los territorios ocupados, en otras disciplinas pero del mismo nivel e incluso mayor, que tienen que competir por Marruecos sin alternativa. Para ellos también es importante”, explica Amaidan. De ahí que el mundo activista por la liberación del Sáhara Occidental concentre ahora sus esfuerzos en promover esta iniciativa en países como Italia, España o Inglaterra, donde el movimiento tiene más apoyos.

Desde 2003, Salah sólo ha podido volver al Sáhara una vez, el pasado mes de noviembre. Durante cinco días y protegido por Minurso (Misión de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental), pudo visitar su ciudad de origen, El Aaiún, donde se encontró con una atmósfera muy dura. “Estar en la calle era estar en territorio militar. Cada vez que salía de casa estaba vigilado y no pude visitar a todos los familiares que quería ver. Al final tomé la decisión de quedarme en casa”, lamenta.

El Gobierno marroquí le ha ofrecido quedarse. “Intentaron comprarme con mucho dinero para que me quedara en el Sáhara, para dejar de difundir la lucha fuera de allí”, asegura. Pero esa no es la paz que buscan él y los suyos. “No se respetan los Derechos Humanos en los territorios ocupados y tenemos 55 presos políticos en las cárceles de Marruecos y en la de El Aaiún”, recuerda Amaidan. Por eso defiende con orgullo el activismo, en su caso a través del deporte. “Quiero hacerlo en Francia, porque también tiene parte de culpa: con su derecho de veto impide ciertos avances”, critica.

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