Javier Bardem denuncia el olvido histórico del pueblo saharaui y el "servilismo" del Ejecutivo de Zapatero respecto a Marruecos, por negarse a condenar la masacre de El Aaiún
PUBLICO SUSANA HIDALGO Madrid 16/11/2010 05:59
El actor Javier Bardem es uno de los rostros más conocidos entre los que abanderan la causa saharaui. El sábado estuvo en la multitudinaria protesta de Madrid. Bardem concedió ayer por teléfono, desde el extranjero, una entrevista a Público para denunciar la actitud del Gobierno español, que calificó de "vergonzosa", "servilista" e "irresponsable".
¿Cuál es su vínculo con el Sáhara?
Hace mucho tiempo que tengo relación, pero en 2008 estuve en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) con el festival de cine Fisahara. Estar con los saharauis crea una relación diferente. Lo que más me impresionó es la forma de ser de ellos, su comportamiento y su generosidad.
¿Qué le parece la actitud que está teniendo el Gobierno español en este conflicto?
Me parece que hay muchos calificativos, y quiero encontrar el adecuado [hace una pausa]. Irresponsable lo define bien. Y de vergüenza.
El Ejecutivo afirma que está priorizando la relación con Marruecos a la hora de no condenar los hechos.
El decir que la relación diplomática está por encima de la defensa de los derechos humanos debería avergonzar al presidente, a todo el Gobierno y a los políticos de todos los colores que van cambiando de opinión sobre el Sáhara según están en el Gobierno o en la oposición. En el momento en que llegan a la Moncloa se someten a una dictadura como la marroquí. Yo entiendo que hay una política de interés comercial, sobre temas migratorios o de terrorismo, pero ninguna política de seguridad tiene que estar por encima de los derechos humanos. No puede ser la excusa para cerrar los ojos y dar la espalda a las torturas, al hecho de que hay gente en prisión por expresar sus ideas. Cuando en nombre de algo se está dando la espalda a los seres humanos, ese Gobierno, en este caso el español, se convierte en responsable de lo ocurrido.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de las declaraciones de los miembros del Ejecutivo español?
Lo que más atónito me ha dejado es la claridad y la falta de escrúpulos en decir que, en un momento tan crucial, están con Marruecos por encima de todo lo que pueda pasar. ¿Cómo puede decir la ministra de Asuntos Exteriores que no condena porque no tiene datos oficiales? ¿Quién se los va a dar entonces? ¿Marruecos?
Precisamente Marruecos deniega la entrada en El Aaiún a la prensa española y además la acusa de tergiversación.
Y eso provoca que no haya testigos de lo que podría tratarse de una masacre de una población por un motivo ideológico, y que están viviendo sólo a 100 kilómetros de Canarias.
Aminatou Haidar denunciaba el sábado pasado en una entrevista a este diario la gran separación que hay entre el Gobierno y lo que clama la sociedad española.
La sociedad civil española es fundamental para los saharauis y hay unos vínculos especiales a través del programa de acogida de niños en vacaciones. Pero ningún gobierno ha estado nunca atento a ese vínculo. Y en este momento tan alto de tensión y de crisis, el Ejecutivo español se está retratando con su dejadez y su apoyo incondicional a Marruecos. El Gobierno ha estado siempre separado de los ciudadanos españoles respecto al Sáhara. Pero ahora más que nunca.
También decía Aminatou Haidar que Marruecos, al no recibir reproches, debe estar pensando que es una superpotencia...
Marruecos, con esta actitud servilista de España, parece una niña mimada. Con esta aprobación a la violación de los derechos humanos se está creando un precedente muy grave. ¿Qué mensaje estás transmitiendo, que si usted es un país preferente, entonces tiene derecho a matar y torturar?
¿Qué se puede hacer para que el conflicto no quede, una vez más, en el olvido?
No lo sé, si lo supiera... Es evidente que esto va más allá de una relación bilateral entre Marruecos y España. Tiene que intervenir la Unión Europea, las Naciones Unidas, que encabecen el proceso Francia y Estados Unidos... Que se devuelva a los saharauis lo que es suyo.
Por su contacto con el pueblo saharaui, ¿cómo ve a las generaciones más jóvenes?
La gente joven tiene un referente distinto a los mayores, que han asistido más pacientes a ver si fructificaban las negociaciones. Pero esta generación puede que esté pensando: ‘Para que nuestra causa se oiga tiene que haber muertos'. Y la no intervención del Gobierno español está alentando esa idea.
Usted y otros artistas entregaron recientemente en el palacio de la Moncloa 250.000 firmas para pedir una solución al conflicto del Sáhara. ¿Han obtenido alguna respuesta?
Hubo unos contactos, pero luego se cancelaron. No hay nada más, es un tema incómodo para ellos; lo que me parece insultante, no hacia mi persona, sino hacia la trágica situación que se está viviendo en el Sáhara.
Como actor, ¿de qué manera está denunciando lo que ocurre en el Sáhara?
Estoy rodando junto a Álvaro Longoria, director de la productora Morena Films, un documental sobre la causa saharaui. He intentado que tanto autoridades españolas como marroquíes hablen para el documental y no he obtenido respuesta. El documental es lo de menos, es simplemente que ante la voluntad de dialogar, de exponer unas ideas, la respuesta es el silencio. Pero seguiremos insistiendo.
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